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Las inundaciones en Derna (Libia) que han causado miles de muertos se producen en un contexto de división territorial, guerra civil y ausencia de Estado que dificultan tanto las labores de rescate como la llegada de ayuda.

El este del país, donde se encuentra Derna, está controlado por el mariscal Hafter y su Ejército particular. Hafter es reconocido por Egipto, por lo que este país ya ha enviado ayuda. En cambio, los países que, como Argelia, reconocen al gobierrno de Trípoli, como el único legítimo de Libia, han enviado allí su ayuda, pese a que está en el oeste, lejos de Derna, ha explicado en el Canal 24 Horas de TVE Álvaro de Argüelles, de la web El Orden Mundial. 

Desde la desaparición del régimen de Muammar el Gadafi, explica Argüelles, Libia "se encuentra en una situación de violencia continua, con repuntes claros en 2014 y 2019 (hay quien habla incluso de una primera y una segunda guerra civil). Los enfrentamientos no son ideológicos, sino una multiplicidad de alzamientos locales. El caso que más se podría parecer es Somalia, donde pequeñas milicuias que se enfrentan por el control de recursos concretos, pero incluso allí hay una entidad (...) Libia es un caso único en el panorama geopolítico internacional". 

"Si la comunidad internacional, a la hora de dar la ayuda humanitaria, exige que existan canales de distribución claros y transparentes, podría ser positivo para el país a largo plazo. Pero incluso este escenario es probable que dé lugar a una nueva lucha de corrupción y clientelismo para ver quién se hace con la ayuda y la usa para su propio beneficio", ha añadido. 

Foto: Al-Masar TV / AFP

  • Hubo choques entre las fuerzas leales al Gobierno de Unidad Nacional (GUN) y las del primer ministro paralelo
  • Bashaga fue designado en febrero como primer ministro paralelo a Abdulhamid Dbeiba del GUN
  • Hospitales y edificios civiles quedaron dañados por los duros enfrentamientos con armas pesadas

Entrevistamos a Haizam Amirah-Fernández, analista del Real Instituto Elcano, sobre la decisión de posponer las elecciones libias, previstas en principio para este viernes 24 de diciembre de 2021, y que han sido aplazadas un mes.

Diez años después de la caída del dictador libio Muamar Gaddafi, Libia sigue a la espera de paz. La revuelta que acabó con décadas de tiranía generó una guerra civil que hoy todavía las instituciones internacionales intentan frenar. A pesar de sus grandes riquezas subterráneas, los problemas son gigantescos y los derechos humanos se incumplen constantemente a la espera de que en los próximos meses se celebren elecciones para intentar dotar a Libia de un nuevo inicio. Un reportaje de Mario Borrego.

El buque Geo Barents de Médicos Sin Fronteras, con casi 400 migrantes a bordo, permanece a la espera de que un país cercano permita su entrada en puerto. Las condiciones en alta mar empeoran pero el rechazo es habitual. Raquel González, responsable de relaciones institucionales la organización denuncia que las actuaciones que llevan a cabo en cada rescate suplen una tarea que debería ser responsabilidad de los gobiernos, mientras la Unión Europea no impulsa un plan de rescate y salvamento marítimo que ponga fin a esta dramática situación. 

Se cumplen 10 años de la muerte del dictador libio Muamar el Gadafi. Hablamos sobre cómo está el país una década después con Ignacio Gutiérrez de Terán, de la Universidad Autónoma de Madrid. La perspectiva humanitaria nos la proporciona Aurora Moreno. Charlamos con la periodista colombiana Jineth Bedoya horas después del fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el que condena al Estado de Colombia por los abusos que sufrió Bedoya tras ser secuestrada por paramilitares en el año 2000. Y sabremos más sobre la insostenible situación de los menores en Yemen con María Gámez.

Hoy se cumple una década del asesinato del dictador Muamar el Gadafi a manos de rebeldes surgidos al calor de la primavera árabe. Diez años después, Libia sigue siendo un Estado fallido, inmerso en la guerra y la violencia, donde milicias locales y grupos armados con mercenarios extranjeros se enfrentan por el control del territorio, con un gobierno nacional de unidad transitorio que no controla el país, un gobierno creado a instancias de la ONU y respaldado por buena parte de la comunidad internacional y un Parlamento en Tobruk bajo la tutela del mariscal Halifa Hafter.

