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'La cocina', de Arnold Wesker

Carta de Violet, camarera de Marango's

  • Como parte del proceso de construcción de sus personajes, los miembros del reparto de La cocina, en versión de Sergio Peris Mencheta, imaginaron una carta de su personaje. Esta es la de Xenia Reguant.

Por

Querido hermano, ¿cómo estás? Cada segundo que pasa me hago esta pregunta. No tengo noticias tuyas, y eso me hace estar angustiada, y cuando estoy angustiada soy menos cuidadosa. Ya sabes qué nos decía papá. “Debéis ser muy cuidadosos, el mundo está lleno de caminos y no todos llevan a buen puerto. Diferenciar unos de otros es cuestión de estar alerta.” Tú saliste más a mamá. Mamá era una soñadora, una persona débil, una niña. Incluso en sus últimos días, cuando la enfermedad la tenía totalmente consumida, ella decía que se iba a salvar, lo decía con una mirada tan llena de esperanza que resultaba aterrador. Tú no lo recuerdas porqué eras un chiquillo muy pequeño. Pero yo solo quería que se la llevara ya la muerte para no ver ese engaño en su mirada. Papá fue estricto, sí, pero era un hombre bueno que quería protegernos. No sé por qué te cuento todo esto, estoy desatada, no doy pie con bola en estos días. Pronto te veré y eso me calma y me consuela. Pero debes escribirme, quedamos que no me escribirías, dijimos que era la manera de que no te hundieras. Pronto tendré el dinero, he tenido un percance en el Carlton pero ya tengo otro trabajo. El sitio es una pocilga, pero pagan bien y a tiempo. Si vieras cómo trabaja esa gente… No son profesionales, son gente que no sabe nada sobre la hostelería. Yo tengo una formación, pero eso es un sálvese quien pueda. Mis años de interna con la señora Basil, las horas extras en el restaurante de su hermano… Yo no soy una perdida que se pone a servir porqué pagan bien, yo sé lo que me hago. Ahí dentro todos hablan de fuera. De lo que han hecho o de lo que harán, pero nadie se fija ni pone atención en hacer bien su trabajo, eso les da igual. Hay un chico, Kevin, que me recuerda a ti… O quizás no, quizás es una ilusión, una mala pasada del corazón… Luego hay un Alemán ¿Qué les pasa a los Alemanes? Creen que les debemos algo, creen que deberían haber ganado la guerra y se pasean por nuestras calles llenos de soberbia. A veces tengo instintos asesinos, me pasa también con las mujeres. Con las rameras de labios rojos y escotes pronunciados, Se me pone un nudo en el estómago con ese tipo de mujeres. No sé porqué te cuento todo esto, yo no soy yo, por favor escríbeme.

Con afecto,

Violet

RTVE

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