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Sabina celebra su regreso al Wizink Center de Madrid tres años después de su caída: "¡Por fin, carajo!"

  • El artista se precipitó al foso del recinto madrileño en 2020, cuando actuaba junto a su amigo Joan Manuel Serrat
  • "Hemos conseguido romper el maleficio y cantar aquí" ha festejado el poeta junto a las 12.000 asistentes

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El cantante Joaquín Sabina durante su actuación en el Wizink Center.
El cantante Joaquín Sabina durante su actuación en el Wizink Center.

Aferrado a una banqueta, pero eufórico, Joaquín Sabina ha sorteado este martes el "maleficio" que pesa sobre muchos de los conciertos que ha celebrado en el Wizink Center de Madrid, siendo el último de ellos el causante de una estrepitosa caída que lo llevó directo el hospital y a que se planteara su futuro en la música.

"¡Buenas noches, muchas gracias por venir! ¡Por fin, carajo! ¡Al fin estoy aquí!", ha exclamado tras "unos años un poco duritos" ante los 12.000 congregados --un público nostálgico de sus grandes momentos y de muy distintos rangos de edad-- que han celebrado a su ídolo resucitado tras agotar todas las entradas (nominativas, para evitar la reventa).

Fue el 12 de febrero de 2020, el día que cumplía 71 años, en un concierto con su amigo Joan Manuel Serrat cuando Sabina se precipitó al foso desde casi dos metros de altura, tras perder pie al borde del escenario por un cable y la luz de un foco. La caída le causó varios traumatismos, un ingreso hospitalario en la UCI y dos intervenciones.

La caída de Sabina del escenario en su concierto junto a Serrat en Madrid

"Así que he estado a palo seco un tiempo", ha señalado con humor el poeta de Úbeda "para celebrar estar vivo sobre el mismo escenario de Madrid". Su regreso al mismo escenario, que puso en riesgo el final de su carrera, se ha vivido con emoción entre el ambiente. "Hemos conseguido romper el maleficio y cantar aquí. Hoy no me cambio por nadie", ha admitido, en un discurso muy aplaudido.

Más allá de la vuelta tras la caída, hay otra circunstancia que convirtió en noticia esta gira: la salida de la banda por decisión del propio Sabina de Pancho Varona, después de 40 años de relación en los que coescribieron un centenar de temas, además de ejercer a su lado de músico y productor.

Las tardes de RNE - Pancho Varona y el mail de Joaquín Sabina - Escuchar ahora

Sí han estado el resto de sus acólitos emblemáticos, entre ellos Antonio García de Diego, Jaime Asúa y Mara Torres, en total un septeto sabinero que ha arropado su salida al escenario.

Con acompañamiento de su famoso sombrero y gustosamente ataviado con una chaqueta a rayas y camiseta negra, Sabina ha abierto con "Cuando era más joven", toda una declaración de propósitos que viene sonando en los inicios de esta gira "Contra todo pronóstico" por donde ha ido pasando hasta ahora, desde Ubeda al más reciente Londres.

Un concierto dedicado a su exsuegra, fallecida recientemente

Ha tenido tiempo también Sabina de tener un recordatorio para su "querido y admirado" Leiva, presente entre el público. "Sería un miserable si no reconociera a alguien cuya complicidad y sabiduría me ha hecho atravesar ese desierto y volver a este escenario con más ganas que nunca", ha remarcado.

Así que se han podido escuchar algunas de las canciones en las que ha estado presente la colaboración de Leiva como "Lo niego todo" y "Sintiéndolo mucho".

No ha cesado Sabina de dedicar palabras para su 'gente', algunas de ellas muy significativas, como esa dedicatoria de todo el concierto a su "suegra y exsuegra", Carmen Delgado de Torres, "a quien la puta muerte se la llevó" hace unos pocos días. Chus Visor, Pepa Hernández y Jorge Drexler también han recibido palabras elogiosas de Sabina.

Quizás por precaución él no se ha movido de su banqueta hasta el séptimo corte, el archiconocido "Por el bulevar de los sueños rotos", el que coescribió junto a Álvaro Urquijo, al que ha seguido "Llueve sobre mojado" casualmente en la primera tarde de precipitaciones en la capital en varios meses.

Sabina no se cambia por nadie

Alcanzado el ecuador se ha permitido entonces un receso fuera de las tablas, dejándole a algunos de sus compañeros que interpretasen temas que él ya no puede cantar: "Yo quiero ser una chica Almodóvar" en voz de Barros y "La canción más hermosa del mundo", que ha recaído en García de Diego.

"¡Hemos logrado romper el maleficio y cantar aquí con todos ustedes y puedo decirles ya a estas alturas de concierto que no me cambio por nadie!", ha proclamado Sabina eufórico al volver a ocupar su banqueta, esta vez con una camisa preñada de lunares y bajo las notas de "Tan joven y tan viejo" en un formato semiacústico.

Ha sido casi el último renuncio al intimismo junto con "Una canción para la Magdalena", porque pronto han llegado en loor de multitudes "19 días y 500 noches", "Peces de ciudad" (que ha dedicado a Ana Belén), "Y sin embargo" (en su acostumbrada fusión con la copla "Y sin embargo te quiero" en otra exhibición vocal de Barros) y una "Princesa" electrificada.

En un repertorio tan amplio como el suyo y solo dos horas de concierto ha habido algunos sacrificios como "Cerrado por derribo", que no ha entrado ni en el tiempo de descuento, que sí han adornado con otras imprescindibles como "Contigo" o "Y nos dieron las diez".

Y aunque al público le ha regalado en la apostilla "Pastillas para no soñar", pocas dudas caben que no le harán efecto ni a los asistentes de esta velada histórica ni a los que el próximo jueves volverán a llenar este Wizink Center ya exorcizado.