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REPORTAJE

Cómo acabar de una vez por todas con el tabú de la palabra "coño"

  • Después de la polémica entre Cheeto, Miss Andie y Tense por el uso de la palabra "coño", nos planteamos varias cosas
  • ¿Es el lenguaje un fiel reflejo de la sociedad? ¿O es solo un instrumento del que nos servimos para expresarnos?
  • Hablamos con la socióloga y lingüista Sara Engra y con la cómica influencer Peny Jay
  • Penny Jay: "No hay que demonizar a nadie y mucho menos a una mujer por decir: mi coño”

Por
Egoland
Egoland

¡Eres un coñazo! ¡Estoy hasta el coño! ¡Qué coñazo! ¿Qué coño nos pasa con la palabra "coño"? ¿Por qué la usamos para describir cosas o situaciones negativas mientras que "la polla" tiene connotaciones mucho más positvas? Podríamos decir incordio, pesado, fastidio, aburrido, molesto... Pero sin embargo ya hemos interiorizado en nuestro lenguaje "coñazo" como algo habitual. Pues bien, en este texto vamos a hablar del coño sin miedo, sin tapujos y sin complejos. Así que una recomendación: abstenerse ofendiditos.

¿De dónde viene "coñazo"?

Según la Real Academia Española (RAE), coñazo es esa persona o cosa latosa e insoportable. Es un aumentativo de coño, del latín cunnus, en la antigua Roma forma vulgar de referirse a la vagina, e incluso de identificar a la mujer.

Si buscamos en internet los orígenes de la palabra son variopintos. Hay incluso referencias a una peli porno de un tal Armando Flores (se comenta que aburridísima) de principios del S.XX y algún otro un poco más histórico, como el que señala Pancracio Celdrán. Según el periodista: "Es voz acaso formada a partir del sentido figurado de enconar=irritar, cargar, exasperar, cuya acción y efecto sería el enconamiento o encono". Sin embargo, él cree que "el uso figurado de esta voz tiene su origen en el uso exclamativo de la misma, y con el que antaño se denotó sorpresa, contrariedad o alegría".

Por otra parte, hay quienes atribuyen su origen al oficio más antiguo del mundo para referirse a ese momento en el que las prostitutas habían usado tanto su vagina que a sus clientes ya no les resultaba tan apetecible y por tanto era un "coñazo". ¡Hay que ver! En fin, sea cual sea su etimología y origen, es cierto que se ha convertido en una de esas expresiones que refleja el machismo que aún sigue vigente en nuestra lengua y por tanto en nuestra sociedad.

Volviendo a la sociedad actual, hace unos días estalló una nueva polémica dentro del mundo gamer, y no, no nos referimos al tema de los impuestos y Andorra. Resulta que durante un directo de Twitch una gamer dijo: "y mi coño también" en respuesta a un comentario anterior. Acto seguido, otro participante le soltó: “Tu coño cuando quieras, y cuando no también […] Si estás en paro aquí te damos faena". Frase despectiva que desató una acalorada disputa entre varios jugadores, entre ellos Sr Cheeto, que manifestaba sentirse ofendido con el uso de la palabra "coño". Lo cual, nos trae hasta aquí.

¿Qué ocurre con este término? ¿Si las mujeres dicen "coño" está mal, pero si los hombres dicen "polla o cojones" está bien? Charlamos con Sara Engra Minaya, doctoranda FPU de sociolingüística, y con la cómica Penny Jay para que nos cuenten qué opinan dos personas con coño de todo esto.

P: ¿Hay que romper el tabú con la palabra coño?

Sara: No creo que coño en sí sea una palabra más malsonante que polla o cojones. Ahora bien, creo que socialmente se percibe peor que las mujeres digan tacos, especialmente siguiendo patrones de comunicación tradicionalmente masculinos. Cada persona puede decidir qué palabras puede utilizar, pero no parece justo que una mitad de la población pueda expresarse de una manera que no es posible para la otra mitad.

Penny Jay: No te sabría decir porque mi universo es bastante LGTBI. Entre el bollerismo y el mariconeo estamos todo el tiempo con la palabra coño en la boca, pero entiendo que dentro del mundo masculino sigue siendo un tema un poco tabú. Creo que les sigue dando miedo y no entiendo muy bien por qué. Porque si tanto os gustan las mujeres, ¿qué tanto os asusta el coño? Creo que es más una construcción social sobre el hecho de que las mujeres siempre tienen que estar calladas y de que para ellos los órganos pertenecientes a las mujeres Cis son un misterio. La mujer es un misterio, no tiene vagina… ¡Qué vergüenza!

