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CRÓNICAS

Sobre volcanes, virus y otras criaturas...

  • Nos desplazamos hasta Isla Decepción y conocemos la base Gabriel de Castilla
  • El paisaje de esta isla volcánica es diferenta del resto de la Antártida

Por
Crónicas - Antártida un continente para la ciencia (II parte)

"Nosotros hemos venido a la Antártida a buscar virus". Fue la primera frase del virólogo Antonio Alcamí cuando en el buque Las Palmas nos encontramos con él  y le pedimos que nos contara... Nosotros también, de algún modo, habíamos afrontado nuestro viaje antártico pensando en los virus de Alcamí y López Bueno,  uno de los proyectos de los que más habíamos oído hablar antes de embarcarnos en este viaje...

Buscando virus en la Antártida

Tuvimos que conformarnos con escucharles... Su lugar de trabajo, península Byers, en Isla Livingston, es zona de especial protección y no obtuvimos permiso para acceder a ella. Aunque ya sabíamos desde Madrid que iban a grabar con sus cámaras y nos dejaron un estupendo material... En cuanto a su viaje hacia el sur embarcados en el buque Las Palmas, tampoco pudimos acompañarles... Nos hubiera gustado, pero teníamos otros planes...

En Isla Livingston habíamos conocido una de las dos bases antárticas españolas, la  Juan Carlos I, la primera que se abrió, en 1988... Pero, aproximadamente  a unas 20 millas naúticas de distancia, unos 37 kilómetros, se encuentra Isla Decepción, un lugar muy especial dentro de la Antártida, un volcán activo donde solo existen dos bases científicas y una de ellas, la argentina, este verano austral permanecía cerrada... La otra es la española  Gabriel de Castilla, un nombre que, para los que no vieron la primera parte de este viaje, hace honor a aquel almirante español a quien algunos atribuyen el avistamiento, por primera vez en la historia, de tierras antárticas...

El Buque Las Palmas fue el encargado de llevarnos de una Base a otra... Una travesía que imaginábamos corta y sin problemas, pero que se convirtió en una especie de preludio de lo que sería nuestra vuelta en barco hasta Argentina durante tres días... Las condiciones meteorológicas no fueron las mejores y a punto estuvimos de no poder desembarcar en Decepción... La isla nos recibió con fuertes vientos y nieve, y apenas podíamos imaginar sus contornos. Pero, gracias a la habilidad de Santi, el patrón del Las Palmas, llegamos a la orilla, donde nos esperaban algunos de los miembros del destacamento militar que gestiona y mantiene esta Base antártica.

Una de las cosas que más sorprende en Isla Decepción, es lo distinta que es del resto de la Antártida... Su paisaje es como un recuerdo, como un sueño, la mayoría de las veces en blanco y negro, que te avisa constantemente de su carácter  volcánico, su poder escondido y latente... Cuando sale el sol, parece un oasis dentro de los hielos, y, tal vez por eso, nuestro compañero Nacho Cañizares, se empeñó en darse un baño en sus aguas... Tal vez oyó decir a alguien que la temperatura allí dentro es unos grados superior a la que existe fuera. Tal vez, simplemente, quería "sentir" cumplido un repetido deseo. Y llevó a cabo su plan, con luz y taquígrafos...

Baño antártico, grito antártico

Veníamos de la Base Juan Carlos I, en pleno proceso de remodelación... y llegamos a la Gabriel de Castilla, con instalaciones nuevas, recién estrenadas... La Base estaba al completo, con distintos grupos dedicados a distintas tareas... estudiar la isla-volcán,  el estado de salud de focas y lobos marinos, los ecosistemas de las playas... Y de todos aprendimos algo... incluso una nueva palabra: poliqueto..., que es como decir "gusano marino", pero con un poco más de ciencia... No creo que la olvide fácilmente...

Tampoco creo que olvidemos ninguno, aquellos ya lejanos, y a la vez tan próximos, días y noches antárticas... Incluido nuestro viaje de vuelta, por mar, durante tres días, con el buque Las Palmas al completo. Nuestro paso del Drake no fue precisamente bueno; y todos los viajeros, salvo honradas excepciones (como la de Carlos, nuestro realizador o el virólogo Antonio Alcamí), estuvimos más tiempo tumbados en el camarote que con los piés en el suelo... Si es que se puede llamar suelo a una plataforma flotante que incluso llegó a los 45 grados de inclinación... Pero... así es la mar y los viajes al continente antártico.

La Antártida es muchas cosas a la vez y es difícil describir las sensaciones que produce.

Experiencias antárticas