150 años después, Antonio Machado sigue vivo hoy, siempre y todavía
- La presencia del poeta sevillano es total a 150 años de su nacimiento
- Antonio Machado se ha transformado en roquero, político, letrista e inspirador de numerosas obras y proyectos
“Nunca perseguí la gloria / ni dejar en la memoria / de los hombres mi canción”, dice Antonio Machado en sus Proverbios y cantares. Y cuesta creerlo, pero es precisamente así, sin apenas pretenderlo, como un poeta debe hacerse hueco en la memoria de su idioma.
En ocasiones, parece que no, que su momento ha pasado. Parece que hay nombres que, de tanto ser repetidos, son condenados a coger polvo mientras decoran una arcana librería o el cartel de alguna organización sin ánimo de lucro. Pero, a 150 años de su nacimiento, no podemos dejar de reconocer la presencia persistente de Antonio Machado en nuestro día a día.
Porque se ha colado en nuestra música, en todas las voces de nuestra actual literatura; porque se ha infiltrado como un polizón hasta en nuestro parlamento. Recordemos por ejemplo que, durante el debate de investidura del 2023, el presidente del gobierno, Pedro Sánchez, hizo uso del famoso verso del sevillano “hoy es siempre todavía” y tan discretamente agazapado está Machado en nuestras vidas y en internet que, el presidente del Partido Popular, Alberto Núñez Feijoo quiso corregirle.
"Dígala completa, señor Sánchez. Hasta en las citas miente usted", sostuvo el líder de los populares para añadir: "'Y ahora, ahora es el momento de cumplir las promesas que nos hicimos'. Esta es la cita completa, señor Sánchez". La difusa, pero cierta presencia de Machado le jugó una mala pasada a Feijoo porque, en realidad, estaba citando una introducción poética que el cantautor Ismael Serrano hico en su versión en directo de la canción "Ahora".
No habría que culparle puesto que este es uno de los argumentos más firmes para sostener la absoluta vigencia de Antonio Machado en el siglo XXI. Tan presente está, tan espolvoreado por nuestras mentes, calles y librerías que, en ocasiones, nos apetece más pronunciar su nombre que citarle como es debido. Don Antonio nos espera a cada paso: detrás de una pila de hojas amontonadas, al recaudo de algún zaguán ceniciento, escondido entre los versos de un rock and roll o a plena luz del sol en uno de los puntos más transitados de su ciudad.
Para Miguel Barrero, escritor y periodista con un gran conocimiento de la obra de Machado, "que una obra literaria se independice del nombre de su autor y se incorpore de forma natural al acervo popular es posiblemente una de las mayores glorias a las que puede aspirar alguien que escribe". En su opinión, raro es el día en el que a sus lectores no se les viene a la cabeza "alguno de sus versos o cualquiera de sus observaciones, que siempre están vigentes".
"¡Oh, para ser ahorcado, hermoso día!"
A ver si van a creer los punkis que este señor nacido en 1875 y de característica fedora les es completamente ajeno, como si perteneciese a otro universo. Acaso ignoran que, cada vez que escuchan los discos Agila o Rock transgresivo de Extremoduro, lo que hace Robe Iniesta es simplemente recitarles poemas de Machado. Según Barrero, "pocos poetas españoles han ejercido una influencia tan grande en las generaciones posteriores".
En su canción de 1996, "Buscando una luna", el cantante extremeño canta con su amortiguada voz de whisky y tabaco: "Llanuras bélicas y páramos de asceta / No fue por estos campos el bíblico jardín / Son tierras para el águila, un trozo de planeta / Por donde cruza errante la sombra de Caín". Antes incluso de que rompan al galope guitarra y saxofón, Robe ya ha conseguido hacer de Machado un roquero transgresivo con su poema "Por tierras de España".
Lo mismo hizo en 1989 en la canción "Caballero andante (¡No me dejéis así!)", apenas cambiando cuatro palabras del "Arte poética" del escritor:
“Sueño de aroma, y luego… nada; andrajos, rencor, filosofía. Roto en tu espejo tu mejor idilio, Y vuelto ya de espaldas a la vida, Ha de ser tu oración de la mañana: ¡Oh, para ser ahorcado, hermoso día!“
Pero no pensemos que Machado es solo un incono del rock, nadie está a salvo de toparse cara a cara con él. Es muy probable verle retratado en metal si paseas por Soria, Segovia o Baeza, pero el poeta ha encontrado formas más sutiles para aparecerse. En octubre de 2024, el escultor Dionisio González instaló en las Setas de Sevilla su escultura Tributo permanente a Antonio Machado, una experiencia poética y sensible que nos devuelve el legado del autor.
