'La caja de palabras', el poder del lenguaje para cambiar la historia, derribar muros o salvar vidas
- Un libro de Lucía Sesma, la lingüista de Pasapalabra, que recoge diversas narraciones en las que una palabra es fundamental
- El lenguaje tiene ese poder lúdico para crear realidad y ficción", asegura Lucía
¿Puede una palabra derribar muros, salvar vidas e incluso cambiar al historia? La respuesta la tenéis en el fascinante libro La caja de palabras (Alianza editorial), de Lucía Sesma (Segovia, 1980), editora, correctora, traductora, profesora de literatura contemporánea y escritura creativa y filóloga y lingüista del programa Pasapalabra desde 2011. Un libro fascinante que demuestra el poder del lenguaje con anécdotas, juegos literarios, datos fascinantes y mucho humor. Qué nos habla del pasado, el presente y el futuro de la comunicación verbal y por el que también desfilan personajes como Einstein, Lola Flores, Tolkien, Unamuno, Galdós o Maria Moliner.
Una auténtica caja de Pandora que no contiene los males del mundo sino grandes y pequeñas historias realmente fascinantes. "La caja de palabras surge de unas primeras notas caóticas en una libreta -nos explica Lucía-. Tengo muchos cuadernillos desperdigados con ideas, pero la lista de las anécdotas, que luego se convertirían en este libro, era especial. He estado durante muchos años preparándolo sin ser muy consciente de ello. Surgieron entonces relatos relacionados con el lenguaje, en los que una palabra era fundamental".
"La caja de Pandora -añade-, fue la mejor imagen que me vino para expresar el poder de la lengua: cada palabra desata una historia. En el caso de las narraciones con un trasfondo histórico estaba más claro: el «ab sofort» (de inmediato) la noche de la caída del Muro de Berlín, el «mokusatsu» (sin comentarios) que respondió el primer ministro japonés Kantaro Suzuki ante la propuesta de rendición pacífica de los Aliados en la Segunda Guerra Mundial o el «Venceréis, pero no convenceréis» que se supone que dijo Unamuno. En las demás, una palabra clave era la guía para dar a conocer una historia con la que divertirse, aprender y, por supuesto, emocionarse".
"Los mitos se construyen con el lenguaje"
La palabra elegida como título y «leiv motiv» del primer capítulo es «mito» "Los mitos se construyen con el lenguaje -nos explica Lucía-. Todas las creencias, religiosas y paganas, tienen unos ritos que giran en torno a la palabra. No basta con que algo suceda o exista, hay que contarlo. El Apolo 11 llegó a la luna en 1969 y Neil Armstrong al pisarla dejó para la posteridad la frase legendaria de «Este es un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad». Alunizar fue importante, casi tanto como que lo retransmitieran a todo el mundo y que lo fijaran en el imaginario colectivo con aquella sentencia. La poética emisión para Televisión España de Jesús Hermida esa noche de verano también contribuyó a que fuese inolvidable".
Pero hay otra frase relacionada muy famosa relacionada con esa carrera espacial de mediados del Siglo XX, como nos recuerda Lucía: «Houston, tenemos un problema» se ha convertido en una frase hecha, algo cómica, para expresar que alguien se encuentra en apuros. En realidad, lo que se escuchó en la sala de control fue «hemos tenido» y lo sabemos gracias a que la NASA lo documenta en su página oficial. Sin embargo, cuando llevaron al cine la hazaña resultaba más potente pasarlo al presente: «tenemos»".
"El cine es una máquina de crear mitos, de modo que se quedó así en el recuerdo -continúa la lingüista-. Una mentira repetida se convierte en verdad, dicen. Así que ni en las novelas de Sherlock Holmes se decía «Elemental, querido Watson» ni en Casablanca «Tócala otra vez, Sam» ni en Acorralado de Rambo «No siento las piernas» ni en Mazinger Z Afrodita dijo jamás «¡Pechos fuera!» ni Groucho «¡Más madera!» en Los hermanos Marx van al oeste ni siquiera en el Quijote aparece «Ladran, luego cabalgamos». El lenguaje tiene ese poder lúdico para crear realidad y ficción".
