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Pilar Albarracín

Emisión 20 de marzo de2006 · La 2

Por
Pilar Albarracín

Monográfico dedicado a Pilar Albarracín (Sevilla, 1968), conocida sobre todo por sus video-performances en las que, con humor y desparpajo, subvierte los clichés del folclore andaluz que, desde la época franquista, han representado a España en el extranjero.

En sus primeras acciones realizadas en la primera mitad de los años noventa y documentadas en fotos ("Toilette", 1991) o en video ("S/T" , sangre en la calle, 1992), ya se pueden observar algunos elementos presentes en sus trabajos posteriores, como la sangre y una teatralidad exagerada. 

En "Escaparates" (1993) introduce por primera vez la ironía tan característica de sus obras posteriores, así como el camuflaje, estrategias ambas que volverá a utilizar en "Musical Dancing Spanish Doll" (2001).  En los dos trabajos juega al escondite con el espectador y lo reta a mirar más detenidamente. A la vez propone una reflexión crítica sobre la rigidez y superficialidad de los estereotipos cuya función restrictiva expone de forma muy directa en "La noche 1002" (2001).  Al trabajar aquí sobre un estereotipo oriental (el de la bailadora del vientre) muestra cómo, independientemente de la cultura que pretenden representar, los estereotipos se nutren no sólo desde dentro sino, a través del exotismo, también desde fuera. 

Pero la lucha de Pilar Albarracín contra las identidades preestablecidas no solo combate los tópicos culturales, sino también el sexismo inherente a ellos.  "Bailaré sobre tu tumba" (2004) es un intenso diálogo sobre tablas que representa, una vez más, la lucha entre los sexos, la incapacidad del hombre de salirse de los roles impuestos y la lucha de la mujer por romper con las convenciones que la obligan a la sumisión. Esta crítica de las identidades rígidas, de la falta de comprensión y de la inflexibilidad ya estuvo implícita en la serie de dibujos "Las mujeres barbudas" (1997), el primer trabajo de la artista sobre el género y la identidad sexual. Tanto aquí como en el resto de su obra la artista aboga claramente por la diferencia y las identidades flexibles. 

Con la escultura interactiva "El espejito" (2002) reta los convencionalismos que rigen la sociedad contemporánea en lo que a cánones de belleza se refiere, mientras que en "Precisión" (1998) ya había mostrado lo que cuesta cumplir con éste tipo de imposiciones socioculturales. La investigación sobre la identidad llevada acabo por Pilar Albarracín es universal a la vez que personal y la acción "Se busca - me he perdido" (1997) se puede interpretar como una reflexión sobre el hecho de que la búsqueda de la propia identidad puede o debe no acabarse nunca.

Aún siendo la deconstrucción de los estereotipos el tema principal y la video-performance el medio de expresión preferido de la artista, su ¿repertorio¿, de hecho, es más amplio. En la serie de bordados "Pañuelos para llorar" (1997) rinde homenaje a las mujeres cuya expresión creativa se ha visto limitada a las labores manuales femeninas hasta hace poco. La performance "Prohibido el cante" (2000) y la instalación "Muro de jilgueros" (2004) defienden la libertad de expresión y la libertad de movimiento. Ésta última se ve también restringida en "Viva España" (2004),  una crítica de los espectáculos mediáticos. De forma muy distinta lo público y lo privado se confunden en "Te quiero, Jose" (2004),  una instalación-acción en la que, al igual que en "Lunares" (2004) reaparece la sangre en relación con la mujer como elemento dominante. Pero no siempre el rojo, tan presente en los contra-espectáculos de Pilar Albarracín, es sangre: en "La cabra" (2001),  un baile liberador y purificador, el rojo que mancha el vestido blanco de la artista proviene de su pareja de baile, una bota de vino tinto.