Vista de la escultura del artista Dionisio González 'Tributo permanente a Antonio Machado' EFE
"Casi desnudo, como los hijos de la mar"
“Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla, / y un huerto claro donde madura el limonero”, confiesa en "Retrato" Antonio Machado, que nació el 26 de julio de 1875 en una vivienda de alquiler de la capital andaluza. Sus primeros años en Sevilla poblaron de aromas y vivas tonalidades su sensibilidad hasta el final de sus días.
Con apenas 8 años, se trasladó a Madrid con sus padres y hermanos y se formó en la Institución Libre de Enseñanza. Su juventud fueron "veinte años en tierras de Castilla". Una Castilla que, si bien ha ido cambiando de nombres y banderas, todavía no le olvida.
Más tarde, se trasladó junto a su hermano Manuel a París, donde ambos fueron traductores para la editorial Garnier. Conoció a Pío Baroja, al titán caído en desgracia Oscar Wilde y, al volver a Madrid, a Juan Ramón Jiménez o Rubén Darío. En 1907, recibió en Soria, como él dice: "la flecha que me asignó Cupido".
Conoció a Leonor Izquierdo y, pese a que ella tenía 12 años y él 32, quedó perdidamente enamorado de ella. En 1909, cuando Leonor era una quinceañera, contrajeron matrimonio en una boda que los jóvenes del pueblo trataron de evitar a toda costa. Más allá de la polémica, a Machado no le duraría la alegría mucho tiempo puesto que, en 1912, la joven fallecería a causa de una tuberculosis.
La poeta y dramaturga Pilar Valderrama sería el otro gran amor de la vida de Antonio Machado. Se conocieron en Segovia alrededor del año 1928 y, dado que ella estaba casada y era madre de tres hijos, mantuvieron una relación epistolar de más de 240 cartas. En ellas y en los poemas que el sevillano le dedicó, el poeta se refería a ella bajo el nombre de Guiomar. Un nombre que, a modo de confesión, utilizó la escritora en sus memorias Sí, soy Guiomar.
Durante el gobierno de la Segunda República, Machado vivió en Madrid por la cátedra de francés que le había sido otorgada, pero, libre pensador y ferviente republicano como era, vería su vida cambiar tras el verano de 1936. Se refugió de la guerra en Valencia, asistió al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura, más tarde pasó a Barcelona y, finalmente, terminó cruzando la frontera hacia Francia.
"Y cuando llegue el día del último viaje, / y esté al partir la nave que nunca ha de tornar, / me encontraréis a bordo ligero de equipaje, / casi desnudo, como los hijos de la mar", dejó escrito en 1908, 31 años antes de su muerte, y Machado cumplió su promesa. Además, tuvo a España en su corazón hasta el último día.
“Y cuando llegue el día del último viaje y esté a partir la nave que nunca ha de tornar, me encontraréis a bordo ligero de equipaje, casi desnudo, como los hijos de la mar“
Antonio Machado murió el 22 de febrero de 1939 en Colliure, pero se llevó al exilio un botecito -apenas un ligero equipaje- con un puñado de arena traída desde su país y pidió que, de fallecer en Francia, se le enterrase con esa arena. Aunque el franquismo le hubiera expulsado de su patria, al fin y al cabo, Machado fue enterrado con tierra de España.
Tumba de Antonio Machado en Colliure Xurxo Lobato
"Bendita España de Azañas y Machados"
Sus versos "españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón", ponen en evidencia, en palabras de Miguel Barrero, que Machado "no busca deslumbrar, sino decir aquello que importa, poner el foco en la relevancia, muchas veces inadvertida, de las cosas esenciales".
El nombre de Machado es inherente a nuestro país, nuestra democracia y nuestra convivencia. Tanto así que, cuando Joaquín Sabina trató de hacerle un himno civil a España al modo de "Viva L'Italia" de Francesco de Gregori, en "Mater España" escribió "bendita España / De Azañas y Machados", para concluir: "Cervantina cojitranca / De áspero pasado / ¿Quién me ha robado / El siglo veintiuno?".
Otro tanto, en este mismo sentido, hizo la freestyler Sara Socas en el contexto del día de la hispanidad, rapeando en un programa de radio de la Cadena Ser: "Estoy a favor de la Hispanidad. Por la España de Machado y la de Gabriela Mistral". Además, con los famosos versos del poeta, el de Úbeda realizó una afilada ironía al mundo de la televisión en 1984 con su canción "Telespañolito": "Teleespañolito, que ves la tele, te guarde Dios / Uno de los dos canales ha de helarte el corazón".
