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Cómic

El hijo de Josephine Baker: "Cuando bailaba, mi madre transmitía la alegría de vivir"

  • Uno de los hijos de la mítica bailarina ha presentado una novela gráfica sobre su vida
  • Jean-Claude Bouillon-Baker ha asesorado a los autores, José-Louis Bocquet y Catel Muller

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Josephine Baker, la primera novela gráfica sobre la vedette internacional

Bailarina, empresaria, actriz, espía contra los nazis, luchadora por la igualdad de la mujer y los afroamericanos, icono de los años 20, defensora de los derechos de los animales, bisexual, casada en seis ocasiones, madre de 12 hijos adoptados… la de Josephine Baker es una de las vidas más fascinantes del Siglo XX y ahora podemos recorrerla en la estupenda novela gráfica Josephine Baker (Salamandra Graphic), de los franceses José-Louis Bocquet y Catel Muller.

Un cómic para el que han contado con el asesoramiento de uno de sus hijos, Jean-Claude Bouillon-Baker, que ha presentado el libro en Madrid. “Más que recuerdos concretos -nos comenta-, lo que tengo de esta mujer tan activa es una imagen global. No puedo separar su papel en la lucha a favor de los derechos civiles de su papel como artista o madre. Pero, sobre todo, lo que quiero destacar de Josephine es ese gran amor que ella sentía, no solo por los niños o los animales, sino por todos los seres vivos. Siempre lucho por la dignidad de todo ser vivo”.

En cuanto por qué eligieron a José-Louis Bocquet y Catel Muller para realizar esta estupenda y completa biografía (de más de 500 páginas), Jean-Claude asegura: “La idea surgió de mí y pensamos en ellos porque habían realizado otros fantásticos libros sobre mujeres relevantes maltratadas por la historia, como Kiki de Montparnasse, Alice Guy u Olympe de Gauges. Y el resultado es una obra larga y rica. Se documentaron de una forma exhaustiva e incluso me descubrieron cosas de mi madre que desconocía”.

Página de 'Josephine Baker'

“La jovencita que bizquea”

Nacida en Saint Louis, Missouri (EE.UU.), en el seno de una familia pobre, Josephine Baker tuvo que luchar toda su vida. Cuando solo era una niña su madre la puso al servicio de una señora blanca que la maltrató. Con 14 años ya había dejado el colegio para ganarse la vida cantando en la calle y se había casado.

Su vida cambió cuando la contrataron como figurinista en una compañía. Una noche sustituyó a una de las coristas que se había quedado embarazada. Fue su primera actuación en público y desató la ira de la actriz protagonista por su estilo alegre de bailar. Pero la prensa destacó a “la jovencita que bizquea, que tiene un ritmo y una comicidad sin igual. Es como un signo de exclamación al final de la línea de coristas”

“En esa época -nos comenta Jean-Claude Bouillon-Baker-, en el escenario podían actuar negros, pero en el patio de butacas solo había blancos. Ella trabajaba en un club que era rival del Cotton Club, donde actuaban Duke Ellington y otros grandes artistas negros, y muchas noches acababa y se reunía con ellos”

Había nacido una estrella a la que llamaron 'la diosa de ébano'. Y tras pasar por distintas compañías itinerantes y por Broadway, le ofrecieron montar una 'Revista Negra' en París, donde alcanzaría la fama mundial.

Viñetas de 'Josephine Baker'

Realidad y leyenda

Cuando se trata de un personaje de la importancia de Josephine Baker es difícil separar la realidad de la leyenda. “Todo lo que aparece en el libro está muy documentado – afirma Jean-Claude-. Hemos evitado todas las anécdotas falsas, como la de que viajaba en un tren que descarriló en Bulgaria y se dedicó atender a los heridos. Eso nunca sucedió”

“Otra anécdota que aparece en el libro –continúa-, es que, cuando mi abuela estaba en su lecho de muerte, en 1959, yo recordaba que mi madre nos llevó a todos los niños a que le diéramos un beso en la frente. Pero luego descubrí que no pudo ser ella porque en esas fechas estaba actuando en Turquía”.

Durante muchos años fue persona 'non grata', en Estados Unidos, por su lucha por los derechos de los afroamericanos. “En 1954 actuó en Miami –nos cuenta su hijo-, y exigió que los afroamericanos pudieran ver el espectáculo sentados junto a los blancos. Y cuando era joven y los negros no podían entrar a verla, salía del teatro y bailaba con ellos en la calle. Esas anécdotas si son reales y documentadas. Por eso en Miami celebran el ‘Día de Josephine Baker’, en noviembre”.

Página de 'Josephine Baker'

‘La Tribu Arco Iris’, que vivía en un castillo

Como no podía tener hijos, Josephine Baker decidió adoptarlos, nada menos que 12. Además, eran de distintas razas, nacionalidades y credos. Un grupo al que apodó la ‘Tribu Arco Iris’ y con el que vivía en el Castillo de Milandes, construido en 1489. ”Enseguida nos dimos cuenta de que no éramos como todo el mundo –asegura Jean Claude-. Que todos éramos muy diferentes y que la nuestra no era una madre normal”.

“Por ejemplo –añade-, la acompañamos en muchos viajes por el mundo y pudimos conocer al Papa Pablo VI en Roma, a Fidel Castro en Cuba o al mariscal Tito en Yugoslavia. Gracias a su capacidad de mostrar esa fraternidad con el mundo entero, la recibían en todos esos países y le abrían casi todas las puertas”.

Aunque no todas, como puntualiza Jean Claude: “Por aquel entonces –continúa-, ella estaba en lucha contra los Estados Unidos, porque la habían declarado persona non grata. Ella siempre nos decía que un día nos devolvería a nuestros países de origen. Y a partir de ese momento nos dimos cuenta de que era una madre diferente al resto de las madres”.