P: ¿En qué situación estamos ahora con esta palabra? Porque resulta muy curioso que a Cheeto, un famoso youtuber, le pareciese maleducado y ofensivo utilizarla.

Sara: Pues sí, resulta muy curioso que le pareciera ofensivo decir “mi coño” cuando horas después él escribió “me suda los cojones lo que habléis”. Como he dicho, no creo que coño sea en sí una palabra más fuerte que polla o cojones, el tema es quién ha dicho “coño”: al decirlo una mujer, y también al ser una palabra malsonante asociada con la feminidad, el efecto producido en quien lo escucha (y tiene algún prejuicio) es más fuerte que si fuera una palabra malsonante “neutra” en boca de un hombre. También creo que es importante aclarar aquí que Tense y Cheeto se escudan en que MissAndie ha dicho “y mi coño también” para tratar de justificar la respuesta de Tense, que es básicamente una insinuación sexual (“Tu coño cuando quieras, y cuando no también […] Si estás en paro aquí te damos faena”). En absoluto es un ofrecimiento inocente de trabajo, como quisieron hacer ver luego, ni estaban tan escandalizados al principio por la palabra coño o Tense no se habría insinuado.

Penny Jay: A mí lo que me resulta llamativo es que la opinión de Cheeto sea relevante para algo.

P: Decir “la polla” o “mis cojones” está normalizado, en cambio decir “mi coño” se ve a veces como maleducado o sexualizado ¿Es necesaria una normalización de la palabra?

Sara: Más que la palabra, que quizá también, sería necesario normalizar que las mujeres puedan decir tacos en los contextos sociales aptos para los tacos (que no son todos) sin parecer maleducadas o abiertas a invitaciones sexuales.

Sara: "Sería necesario normalizar que las mujeres puedan decir tacos"

Penny Jay: Claro, como la mayoría de las veces, las interacciones sociales que tienen lugar entre ellos, entre los hombres Cis, hablan de su polla, de su polla, de su polla, de sus cojones, sus cojones, sus cojones… Porque es su órgano favorito. Después dicen ser heteros. En mi monólogo tengo un chiste nuevo que dice algo así como: cuando un hetero amenaza a otro le dice: “me vas a comer la polla". Y digo yo: ¿amenaza o proposición? Y claro, todo lo que sale de la boca de las mujeres se ve como maleducado o sexualizado. Porque como nuestra sexualidad les pertenece, en el momento que tú hablas sobre ella es como: eh, me estás quitando algo que me pertenece. Solo a mí me pertenece hablar de tu coño cuando yo considere, si no se habla de mi polla, mi polla, mi polla… Por eso es necesaria la normalización de la voz de las mujeres, simplemente.

P: Curiosamente lo relativo al pene es “cojunudo”, mientras que si hablamos de la vagina es un “coñazo”. ¿Somos machistas cuando hablamos y no nos damos cuenta?

Sara: Bueno, sí, pero no necesariamente por este ejemplo. Vivimos en una sociedad en algún grado machista y desde luego se puede utilizar el lenguaje para perpetuar el machismo, de manera consciente o inconsciente, de igual manera que se puede utilizar para no ser machista. Pero es difícil establecer con precisión que este ejemplo preciso sea machista. Nos faltarían datos sobre el origen para estar seguros e, idealmente, comparar con otras lenguas expresiones similares, rastrear usos antiguos de la expresión, etc. Aunque, por supuesto, si un número importante de hablantes lo percibe como machista y deja de utilizarlo, pronto estará connotado como machista para la mayoría de la sociedad, sea cual sea el origen.

Penny Jay: Lo bueno siempre suelen ser palabras masculinas y lo malo siempre suelen ser palabras femeninas, sí evidentemente el lenguaje es machista porque el lenguaje es un reflejo de lo que la sociedad es. A medida que la sociedad va cambiando, el lenguaje se va regulando. Por ejemplo, el lenguaje que utiliza ahora mismo la comedia masculina más mainstream comparado con el lenguaje que usamos en la comedia femenina o LGTBI, tiene bastantes diferencias tanto en los temas como en la forma de hablar. Esto se ve con el uso de la e. Las mujeres y el colectivo LGTBI lo hemos empezado a usar un montón no porque sea algo que nos guste, sino porque molesta. Es algo nuestro y que nos diferencia, por eso lo vamos adaptando a nuestro discurso. El lenguaje al final es un reflejo de la sociedad y tú decides como lo usas.