Las dos palabras que derribaron el muro de Berlín
También es apasionante la historia de aquella rueda de prensa en la que dos palabras cambiaron la historia. "La expresión «ab sofort» significa “de inmediato” y ese golpe de voz hizo caer el Muro de Berlín la noche del 9 de noviembre de 1989. Los corresponsales internacionales habían sido convocados dos veces en poco tiempo y estaban expectantes. Miembros del comité de Gobierno de la RDA iban a informar de la progresiva apertura de las fronteras, para ciertas circunstancias personales. La destreza del corresponsal italiano Riccardo Ehrman consistió en aprovechar la confusión del político Günter Schabowski, que buscaba las fechas del aperturismo fronterizo entre sus papeles. Al poner como interrogación «ab sofort» propició que un desconcertado Schabowski emplease esas mismas palabras como respuesta. Aquella sala de prensa no permitía muchos silencios. Saber preguntar es un arte".
'Pizza', una palabra que ha salvado vidas
Entre los cientos de historias apasionantes y curiosas que pueblan este libro también destacamos una relacionada con la violencia de género y la palabra «pizza» "Los lenguajes codificados pueden salvarnos la vida -nos comenta Lucía-. A veces nos es imposible comunicarnos con plena libertad, y para ello creamos códigos e idiomas que nos lo permitan. La palabra «pizza» se convirtió en una petición de auxilio para mujeres que estaban en una situación de peligro por parte de sus parejas. Salió a la luz en Estados Unidos en 2015, cuando un trabajador del 091 contó que empezaron a recibir llamadas en las que pedían pizza, cuando en realidad pedían ayuda. Se viralizó en un anuncio en la Super Bowl y llegó hasta otros países, como Italia".
Y mientras americanos, japoneses, alemanes y británicos competían por crear máquinas sofisticadas y carísimas para cifrar y descifrar los mensajes enemigos en la Segunda Guerra Mundial, a alguien se le ocurrió un sistema mucho más sencillo, como nos explica Lucía: "Los indios navajos formaron parte de un regimiento que se creó expresamente para burlar la destreza de la descodificación nipona en la Segunda Guerra Mundial. El navajo no tiene siquiera un lenguaje escrito, así que estos soldados crearon un código de cero, que conjugaba el inglés y su lengua, un idioma perseguido por el mismo gobierno que los reclutó. Llegaron a hacer un cuadernillo, pero no se lo podían llevar al campo de batalla, claro. Fueron fundamentales para la victoria de Iwo Jima, aunque se les diese un reconocimiento tardío".
El secreto de una buena traducción
Lucía también ha trabajado ocasionalmente como traductora, y por eso le preguntamos... ¿Cuál es el secreto de una buena traducción? "La traducción me infunde un respecto enorme. Admiro muchos a estos compañeros que tienen una labor tan delicada e importante. Traducir no es tan solo trasladar un mensaje de un idioma a otro: es dar un salto mortal entre una civilización y otra, y caer de pie con elegancia. Lo más importante es comunicar con el mayor éxito posible, por eso hay que conocer en profundidad la cultura de las lenguas que se traducen, porque los matices y las situaciones concretas determinan que aquello que queremos decir se entienda bien. La traducción cultural y el humor son justo situaciones que llevan al traductor a ser muy creativo y eficaz. Los cómics de Astérix son un ejemplo de este reto. Las licencias en la traducción de las canciones, los refranes y las referencias históricas son la clave de la complicidad que se genera entre los lectores".
La lingüista Lucía Sesma
La pasión por el lenguaje de María Moliner
Lucía también ha querido dedicar un capítulo del libro a una de las grandes de nuestras letras, María Moliner (1900-1981) "El diccionario de María Moliner es el más importante del español de uso, hasta hoy -nos comenta-. Los demás han partido de esta obra para crear el suyo, incluso el diccionario de la RAE bebe de sus avances. El trabajo que realizó es de una profundidad increíble: no es una lista de definiciones, está concebido como un diccionario ideológico que abarca una realidad total, ontológica. María Moliner hizo un estudio de campo que nos parece imposible para una sola persona, pero ella lo consiguió. Las palabras condescendientes de Gabriel García Márquez cuando ella murió fueron la chispa que desataron mis ganas de contar su verdadera historia. No escribió un diccionario de este calado por aburrimiento, para pasar las horas, ya que sus hijos iban a la universidad, como aseguró el premio nobel. Su pasión por el lenguaje fue un eje vital".