“Mi madre fue muy feliz en el Castillo de Milandes -asegura-. Lo alquilo en 1939 y pudo comprarlo después de la II Guerra Mundial. Allí se casó, en la capilla, y construyó una especie de santuario para toda la familia”.

Pero a finales de los 60, acosada por las deudas, y a pesar de una campaña a favor de Brigitte Bardot, a Josephine y a sus hijos los echaron del castillo. ”A mi madre la robaron y la quitaron mucho dinero, porque era una gran artista pero muy mala gestora. El propio Charles de Gaulle, que la había condecorado por su lucha en la resistencia francesa, intentó ayudarla, pero ella dijo que: ”Francia no tiene que pagar por mis tonterías”.

Página de 'Josephine Baker'

La primera mujer afroamericana en el Pabellón de hombres ilustres

En 2021, Josephine Baker se convirtió en la primera mujer negra en entrar en el Pabellón de hombres ilustres, siendo la sexta mujer que recibía este honor destinado a los grandes personajes que han marcado la historia de Francia. “Allí están Marie Curie, Simone de Beauvoir… Pero ese honor se lo dieron, principalmente, por su lucha con la Resistencia durante la Segunda Guerra Mundial y su defensa de los derechos de la mujer y los afroamericanos –nos explica su hijo-. También es la primera persona norteamericana que figura entre esas 80 celebridades”.

Pero su cuerpo está enterrado en Mónaco, porque nosotros no quisimos que se trasladase. Así que lo que hay allí es un cenotafio" -asegura su hijo-.

“Josefina” Baker y su paso por España

En 1930, en la cima de su éxito, Josephine Baker hizo una gira por España. La prensa de la época la llamaba “Josefina” Baker. Y hubo manifestaciones en varios lugares para impedir su actuación. “Tenía un gran recuerdo de su paso por España –asegura su hijo-. En sus memorias, que escribió antes de la guerra, decía que le había encantado Andalucía, Madrid, básicamente todo lo que vio, porque definía España como'un lugar mágico'".

Con más maletas que la Piquer, Josphine viajó por toda Europa- “En Viena, en 1926, la llamaban ‘la diablesa negra’ –asegura su hijo-. Y había lugares en los que tocaban las campanas como se hacía cuando pensaban que se avecinaba algo peligroso”

“En esos viajes también pudo conocer a muchísima gente importante, como Grake Kelly, Sofía Loren, Marlene Dietrich… Y también a Max Reinhardt, el famoso director de cine que descubrió a Marlene Dietrich o Greta Garbo. También quería hacer lo mismo con mi madre. Pero ella no quería cantar en el cine, y se excusó diciendo que la habían contratado en el Folies Bergère”

Josephine Baker también conoció a una mujer tan rompedora como ella, la pintora mexicana Frida Khalo. "Ambas tenían muchas cosas en común –asegura Jean-Claude Bouillon-Baker-, eran dos mujeres luchadoras, avanzadas a su época y que no podían tener hijos por sendos accidentes. Y además, mi madre se llamaba Freda” (su nombre real era Freda Josephine McDonald)

Página de 'Josephine Baker'

"Seguiría luchando por los derechos humanos"

A pesar de todas las dificultades que pasó durante su vida, Josephine nunca perdió la sonrisa, como nos explica su hijo: “Siempre sonreía, siempre apostaba por la reconciliación, Pasó por muchos momentos difíciles, como cuando nos quitaron el castillo”.

Preguntamos a Jean-Claude Bouillon-Baker qué pensaría su madre de la situación actual de la mujer: “Pensaría que no se ha solucionado nada. Por eso, ella seguiría luchando por los derechos humanos. A pesar del documento sobre los derechos civiles que se firmó en 1966, el presidente Lyndon Johnson, era un tejano racista y se seguía asesinando impunemente a las personas de color. Lo malo es que actualmente no solo hay racismo en EE.UU., sino también en Francia. Curiosamente, Marine Le Pen visitó es panteón de hombres ilustres donde está el cenotafio de Josephine, pero no creo que la visitará por ser negra, sino por ser mujer”.

“Queda mucho camino por recorrer en la lucha por la igualdad de la mujer y para erradicar el racismo –continúa-, hay que destacar que un afroamericano como Obama llegase a la Casa Blanca, pero todavía falta mucho por hacer”.

En cuanto a si Josephine tenía algún referente, su hijo asegura: “En Francia, hace poco pusieron el nombre de mi madre a una calle, cerca de donde vivo -nos comenta Jean-Claude-. Y hay una cosa muy bonita, que es que junto a esa calle hay otra llamada Nelson Mandela. Mi madre lo admiraba, aunque no pudiese conocerlo porque estaba en la cárcel. Pero él soñaba con una ‘nación arco iris’ y mi madre tenía una ‘tribu arco iris’”

Viñetas de 'Josephine Baker'

“Mi madre bailaba desesperadamente”

Preguntamos a Jean-Claude qué era el baile para su madre. “Mi madre bailaba desesperadamente. Una vez nos comentó que le gustaría morir bailando. Y, de hecho, murió en el teatro, entre dos actuaciones, como Molière. Cuando bailaba tenía unos gestos únicos, totalmente personales y nada académicos.”

“Muchas veces la veía entre bambalinas, totalmente agotada, pero se vestía, salía al escenario y lo daba todo, parecía en plena forma. Y tenía 56 o 57 años. Yo pensaba que no podría hacerlo, pero siempre lo daba todo”.

“Ahora, cuando la veo bailar en las imágenes de archivo, me hace sonreír, como a todo el mundo” -concluye su hijo-.

Portada del cómic 'Josephine Baker'