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Una cápsula de la NASA con muestras del asteroide Bennu llega a la Tierra para investigar el origen de la vida

  • Se calcula que la nave podría haber recolectado unos 250 gramos de polvo y rocas, la cantidad más alta hasta ahora
  • Es la primera vez que la agencia espacial estadounidense consigue traer materiales de un cuerpo celeste

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Una cápsula de la NASA con muestras del asteroide Bennu llega a la Tierra

Rocas y polvo de asteroide de Bennu. Esta es la valiosa carga que ha llegado este domingo a bordo de la cápsula de retorno de la nave Osiris-Rex de la NASA, después de un viaje de casi siete años por el espacio.

Se calcula que la nave podría haber recolectado unos 250 gramos, una cantidad que, aunque pueda parecer reducida, se trata de la mayor recolectada hasta el momento. Su estudio, ha indicado la NASA, podría proporcionar información única sobre el origen de la vida y sobre la formación del sistema solar hace unos 4.500 millones de años.

El aterrizaje se ha hecho, según lo previsto, en paracaídas y de manera suave en el desierto de Utah, Estados Unidos, hasta donde se han desplazado un equipo especializado que se encargará de comprobar el estado de la cápsula.

Es la primera vez que la agencia espacial de EE.UU., consigue traer a la Tierra las muestras de un cuerpo celeste. La Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA) logró recuperar restos de asteroides en 2020, pero se trató de una cantidad mínima, no mayor que una cucharadita de polvo y rocas.

Investigadores inspeccionan la nave Osiris-rex tras aterrizar con muestas de Bennu

Investigadores inspeccionan la nave Osiris-rex tras aterrizar con muestas de Bennu NASA/AFP

Una aspiradora de tres metros para succionar las muestras

El viaje de Osiris-Rex hacia Bennu comenzó en 2016, cuando la nave despegó del centro de la NASA en Cabo Cañaveral (Florida, EE.UU.). Llegó a su destino en 2018 y, después de pasar dos años volando alrededor del asteroide en busca del mejor lugar para tomar las muestras, succionó las muestras con una aspiradora de tres metros de largo.

Recolectó tanto material que la cápsula no podía sellarse correctamente, al quedar atrapadas algunas rocas alrededor del borde de la tapa. Pese al incidente y a la pérdida de algunos de estos materiales, en mayo de 2021, la nave Osiris-Rex emprendió el viaje de regreso a la Tierra.

Para que esta fuera segura, la NASA había encendido la cápsula horas antes del aterrizaje para garantizar que la trayectoria y orientación de la sonda estuviesen alineadas. Alcanzó la atmósfera superior de la Tierra a las 14.42 UTC a una velocidad de 43.450 kilómetros por hora o 36 veces la velocidad del sonido.

Un escudo térmico ha protegido este descenso, absorbiendo y disipando el calor producido por la fricción del aire, con temperaturas que doblan las de la lava volcánica. Dos minutos después el paracaídas de frenado de la cápsula se desplegó para reducir su velocidad. Cuando quedaba 1.600 metros de altura para tocar suelo se ha abierto el paracaídas principal, con el que la cápsula ha descendido suavemente hasta la superficie.

Las muestras serán trasladadas a un laboratorio especial en el Centro Johnson de la NASA, donde serán conservadas y estudiadas. También se estudiará el histórico aterrizaje para futuras entregas espaciales.

Celebración de la llegada de la cápsula de Osiris-Rex con muestras de Bennu.

Celebración de la llegada de la cápsula de Osiris-Rex con muestras de Bennu. GEORGE FREY / AFP

¿Por qué es importante estudiar Bennu?

La NASA eligió Bennu porque es relativamente rico en moléculas orgánicas y podría ayudar a responder una de las grandes incógnitas de la ciencia: la abundancia de moléculas orgánicas y agua líquida, clave para la vida, en la Tierra. Los científicos creen que esas moléculas podrían haber llegado a nuestro planeta a bordo de meteoritos y, por tanto, analizar la composición de Bennu les servirá para comprobar esa hipótesis y esclarecer qué papel podrían haber jugado los cuerpos celestes en el origen de la vida.

Además de la composición de Bennu, la otra razón por la que los científicos lo eligieron es porque tiene una órbita que es muy conocida, lo que facilitó que la nave nodriza Osiris-Rex pudiera acercarse para tomar muestras. En concreto, Bennu orbita alrededor del sol cada 14 meses, mientras rota cada cuatro horas.

Descubierto en 1999, se cree que Bennu se formó a partir de fragmentos de un asteroide mucho más grande tras una colisión. Mide medio kilómetro de ancho, aproximadamente la altura del Empire State Building, y su superficie negra y rugosa está llena de rocas grandes.

Además, existe la hipótesis de que Bennu colisione con la Tierra en unos 120 años y, aunque esta posibilidad es de solo un 0,057 por ciento, esta misión de la NASA también podría servir para ver cómo cambiar la trayectoria del asteroide si fuera necesario.