"Es un privilegio trabajar en Pasapalabra"
Lucía ha conseguido un trabajo curioso para una lingüista, pero que seguro que muchos de sus compañeros envidian: "Empecé a trabajar como lingüista en Pasapalabra en diciembre de 2011. Es un privilegio trabajar en un equipo de profesionales de máximo nivel, que lo dan todo: cada programa es una final de Champions. Pasapalabra es más que un concurso, es una historia colectiva entre concursantes, invitados y telespectadores. El equipo de guion escribe todas las pruebas y, por tanto, son los que eligen cada palabra del rosco, nuestra prueba más emblemática. Los guionistas son los maestros de ese momento en que España se detiene por completo para jugar con el lenguaje mientras aprende".
Pero lo cierto es que los lingüistas trabajan en más cosas de las que sospechamos. Algunas realmente curiosas, como nos explica Lucía: "Las profesiones lingüísticas, de las que hablo en un capítulo de La caja de palabras, son unas grandes desconocidas. La diversidad de tareas que puede realizar alguien cuya labor esté centrada en la lengua es maravillosa: educación, psicología, inteligencia artificial, traducción, accesibilidad a la información, derecho, consultoría política y lingüística forense, entre otros".
"Los lingüistas que forman parte de los equipos de peritaje policial son nuestros compañeros más exóticos -continúa-. Pueden determinar que alguien miente, que estafa mediante chantajes sentimentales o que manipula para engañar y delinquir. Es un conjunto de técnicas muy complejo, que se complementa con una gran intuición. Fueron determinantes en casos como el juicio de Trump y la actriz porno Stephanie Clifford, el cobro del seguro millonario de las Torres Gemelas o el de los Seis de Birmingham, unos irlandeses que cumplieron diecisiete años de condena, acusados de terrorismo, cuando se demostró que las pruebas no eran concluyentes y que la policía manipuló las declaraciones. Las palabras siempre dejan huella.
¿Cómo afectarán la tecnología y la IA al lenguaje?
Una de las cosas que Lucía Sesma destaca en el libro es que el lenguaje está en constante evolución. Por eso le preguntamos cómo cree que será el lenguaje del futuro y hasta qué punto estará influido o creado por la Inteligencia Artificial: "La tecnología no es una entidad en sí misma. El uso que hacemos de los avances tecnológicos es lo que condiciona nuestra manera de manejarnos con la acción y con el lenguaje. Los lingüistas describimos lo que sucede, más bien. La educación digital es una carencia evidente, pero debería ir acompañada de una educación humanística. Parece que escasean ambas. El lenguaje será lo que los hablantes quieran que sea. El devenir del habla lo construimos nosotros día a día. La inteligencia artificial es una herramienta complementaria para tareas muy diversas, que puede sernos muy útil. Los avances en medicina me parecen fascinantes, por ejemplo, pero los relacionados con la cultura los veo muy pobres en comparación a la complejidad humana. Los modelos de inteligencia artificial generativa, por ahora, tienen la limitación de crear sin el poso que deja la vida".
Una vida que rebosan las páginas de este libro, tan inteligente, educativo y divertido como sorprendente. Como sorprendente es su final, porque Lucía acaba con algo que deberíamos tener en cuenta a diario, pero que leído nos resulta fascinante: "El «Decálogo para hablantes de ayer y hoy» con el que cierro esta Caja de palabras es una terapia algo macarra. Me sigue costando saludar a alguien y que no me devuelva el saludo, así que escribí este capítulo para ahorrarme o el psicólogo o la noche en comisaría. Es una guía breve de amabilidad al comunicarnos, que resulta tan evidente, tan de sentido común, que llega a ser cómica. Trato sobre la urbanidad con el lenguaje, la importancia de dar los buenos días, pedir por favor las cosas y dar las gracias. Un paquete básico de convivencia que en muchas ocasiones es difícil ver en el día a día. Mientras vivamos en sociedad, deberíamos ser amables con nuestras palabras y nuestras acciones", concluye Lucía Sesma.
Portada del libro 'La caja de palabras', de Lucía Sesma (Alianza editorial)