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EXPERIENCIA

Festivales boutique: qué son y por qué podrían convertirse en la opción más viable este verano

  • Con aforo reducido y experiencias personalizadas: las características de estos eventos
  • El compromiso medioambiental resulta clave en su organización
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Festivales boutique: ¿la opción más viable este verano?

La situación sanitaria en la que se encuentra sumido el mundo desde principios de 2020 ha provocado el parón en industrias de todo tipo. Entre ellas, la del ocio. Festivales, macroeventos e incluso conciertos en pequeñas salas han visto cómo tenían que posponer todos los preparativos a, con suerte, un esperanzador 2021. La alerta ante posibles contagios ha traído consigo el miedo a las aglomeraciones y en un intento por velar por la seguridad de cada usuario, cada vez son más los artistas que se atreven a hacer sus propios conciertos. Eso sí, manteniendo la distancia de seguridad, proporcionando mascarillas a sus asistentes y controlando la temperatura de todo aquel que acuda, por el momento, a un recinto abierto.

Pero... ¿qué ocurre cuando hablamos de festivales? España es uno de los países con más eventos de este tipo a nivel europeo. Y el considerado "turismo musical" es un factor relevante cuando hablamos del ocio en nuestro país. Ahora bien, ¿hay manera de llevarlos a cabo cumpliendo la normativa y sin riesgos para la salud? Parece que sí, y la solución podría estar en los conocidos como "festivales boutique".

¿Qué son los festivales boutique?

Cada vez está más extendido el término "economía de la experiencia". Es decir: aquellos procedimientos que van más allá de lo material y ofrecen servicios que complementan a la perfección el producto original. ¿Quién no ha ido a un festival y se ha encontrado con stands de tiendas que, casualmente, adora? Esto no es fruto de la casualidad, sino de estudios previos que configuran la vivencia idílica que tantos eventos se empeñan en proporcionar. Y un festival boutique, precisamente, vela por que esto se cumpla. Aunque no cuentan con una definición oficial, podría decirse que son pequeños encuentros en localizaciones privilegiadas donde se comprometen a ofrecer a los asistentes -de un número bastante reducido si lo comparamos con los festivales a los que estamos acostumbrados- una experiencia que traspasa las fronteras de la música.

Atrás quedaron las pistas con centenares de personas bailando sin apenas espacio. Estos festivales abogan por la contratación de artistas de caché que ofrecen a los usuarios una experiencia más personal e íntima, como si de una reunión se tratase. Bien podría asemejarse a la sensación que dejan los conciertos en pequeñas salas de música: menos aforo y mayor cercanía con el intérprete en cuestión. Sin embargo, el éxito de estos espectáculos no radica solo en lo reducido de su espacio, sino también en la simbiosis con cualquier tipo de arte. Arquitectura, escultura, pintura, danza, poesía, teatro... todo tiene cabida cuando hablamos de estos festivales. Ahora bien, ¿cuáles son los beneficios que ofrecen respecto a cualquier otro tipo de espectáculo?

Compromiso con el medioambiente e intimidad con el espectador

Al margen de lo beneficioso que resulta la reducción de aforo en una situación tan crítica como la que vivimos en la actualidad, los festivales boutique podrían convertirse en la opción más viable del verano si tenemos en cuenta algunas de sus características.

  • Precio menor. Aunque estamos acostumbrados a pagar abonos por acudir durante un fin de semana a un macroevento como el Dreambeach o Arenal Sound, los boutique permiten una rebaja considerable en el precio final. A cambio, el espectador puede disfrutar a sus anchas de la experiencia que se le está proporcionando sin tener por qué compartir espacio con mucha más gente.
  • Sin colas. ¿Cuántas veces nos habrá dado pereza acudir a un recinto debido a las aglomeraciones que se forman al entrar? Horas interminables que, en verano, pueden ser sinónimo de lipotimias o golpes de calor. Y en este sentido, los festivales boutique se cubren en salud y al ver reducido su aforo, este problema desaparece por completo: la entrada es rápida y las colas, inexistentes.
  • Entorno privilegiado. Como buena economía de la experiencia, la elección de un lugar alejado de las grandes urbes y que permita al usuario disfrutar de un entorno distinto al habitual, hace que los boutique se conviertan en un reclamo para los amantes de la naturaleza.
  • Compromiso con el medioambiente. Habitualmente, este tipo de festivales se localizan en espacios naturales donde, por norma general, la organización se compromete a velar por su cuidado. Los escenarios suelen estar a pie de pista, las infraestructuras no suelen ser de gran tamaño y la contaminación acústica reduce su impacto al ser entornos alejados de la ciudad y de la fauna.
  • Intimidad con el artista. Si por algo están luchando las grandes discográficas es, sin duda, por impedir que la intimidad entre artista-espectador termine desapareciendo. Los grandes conciertos confieren al intérprete el privilegio de disfrutar un llenazo en recintos de gran capacidad, pero los convierten en impersonales en el momento en el que el usuario pierde toda oportunidad de relacionarse con quienes estén sobre el escenario -bien sea a través de charlas, preguntas entre canción y canción o, simplemente, mientras se mantiene un contacto visual que se hace imposible en recintos como el Palau Sant Jordi de Barcelona o Wizink Center de Madrid-.

Teniendo en cuenta estos factores, no es difícil que más de uno vea viable un ocio bajo estas características. Se evitan aglomeraciones, se reduce el precio inicial y se disfruta de un espectáculo repleto de actividades que complementan al reclamo inicial. Todo ello, por supuesto, sin olvidarnos de las mascarillas obligatorias y el uso de gel hidroalcohólico. Cada comunidad aboga por sus propias medidas de seguridad, pero por norma general, en el territorio español se cumplencon estas premisas. Lo único que varía es la sectorización de las pistas y la colocación de usuarios en las gradas de los recintos.

Hasta que no se supere la pandemia, el sector intenta adaptarse con opciones de este tipo. ¿Estaremos ante la alternativa de diversión más segura de los últimos meses?