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Día mundial de la radio: existimos al sonar

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RNE celebra el Día Mundial de la Radio acompañando a sus oyentes en persona

Me invitan, amablemente, los compañeros de RTVE.es a colarme un instante en otro espacio, esta vez expresado en palabras por escrito y descubro que la principal diferencia que nos identifica a los de la radio es que somos sonido. Y que, a diferencia de estas letras escritas, permanecemos en la vida de los demás un momento, un minuto o un segundo. Somos sonidos pasajeros con una virtud poderosa: existir mientras sonamos. Y eso es la radio, una voz que te acompaña en ese momento concreto, que te deja hacer lo que quieras porque está en el aire y no te exige que te concentres aunque sabes que, en ocasiones, te tienes que parar porque lo que estás escuchando es tan interesante que te ha cautivado. La radio es ese invento que gratis te coloca una voz en tu vida, a la que le dejas entrar si quieres, claro.

El milagro de escuchar sin ver y de interesarse sin imagen

Hoy la radio tiene, afortunadamente, buena salud en España: hay oyentes, oferta, imaginación, buena escuela y formatos y banquillo para garantizar un relevo generacional de los profesionales. La pregunta es qué pasa al otro lado: si los jóvenes que ahora desdeñan la radio se sumarán a ella, y si los podcasts acabarán por consolidar audiencias fragmentadas que, a pesar de todo lo que se dice, sí escuchan la radio. Porque los podcast han sido una excelente ventana para poder hacer radio. Y para jugar con ella. Y para que nuevos públicos se acerquen a ese milagro que es escuchar sin ver, sentir interés sin tener que mirar imágenes.

"Aprendes a hacer radio escuchándola y soñándola"

La radio te conecta con tu mundo y tu tiempo. Lleva sucediendo décadas. Todos los días cuando se enciende esa luz roja en el estudio 101 de la Casa de la Radio a las 6 de la mañana iniciamos el programa. Los nervios, la sintonía, las preguntas y la pregunta: ¿Cómo irá la mañana? Los oyentes te conceden lo más importante que tienen: su confianza para que les cuentes cómo comienza el día. El suyo, y también, el de los demás. Y esto es lo que hace grande este invento, que nos conecta con el resto. Que en un momento de polarización y divisiones en la sociedad, hay una oportunidad para reforzar lo colectivo. Para iniciar una suerte de conversación entre todos, que civiliza porque aprendes con respeto a escuchar las opiniones de los demás, por mucho que choquen con las tuyas.

La radio cautiva. Aprendes a hacer radio escuchándola, soñándola. Y un día descubres que llevas haciéndola sin micrófono media vida. Si has aprendido a contar lo que te pasa y crees que lo que sucede a los demás puede interesar, entonces no hay vuelta atrás. Feliz día a todos los radioyentes.