Enlaces accesibilidad

Francis Fukuyama: "Mantener el orden liberal exige sacrificios"

  • El politólogo estadounidense Francis Fukuyama vaticinó “el fin de la Historia” con la caída del muro de Berlín
  • En su nuevo ensayo defiende que la Historia terminaba porque se imponía una hegemonía liberal sin alternativas

Por
Crisis en el mundo occidental: "El orden liberal exige sacrificios"

Los años han desmentido parcialmente una tesis que, ya entonces, matizaba el propio Fukuyama: los límites del liberalismo eran el nacionalismo y la religión. En la segunda década del siglo XXI, la tecnología puesta al servicio de discursos nacionalistas y extremistas, afirma, el ensayista, supone otro gran desafío al sistema. Hablamos con Fukuyama a su paso por Madrid, donde ha presentado su último libro, El liberalismo y sus desencantados (Destino, 2022).

Pregunta.- Con Mijail Gorbachov no se produjo el fin de la Historia. Y ahora que ha fallecido parece muy viva y disputada. ¿Sigue creyendo que la democracia liberal es el único sistema viable?

Respuesta.- Bueno, en primer lugar, creo que el fin de la historia no era realmente una afirmación de que la democracia liberal era la única alternativa. Las preguntas eran, ¿hacia dónde evolucionaba la sociedad humana? ¿Hay una forma superior de organización social? Creo que el comunismo pretendió ser esa forma superior durante 150 años. Y lo que Gorbachov demostró fue que el comunismo no era el fin de la Historia, que la democracia liberal era realmente la alternativa más importante. Creo que eso sigue siendo cierto hasta este momento. La democracia está sufriendo muchos reveses en todo el mundo. Pero creo que, comparada con sus principales alternativas, sigue siendo la forma de gobierno más importante y más viable, y también la clave de la democracia de masas en Estados Unidos.

Fukuyama y el nuevo fin de la Historia

P.- En su libro menciona más desafíos externos que internos al orden liberal. ¿Cuáles son?

A Trump le gusta mucho Putin, al igual que a todos los demás líderes populistas de Europa

R.- Bueno, creo que tanto los desafíos externos como los internos a la democracia son igualmente importantes. Tienes a Rusia y a China que se han convertido en grandes potencias y, en el caso ruso, están utilizando a su Ejército deliberadamente para socavar un país democrático. Pero también hemos visto el auge del nacionalismo populista en todo el mundo, incluso en la principal democracia, Estados Unidos, donde creo que el desafío a las instituciones democráticas es muy grande. Y los dos están vinculados entre sí. Putin apoya a Trump, y a Trump le gusta mucho Putin, al igual que a todos los demás líderes populistas de Europa. Así que es un desafío combinado de ambos.

El sentido "adecuado" de comunidad

P.- Usted puso dos salvaguardas a la hegemonía liberal: el nacionalismo y la religión. Precisamente ambos han crecido en estas tres décadas.

R.- Creo que el problema de muchas democracias liberales es que no dan a la gente un sentido adecuado de comunidad. Así que la nación y la religión son formas alternativas de organizar la sociedad. Y ambas se ven operando. Así, Viktor Orban dice que su nación húngara se construye en torno a la etnia húngara y su tradición cultural. En la India y en Turquía, vemos que el hinduismo y el islam se presentan como principios organizadores de esas sociedades, y sus desafíos son retos muy importantes para la democracia liberal. Creo que el problema de estas dos alternativas es que dejan fuera a mucha gente. Si no eres hindú en la India, te discriminan. Si no eres de etnia húngara, entonces eres discriminado en esa sociedad. Y eso, creo, demuestra por qué el liberalismo es importante, porque es una forma de abordar la diversidad real a la que nos enfrentamos en nuestras sociedades contemporáneas.

P.- Justamente los Demócratas y algunos progresistas estadounidenses fueron acusados por el intelectual Mark Lilla de hablar a una sociedad superfraccionada, sin un sentido común. ¿Está de acuerdo?

El sentido de la identidad nacional debe construirse en torno a los propios principios liberales independientemente de su etnia, raza o religión

R.- Estoy de acuerdo con Mark Lilla. Creo que toda nación necesita un sentido de identidad nacional porque se necesita una base de valores comunes y de ciudadanía compartida. Y es cierto que mucha gente, los ultraliberales, podría decirse, creen que son ciudadanos del mundo y no tienen un compromiso más fuerte con su propio país que con, ya sabes, cualquier otro lugar. Y no creo que eso sea viable. Pero sí creo que el sentido de la identidad nacional debe construirse en torno a los propios principios liberales, y debe incluir a todos los que viven en la sociedad, independientemente de su etnia, raza o religión. Y esa lucha por construir la ciudadanía en torno a un sentido compartido de los valores liberales es, en mi opinión, el principal reto al que se enfrentan hoy las democracias liberales.

Trump: delirante y desalentador

P.- En Estados Unidos, Donald Trump sigue siendo un actor de primer orden. ¿Cree que volverá a ser presidente?

R.- Lo que está pasando con relación a Trump es simplemente delirante. Es muy desalentador que tal vez un tercio de los estadounidenses realmente creen que Biden robó las elecciones. Aun así, puede ser que a los Demócratas les vaya mucho mejor en las próximas elecciones de noviembre de lo pensado. Puede que mantengan el Senado y que no pierdan la Cámara por un gran margen en 2024. Es realmente difícil decir lo que va a pasar porque eso está todavía muy lejos. Pero como he dicho, Trump se está comportando de una manera tan demencial que me resulta difícil creer que pueda ser reelegido. Todo depende de los demócratas. Biden es viejo y creo que se está notando su edad. Los demócratas siguen haciendo muchas cosas que no son muy populares. Así que tendremos que ver.

Francis Fukuyama con las manos en los bolsillos en medio de un salón.

El politólogo estadounidense Francis Fukuyama a su paso por Madrid. EFE / PAULA URRUTIA

P.- ¿Qué piensa de quienes alertan de una posible guerra civil en Estados Unidos?

Lo que le preocupa a la gente son los brotes de violencia, que la gente intente atacar los colegios electorales o los asesinatos

R.- Creo que esas especulaciones sobre la guerra civil no son realistas. Incluso en Estados rojos [republicano], como Idaho o Kansas, siempre hay grandes bolsas azules [demócratas]. Normalmente las grandes ciudades son demócratas. Y, ya sabes, es la gente que vive en las áreas circundantes la republicana conservadora. ¿Y cómo se puede tener una guerra civil cuando las dos poblaciones están mezcladas de esa manera? Creo que eso no es realista. Creo que lo que le preocupa a la gente son los brotes de violencia, que la gente intente atacar los colegios electorales o los asesinatos o cosas de ese tipo. Hasta ahora no hemos visto mucho de eso. Y es de esperar que sean sólo rumores y no que nadie se esté preparando para hacerlo. Pero, bueno, tenemos tantas armas en los Estados Unidos que es muy aterrador lo que podría suceder.

Límites a la libertad de expresión

P.- Uno de los factores que usted critica de Trump es el uso de la mentira. ¿Propone límites a la libertad de expresión?

R.- Creo que la tecnología ha planteado un reto realmente novedoso. En una sociedad liberal, estamos de acuerdo en que vamos a estar en desacuerdo sobre los valores fundamentales, pero necesitamos tener una base fáctica común, como, por ejemplo, si esta vacuna es eficaz o quién ganó las últimas elecciones presidenciales. Y ahora, con el auge de Internet, los guardianes que teníamos para certificar la veracidad de la forma en que percibimos el mundo que nos rodea han desaparecido. Y cualquiera puede decir cualquier cosa. Y hay muchas fuerzas antidemocráticas que quieren deliberadamente convertir la información en un arma y degradar la confianza que tenemos en nuestras propias instituciones. Realmente, los rusos fueron los primeros que descubrieron esto como un arma, pero ahora todo el mundo lo está utilizando. Y creo que es un reto muy grande porque Internet puede transmitir esa información a una escala y con una velocidad sin precedentes en la historia de la humanidad

P.- ¿Eso no supone instaurar la censura?

Empresas como Google y Facebook han estado haciéndole el juego a los gobiernos autoritarios

R.- Creo que es un poco diferente cuando un gobierno bloquea información que cuando lo hace una gran empresa de Internet. Sin embargo, muchas de las empresas como Google y Facebook han estado haciéndole el juego a los gobiernos autoritarios, y creo que ese no es realmente un papel legítimo para ellos, porque no son los árbitros políticos finales en una sociedad democrática. Así que ese es un problema que realmente tenemos que resolver. Y no veo una buena solución en este momento.

Paradoja democrática

P.- ¿Las democracias deben utilizar armas no democráticas para defender el orden liberal?

R.- No creo que sea necesario violar las normas de una sociedad liberal. No queremos utilizar la censura para vencer la desinformación. Pero es necesario que haya ciertas fuentes de confianza, instituciones que verifiquen la información. Esta es la forma en que las sociedades liberales han funcionado en el pasado. Así que no se trata de utilizar métodos antiliberales. Es una cuestión de crear confianza en la autenticidad de quien habla sobre la credibilidad de ciertos hechos que se presentan. Y hay que convencer a la gente de ello.

P.- Rusia fue un laboratorio del neoliberalismo. ¿Por qué cree usted que no vale como alternativa?

Rusia nunca fue una verdadera sociedad capitalista porque nunca tuvo un estado de derecho

R.- Bueno, en primer lugar, el neoliberalismo no es liberalismo. Creo que en los años ochenta y noventa se impuso en Occidente la idea de que había que eliminar el Estado como obstáculo para el crecimiento de los mercados privados. Y esto condujo a muchos excesos, a mucha desigualdad en el mundo. Rusia nunca fue una verdadera sociedad capitalista porque nunca tuvo un estado de derecho. Nunca tuvo derechos de propiedad seguros. Lo que es, es una especie de capitalismo de amiguetes en el que los amigos de Vladimir Putin se hacen increíblemente ricos. Pero eso no es cierto. Usted sabe, el capitalismo de mercado competitivo. Y creo que ha llevado a un régimen muy cleptocrático que ha extendido su riqueza por todo el mundo para alcanzar el poder. Pero esto no es una verdadera sociedad democrática y capitalista.

Relación entre China y EE.UU.

P.- Trump seleccionó a China, no a Rusia, como el principal rival del orden liberal estadounidense. ¿Qué piensa usted?

R.- Donald Trump tiene una actitud curiosa hacia China. Le gusta utilizarla como una amenaza. Pero también admira a Xi Jinping. Quiero decir, hace poco dijo que Putin y Xi eran ejemplos de líderes realmente fuertes. Y hay algo en esa pose de hombre fuerte que, ya sabes, atrae a populistas como Trump. Dicho esto, creo que, en realidad, China es una mayor amenaza para el orden liberal que Rusia. En parte es porque son más cautelosos. Ya sabes, Putin toma muchos riesgos. Está enviando sus fuerzas militares a Siria, a Venezuela, y ahora invadiendo un gran país, Ucrania, de una manera, creo, muy imprudente que al final se va a reflejar en él muy mal. Los chinos son mucho más cuidadosos en el uso del poder. Creo que están dispuestos a utilizar el poder y creo que, en última instancia, se presentan como una alternativa a la democracia liberal de una manera que debilita el apego de la gente a la democracia. Y en ese sentido, creo que tenemos que ser muy cautelosos sobre la forma en que nos acercamos a ese país.

P.- ¿Cómo valora la política exterior de Biden?

Estados Unidos sigue siendo realmente el respaldo y apoyo de las alianzas democráticas en todo el mundo

R.- Creo que Biden ha hecho un buen trabajo en política exterior. Creo que ha tomado las medidas necesarias para apoyar militarmente a Ucrania y que no sea arrollada por Rusia. Y también ha apoyado, creo, los valores democráticos contra el desafío chino. Tendremos que ver si, a nivel interno, es capaz de reunir al pueblo estadounidense en torno a esas posiciones internacionalistas. Creo que es realmente importante que eso ocurra para la democracia global, porque a pesar de todos sus defectos actuales, Estados Unidos sigue siendo realmente el respaldo y apoyo de las alianzas democráticas en todo el mundo.

Fukuyama habla en un ambón entre dos sombras de cabezas del público.

Fukuyama durante un Seminario de Estudios y Políticas Públicas celebrado en Santiago de Chile el año 2015. ARCHIVO EFE

P.- Estados Unidos ha logrado convencer a Europa para que se desenganche del gas ruso y se rearme. Pero eso implica un coste económico y riesgo de desabastecimiento. ¿Vale la pena?

Tengo la esperanza de que este difícil invierno pase manteniendo el tipo de solidaridad democrática que se necesita

R.- Creo que hemos tenido este extraordinario período de paz de varias generaciones desde 1945 en Europa, en América del Norte, sin la posibilidad de ningún tipo de choque entre grandes potencias. Y creo que lo que ocurre es que, con el tiempo, la gente se vuelve complaciente. Los beneficios de un orden internacional liberal son la paz y la prosperidad. Y creo que la mayoría de la gente en nuestras sociedades lo da por sentado. Piensan que siempre va a existir y que no tenemos que hacer ningún sacrificio para mantenerlo. Y ahora tenemos una guerra en Ucrania. Tenemos una crisis energética. Nos enfrentamos a un invierno muy difícil. Tenemos una alta inflación, un aumento de los precios de la energía. Eso no tiene precedentes. Incluso en la década de 1970, los precios no aumentaron a este ritmo y la gente está descontenta. Pero creo que tienen que entender que la defensa de la democracia realmente cuesta algo y realmente requiere una cierta cantidad de sacrificio por parte de todos si vamos a mantener ese orden liberal. Yo tengo la esperanza de que este difícil invierno pase manteniendo el tipo de solidaridad democrática que se necesita para que ese orden continúe en el futuro.

Ucrania puede ganar

P.- ¿En qué se basa esa esperanza?

R.- