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La visita de Andy Warhol a España, de la exposición a Chinchón

  • En el 35 aniversario del fallecimiento del artista norteamericano recordamos su visita a Madrid
  • La rueda de prensa fue "muy curiosa, muy esperpéntica y con ingredientes de provocación"

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Andy Warhol en la rueda de prensa en la galería Fernando Vijande
Andy Warhol en la rueda de prensa en la galería Fernando Vijande

“Uno de los máximos representantes del llamado pop art, pintor y cineasta norteamericano moría en un hospital de Nueva York víctima de una infarto de miocardio a los 58 años de edad”, así explicaba la muerte de Andy Warhol el informativo España a las 8 de Radio Nacional de España el día siguiente del deceso. Falleció el 22 de febrero de 1987.

Señalaron lo “fácil” que podía ser recordado “tanto por sus obras y su imagen”: “Medio pintor, medio fotógrafo, medio periodista norteamericano de pelo albino cortado a tazón, miope, con gafas de cristal muy grueso que revolucionó el arte norteamericano y mundial en los años 60”. Destacaron el diseño de los botes de sopas Campbell, su primer trabajo famoso, “el de unos jabones para lavadora que aquí no consumimos”, también “el retrato de Marilyn Monroe vestida y peinada como Mao Tse Tung”.

El Noticiario 'Andy Warhol'

“Llegó al arte desde el consumo e hizo del consumo su máximo objetivo. Recorrió el mundo con una cámara instantánea al hombro fotografiando absolutamente todo lo que encontraba a su paso y cobrando un disparate de dólares por las copias resultantes. Warhol fue, además, el creador de una gran revista símbolo de Nueva York: Interview. Dirigió cine y sus películas se convirtieron en parte de la mitología gay. Su actor, Joe Dallesandro, se encaramó a esa cima del culto homosexual junto a Marilyn o a Marlene Dietrich, pero acabó abandonando a Warhol y el artista hizo lo propio con el cine”.

Este 22 de febrero de 2022 se cumplen 35 años del fallecimiento. En Radio Nacional de España aprovechamos para recordar su pasó por Madrid a través de lo que se ha contado en Radio Nacional

El guía privado de Warhol

El crítico de arte Vicente Carretón vivió en México en 1981. Cuando se encontraba de vuelta hacia España a principios de 1982, paró en San Francisco y Nueva York. En esta última ciudad conoció “por casualidad a Christopher Marcos, un fotógrafo que yo admiraba mucho porque había publicado un libro que reflejaba toda la escena punk neoyorquina de finales de los años 70”, explicó en Hoy empieza todo en 2012.

“Me quedé sorprendido de que me llevase a la Factory [el estudio fundado por Warhol], me lo presentase y pudiésemos ir a algunas inauguraciones conjuntamente, fue en enero del año 82. Yo sabía que iba a venir a inaugurar su exposición en Fernando Vijande, no pensé que se iban a acordar de mí”. Marcos “había empezado a viajar con Warhol a todas partes del mundo para documentar sus viajes, porque por otro lado, le hacía todo el trabajo de laboratorio fotográfico de sus fotografías. Resulta que nada más aterrizar en Madrid, lo que hicieron fue llamarme”.

Carretón se instaló aquellos días en el hotel donde estaban alojados y desde allí fueron “a todos lados”. “De repente me convertí en su guía privado a lo largo de toda su estancia madrileña. Me encargué de llevarles a Chinchón y a Toledo. Firmó en una de esas barricas de los mesones de Toledo. Creo que más que las cosas turísticas, lo que le interesó fue un poco la vida social”.

La rueda de prensa y el Prado

La visita fue a principios de 1983. Vino a clausurar una exposición suya. “Sus obsesiones sobre lo fálico, la violencia y el catolicismo, la religión que profesaba, se traducen en el título de la muestra organizada por Fernando Vijande”: Cruces, cuchillos y pistolas, contaban en España a las 8. “Protagonizó una rueda de prensa en Madrid muy curiosa, muy esperpéntica y probablemente con ingredientes de provocación”, recordaba el periodista de Radio Nacional Javier Tolentino años después en Siete días.

Gregorio Corral, periodista de Radio Nacional, estuvo en aquella histórica rueda de prensa y lo rememoró en Siete días: “A la que llegó escoltado y enfermo, no paró de hacer fotos con su Polaroid. Habló poco y mal, pero tuvo el arrojo de envolverse en una bandera americana”.

Visitó el Museo del Prado “que no duró ni 15 minutos”, destacó Corral, y “no miro ni un solo cuadro. Se dedicó a fotografiar a los que los miraban, una actitud, la más lógica, en el artista posmoderno”, contaron en España a las 8 el día después de su muerte. “Hizo grabar su nombre en uno de los carteles taurinos que venden en las inmediaciones, entre El Soro y Manuel Benítez 'El Cordobés', fiel reflejo de su forma cínica de ver el arte”, añadieron en Siete días.