P: De alguna forma, ¿el uso que hacemos del lenguaje es un reflejo de la desigualdad social en la que vivimos?

Sara: Este es uno de los grandes temas de debate en la lingüística y seguramente cada lingüista te pueda decir una cosa, con más o menos base. Han existido y existen lingüistas y paradigmas teóricos que defienden una separación radical entre lenguaje y sociedad, entendiendo la lengua como un mero instrumento ajeno a la desigualdad social, y que únicamente la muestra cuando nosotros la mostramos. El paradigma más reciente de la lingüística, el cognitivismo, estaría más lejos de esta idea que los paradigmas anteriores (estructuralistas), ya que para el cognitivismo la lengua refleja el conocimiento que tenemos del mundo. Yo coincido con esta idea y creo que nuestra lengua tiene partes que reflejan que somos machistas, homófobos… pero también otros aspectos más inocuos de la sociedad: por ejemplo, en el español peninsular las formas de tratamiento (tú / usted) están mucho más simplificadas que en otras sociedades con más jerarquía que la nuestra.

Penny Jay: Sí, porque según tus experiencias tú utilizas el lenguaje de una manera u otra.

P: ¿Deberíamos revisarnos cuando hablamos y sentirnos culpables por decir cosas como: ¡qué coñazo!?

Sara: Depende de lo que queramos conseguir: si queremos sonar menos machistas, racistas u homófobos… cuando hablamos, entonces sí deberíamos revisar qué decimos. También hay grados de machismo en el lenguaje: no es lo mismo llamar puta a una mujer que decir ¡qué coñazo! (ni siquiera tengo personalmente claro que esta última sea machista); o tampoco es lo mismo dos amigos gays que se llaman maricón entre sí que dos amigos hetero que hacen lo mismo. Y también es verdad que no es igual de grave una palabra machista que un caso de violencia de género, aunque los dos tengan la misma raíz.

Penny: "Es muy curioso que cuando tomas una decisión en el cambio del lenguaje la gente se altera"

Penny Jay: Sinceramente no nos tenemos que sentir culpables, si no que como ser humano tienes que decidir cómo te quieres mostrar al mundo y que valores quieres aportar de tu existencia. En eso consiste. Lo poco que podemos aportar son nuestros valores y nuestra experiencia de vida. Yo hay veces que digo: ¡Qué coñazo! Otras, sin embargo, en lugar de decir hijo/a de puta, digo hijo/a de putero porque son mucho peores los puteros. Ellos son realmente los que asesinan, los que violan y los que cuando hacen uso del trabajo de una mujer se piensan que no están tratando con una persona, sino con un objeto. Pero vamos que esto son decisiones que una va tomando. Es muy curioso que cuando tomas una decisión en el cambio del lenguaje la gente se altera porque te sales de lo establecido, de lo que se debe de decir, entonces estás marcando unos valores. Cuando yo utilizo la e, aunque en mi discurso esté hablando de otra cosa totalmente diferente, seguro que algún forocochero se asusta y dice: "Es una feminazi, a por ella", obviando todo el resto del discurso. Pero es eso, cada uno decide cómo expresarse en sociedad.

P: Quizás no se trata de demonizar, sino de darnos cuenta de que tenemos esta forma de hablar muy interiorizada y que está en nuestra mano cambiarlo. ¿Cómo lo hacemos? ¿Cómo se lo planteamos a las futuras generaciones?

Sara: Supongo que es un proceso de reflexión personal y, sobre todo, colectiva, para ver cuánto estamos dispuestos a decir o a dejar de decir. Los cambios lingüísticos ocurren poco a poco. Y también, seguramente, palabras que no son un problema para nosotros serán percibidas como poco adecuadas por generaciones posteriores (nos pasó a nosotros con lo de mariconez) y ellos continuarán, o no, con el cambio lingüístico.

Penny Jay: No hay que demonizar a nadie y mucho menos a una mujer por decir “mi coño”. Hay que demonizar a Cheeto porque le ofenda eso y porque yo creo que no se ducha. Y, ¿cómo planteárselo a futuras generaciones? Pues como podamos… Ahora estamos un poco en que no pensamos en el futuro, sino en el presente y en la supervivencia.