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Pep Brocal: "Es difícil saber la verdad sobre la participación de Caridad del Río en el asesinato de Trotski"

  • El dibujante publica una interesante biografía sobre la "Pasionaria catalana"
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En un primer plano de un cómic, una mujer con piel amarilla y cabello blanco fuma, mostrando una expresión de desaprobación. Viste una blusa roja y sostiene otro cigarrillo encendido, con humo saliendo de su boca.
Detalle de una página de 'Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras' (Garbuix Books)

El 20 de agosto de 1940, Ramón Mercader clavó un piolet a Trotski en la cabeza en su exilio mexicano. El político y revolucionario soviético moriría al día siguiente a causa de las heridas. Entonces, los poumistas de México echaron la culpa a la madre de Ramón, Caridad del Río, a la que retrataron como "la mano que mece la cuna", como una mujer fría y calculadora que había sacrificado a su hijo a la causa de Stalin. Pero... ¿Quién fue realmente Caridad del Río? Esa es la apasionante pregunta que intenta responder el dibujante Pep Brocal (Inframundo, Taxi), en Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras (Garbuix Books), galardonado con el primer premio Ara de cómic de no ficción.

"Se ha escrito mucho sobre Ramón Mercader, hasta el punto de que le ha robado casi todo el protagonismo a la madre -nos comenta Pep-. Pero yo creo que, aunque conectados, son personajes independientes realmente interesantes. Además, tendemos a narrar las historias de los hombres, mientras que las mujeres suelen quedar en segundo plano, hasta el punto de que acaba siendo complicado recabar documentación sobre ellas. Por eso me decidí a contar la fascinante historia de Caridad".

"La historia de una mujer -añade el guionista-, que es el retrato de una época, de un mundo, del que deriva el nuestro. También me gusta mucho porque es la historia de una mujer, Caridad del Río, que no solo es poliédrica, sino que, además, evoluciona muchísimo. Nació en una familia acomodada y estaba destinada, por origen y condición, a ser una madre de familia burguesa. Eso es lo que todo el mundo esperaba de ella".

"Pero por factores internos, psicológicos, de carácter, de personalidad..., y externos, le da un vuelco a su vida -añade el dibujante-. Una serie de desengaños amorosos la llevarán a interesarse por cuestiones políticas, dejándose seducir, primero por el anarquismo y luego por el comunismo, al que dedicará toda su pasión".

Página de 'Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras' (Garbuix Books)

¿Hasta qué punto fue responsable del asesinato de Trotski?

La gran pregunta que siempre ha planeado sobre Caridad es si ella convenció a su hijo para asesinar a Trotski. "Es un tema muy controvertido -asegura Pep-. Hay gente que dice que sin Caridad, su hijo Ramón no hubiera hecho lo que hizo, aunque sea por una cuestión de carácter psicológico. Lo que sí parece claro es que los hijos querían estar a la altura de Caridad, no querían defraudarla. Y estar a la altura de esa mujer no era fácil, porque era una fanática convencida que trabajó siempre por el comunismo. Por eso hay gente que está convencida de que ella estaba detrás del asesinato, mientras que otros dicen que en el fondo intentó desanimar a Ramón para que no lo hiciera. Es difícil saber la verdad, pero yo creo que esa cuestión psicológica de que los hijos querían estar a la altura de la madre, fue fundamental".

Viñetas de 'Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras' (Garbuix Books)

Apuntaba maneras desde muy pequeña

El cómic comienza con la infancia de Caridad y la educación que tuvo. "Yo creo que en su infancia ya apuntaba maneras de ese carácter -asegura Pep-. En su juventud tuvo un arrebato religioso que le llevó a ingresar en las Carmelitas Descalzas. Eso es lo que se dice, porque lo cierto es que hay muchas cosas sobre su vida que aún están por dilucidar. De ahí ese subtítulo que he puesto de "verdades, medias verdades y mentiras".

"Parece -añade-, que no pudo con la disciplina religiosa y abandonó el convento. Y esa pasión, porque todo lo hacía con absoluta pasión, la volcó en los caballos. Y en el círculo ecuestre de Barcelona conoció a Pau Mercader, hijo de la burguesía industrial catalana, con el que se casó cuando cumplió los 18. Tendrían cinco hijos pero ella nunca fue feliz con su esposo. Y cuando conoció no a uno, sino a dos aviadores franceses, le abrieron el mundo del anarquismo, de la lucha política. Incluso se fue a vivir a Francia con uno de ellos, intentado buscar la verdadera felicidad".

"Pero ese aviador murió en un accidente de coche y ella cayó en una depresión que la llevó a intentar quitarse la vida hasta en tres ocasiones -continúa el dibujante-. Fue cuando digamos que es el comunismo el que viene a rescatarla y se agarra a él como a un clavo ardiendo. Y se vuelve la más fanática de todos los comunistas del mundo".

Página de 'Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras' (Garbuix Books)

La "Pasionaria catalana"

En 1936 las Juventudes Comunistas y Socialistas se unieron bajo las mismas siglas: PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), al que Caridad perteneció. Y cuando el Berlín Hitler arrebató a Barcelona las Olimpiadas de 1936, organizaron la Olimpiada Popular de Barcelona. "Querían hacer los Juegos para quitarse esa espinita -nos comenta Pep-. Y se organizaron esas Olimpiadas Populares, del 19 al 26 de julio, a las que iban a acudir atletas de 22 países distintos. Pero el 17 de junio estalló la Guerra Civil y la mayoría de los atletas volvieron a sus países. Aunque unos 300 se quedaron para defender la República, convirtiéndose en el germen de las Brigadas Internacionales".

Caridad Participó en los combates para sofocar la sublevación militar en Barcelona y se unió a las columnas que partieron hacia Aragón. "Ella tenía un carácter apabullante -asegura Pep-. Era una mujer fuerte y enérgica y enseguida se puso al frente, por lo que la columna en la que luchó se conocía popularmente como "Columna Caridad del Río", y a ella se la apodó la "Pasionaria catalana", pero en el frente resultó herida durante un ataque aéreo y tuvieron que ingresarla con once heridas graves. Además de que su hijo Pau murió en Brunete".

"Ahí fue cuando decidió que estar en primera línea era demasiado peligroso y comenzó otro tipo de lucha -continúa el dibujante-. Así que viaja hasta Madrid para avisar a Ramón de que ese no es el camino a seguir. Y deciden instalarse en París, donde entablaran contacto con Leónid Eitington (supuesto amante de Caridad por entonces y uno de los responsables de la inteligencia político-militar soviética). Leónid era como un sabueso que perseguía sin descanso a Trotski para matarlo por todos los medios. Y de esa reunión va naciendo el complot para acabar con la vida de Trotski, porque cuando los planes principales de asesinato fallaron, fue el propio Ramón el que dijo: "Yo lo haré".

"Al morir Lenin -añade Pep-, Stalin había quedado en una posición muy buena para ir eliminando a todos los demás miembros del partido que le podían hacer sombra. Y los lleva al exilio, como es el caso de Trotsky, pero con la idea de perseguirlos y acabar con ellos. Y lo iba consiguiendo, pero Trotski era un hueso duro de roer que se refugió en Noruega, Turquía y finalmente México. Stalin aseguraba que Trotski era un agente de Hitler. Los dos eran revolucionarios pero entendían a la Revolución desde aspectos parecidos pero irreconciliables. Y sobre todo, hay una posición de poder. No puede permitirse darle ninguna oportunidad a Trotski porque es una lucha de voluntades".

Página de 'Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras' (Garbuix Books)

La primera mujer condecorada con la Orden de Lenin

Tras el asesinato de Trotski, Ramón Mercader fue condenado a 20 años de prisión en México, mientras que Caridad fue condecorada con la Orden de Lenin. "Fue la primera mujer condecorada con esa insignia tan importante, porque para Stalin el asesinato de Trotski fue algo fundamental. Pero ella estaba más preocupada por sacar a su hijo Ramón de la cárcel. Y aunque hubo varios intentos de conseguirlo, todos fracasaron y Ramón no saldría hasta 20 años después, hasta 1960, cuando también fue condecorado, porque para Stalin ambos son héroes".

Pero esos 20 años de su hijo en prisión fueron un mazazo para Caridad. "La corroía por dentro día tras día -nos explica Ramón-. Ella escribía cartas permanentemente, incluso al propio Stalin, para que se agilizara esa puesta en libertad. Y los soviéticos mantenían esos planes en marcha porque les servía para distraer la atención de otros planes más importantes para ellos, relativos a la energía nuclear".

Durante años, Caridad también fue una espía al servicio de los soviéticos. "Desde el asesinato de Trotski izo un sinfín de de viajes por todo el mundo, desde Turquía a España. Y eso que estaba Franco. pero no he conseguido saber que hay de cierto en esas misiones para Stalin, porque hay muchos archivos que siguen clasificados. Esperemos que en algún momento se desclasifiquen y podamos conocer la verdad sobre las actividades de Caridad para los soviéticos".

Página de 'Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras' (Garbuix Books)

"Quería sobrevivir a Franco"

Una de las cosas más llamativas del cómic es la obsesión de Caridad por sobrevivir a Franco. "En su retiro en París, en sus últimos años, se dedicó a tricotar, a leer novelas de espías y a pintar, porque la pintura siempre la apasionó. Unos años de soledad en los que creo que sufrió la soledad y también una cierta decepción tanto anímica como política. Aunque nunca lo dijo públicamente, creo que se sintió decepcionada e incluso traicionada, porque era alguien que había dedicado toda su vida a la causa y la compensación no había estado a la altura".

"Y al final de sus días -añade el dibujante-, ella pensaba que había vivido lo suficiente y que solo le quedaba morir. Lo único que quería es morir después de Franco, pero no lo consiguió por apenas 24 días".

Una mujer con una vida apasionante, que se convierte en un cómic muy especial gracias a la prosa y el arte de Pep Brocal.

Portada del cómic 'Caridad del Río. Verdades, medias verdades y mentiras' (Garbuix Books)