Y si del legado vivo de Antonio Machado estamos hablando, el escritor Benjamín Prado publicaba en 2006 su libro Mala gente que camina, dándole su título con un verso del poeta sevillano. "Mala gente que camina / Y va apestando la tierra", dice el poema y Prado lo utiliza para arrojar luz sobre esa España que exilió a Machado y aprovechó -por medio de la Sección Femenina de Falange y las ideas de psiquiatras como Vallejo-Nágera- para arrebatarle sus hijos a las presas republicanas y entregarlos a familias afines al Movimiento Nacional.
La postura de Antonio Machado era una apuesta "por una convivencia sosegada donde primase el diálogo sobre la confrontación, la idea sobre el dogma", principios perfectamente reivindicables y fundamentales "en la España de nuestros días", tal y como afirma Barrero.
"Yo amo los mundos sutiles, ingrávidos y gentiles como pompas de jabón"
Fuera de la política y la historia, también mantenemos muy viva la llama encendida por Machado. Lo está en la memoria sentimental de todas las generaciones que, dentro y fuera de nuestro país, han crecido emocional y culturalmente con las canciones de Paco Ibáñez, Alberto Cortez o Joan Manuel Serrat.
De hecho, tan cercana es la relación entre Serrat y Machado que el primero reconocía, en una entrevista realizada por Luis García Montero para Canal Sur, que Antonio Machado fue censurado por la dictadura de Augusto Pinochet en Chile por ser el "letrista de Serrat".
Portada del álbum dedicado a Antonio Machado de Serrat
En 1969, aún bajo el régimen franquista, Serrat publicaba su álbum Dedicado a Antonio Machado, poeta. De entre las musicalizaciones de poemas del autor de Soledades, destacarían "La saeta" -innegociable en el contexto del flamenco y la Semana Santa- o "A un olmo seco", pero, sin lugar a dudas, Joan Manuel Serrat ha cristalizado en la memoria de todo un idioma los "Cantares" de Machado:
“Caminante, son tus huellas el camino Y nada más Caminante, no hay camino Se hace camino al andar Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás Se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar Caminante, no hay camino Sino estelas en la mar“
"Poned atención: un corazón solitario no es un corazón"
Así, "golpe a golpe" y "verso a verso" la fuerza poética de Machado se hace evidente en nuestras vidas. Cómo no iba a hacerlo el autor de Juan de Mairena si ha dejado frases lapidarias dignas de pertenecer a nuestro argot cotidiano. En Proverbios y cantares, tejió versos más certeros que cualquier emborronado libro de autoayuda:
“En mi soledad he visto cosas muy claras, que no son verdad“
El amor, la compañía o la dignidad son patrimonios tan machadianos como el campo de Castilla, el tiempo o el agua. Machado llamaba a la ternura, a la divina capacidad de contenernos y sostenernos con cuidado los unos a los otros y, así, llegó a la conclusión de que "un corazón solitario no es un corazón". También le dio tiempo -en su producción poliédrica como el alma- a componer poemas que, de modo extremadamente coloquial, podrían ser considerados como dignísimas "frases de cornudo": "Mas no te importe si rueda / y pasa de mano en mano: / del oro se hace moneda".
Detalle de la portada en edición DEBOLSILLO del libro 'Ligero de equipaje' de Ian Gibson Penguin Random House
El poeta de los poetas
Si algo queda claro, es que Machado es el poeta de los poetas. Con su obra, cosechó la admiración y los continuos homenajes de autores de la talla de Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Lorca o Ángel González, que decía que era el poeta más importante del siglo XX. Aunque no le ocurrió lo mismo con Jorge Luis Borges que, con una acidez deudora de su amplia formación en literatura inglesa, al ser preguntado por el sevillano respondió: "¡No sabía que Manuel tenía un hermano!".
Machado ha dejado con sus versos una eterna ilusión por trabajar el porvenir en la literatura y la cultura en general, por seguir avanzando con el testigo de los cantos de quienes vinieron primero. Así, este poeta perpetuo en nuestro idioma, dejó escrito un deber, casi una súplica emocionada a todos los artistas e intelectuales:
“Despertad, cantores: acaben los ecos, empiecen las voces“
Obras de teatro como Caminando con Antonio Machado, dirigida por José Sacristán, decenas de biografías como la que corrió a cargo de Ian Gibson y miles de reediciones, novelas gráficas y estudios sobre su obra nos dejan encarando la feliz verdad de que, 150 años después, Antonio Machado -secuestrando su propio verso- sigue vivo hoy, siempre y todavía, y así debemos mantenerlo.
*Adrián Masa de Vega es alumno de Doble Grado en Periodismo y Humanidades en la Universidad Carlos III de Madrid. Jesús Jiménez ha supervisado la elaboración completa de este texto.