Libia se ha convertido también en una cárcel inhumana para miles de migrantes que tratan de llegar a Europa. Ellen van der Velden, responsable de operaciones de Médicos sin Fronteras en el país, denuncia que son sistemática y aleatoriamente detenidos en centros inadecuados para que vivan en ellos seres humanos. "La mayoría de los centros de detencion son hangares para uso industrial, sin luz, sin agua ni instalaciones sanitarias", asegura.

Considera a la Unión Europea corresponsable de esta situación, por la cooperación que presta a los guardacostas libios que interceptan a los migrantes. Una conferencia internacional prevista para mañana intentará acelerar la iniciativa para la estabilización de Libia, impulsar su economía y la convocatoria de elecciones programadas para el 24 de diciembre, a las que tambien se quiere presentar uno de los hijos de Gadafi, Saif el Islam.

En la localidad de Leigh-on-Sea, en el condado británico de Essex, un joven de 25 años ha asesinado al diputado conservador David Amess con varias puñaladas. Desde Roma, valoramos con Jordi Barcia cómo está recibiendo la población italiana la norma que obliga a todos los trabajadores del país a tener un certificado sanitario para evitar el covid-19. Antonio Delgado nos cuenta cómo ha sido el homenaje al gaullista Hubert Germian, el último héroe de la Resistencia francesa, que falleció días antes, el pasado 12 de octubre, a los 101 años de edad. Conversamos con Lorena Cobas, de UNICEF España, sobre la situación de menores en centros de detención en Libia, y viajaremos al archipiélago de Tristán de Acuña con Iker Alvarez.

Pedro Sánchez ha viajado a Libia, país que clave para luchar contra el terrorismo. Está acompañado por la ministra de Exteriores y un grupo de empresarios para apoyar la reconstrucción de un país que ha estado 10 años en guerra civil. Arrasado por el conflicto, atraviesa un alto el fuego que espera que se pueda estabilizar con la convocatoria de elecciones.

Libia cuenta con las mayores reservas petroleras de África, las novenas del mundo. Es el gran atractivo económico del país norteafricano. El acuerdo de paz entre las partes que se disputan el poder, alcanzado el pasado mes de octubre, ha permitido pasar de los 155.000 barriles diarios de septiembre a un millón a finales del pasado año. Es medio millón todavía por debajo de los que se producían en la época de Gadafi. Pero la situación sigue siendo muy inestable y los graves problemas presupuestarios del nuevo gobierno nacional de unidad transitorio puesto en marcha con el respaldo de Naciones Unidas, obligan a la compañía nacional del petróleo a recortar en algunos momentos la producción.

Además del petróleo el turismo de costa es otra de las grandes oportunidades que ofrece Libia a los inversores. Sus casi 2.000 kilómetros de playa están sin explotar, no hay prácticamente ningún hotel. Una década de guerra y enfrentamientos entre milicias ha acabado con las infraestructuras del país, las autoridades transitorias estiman que la inversión necesaria para reconstruir el país supondrán más de 380.000 millones de euros durante los próximos cinco años, que deberán ir a infraestructuras críticas como el suministro de energía, agua corriente y telecomunicaciones.

Tal día como hoy hace 10 años, los libios se levantaron en armas contra Muamar el Gadafi, que gobernó el país africano durante más de 40 años. Pero la caída del dictador en 2011 no llevó la democracia a Libia, sino que comenzó una guerra civil que lo ha convertido en un estado fallido. Testigo en primera persona de esos sucesos fue nuestra corresponsal en Oriente Próximo, Cristina Sánchez.

Hace 10 años que empezó a florecer una revolución. El mundo árabe despertó, y el detonante fue una tragedia. Mohamed Bouazizi, un vendedor ambulante, se prendió fuego delante de una oficina gubernamental en Túnez como protesta porque la policía le confiscó sus productos.

Desde entonces la movilización social se multiplicó y cruzó fronteras. Fue el nacimiento de la Primavera Árabe, aunque su efecto no fue el mismo en todos los países. En marzo Siria cumplirá 10 años del conflicto más cruento del siglo XXI. En Yemen ya son seis.

En Egipto el régimen de Al Sisi se ha demostrado tan brutal como el de Mubarak. Libia es un caos de milicias enfrentadas que han fragmentado al país y tan solo Túnez ha alcanzado cierta estabilidad aunque la situación política y económica siguen deteriorándose allí donde nació la revolución. Hay quien dice que de la primavera se pasó al invierno árabe.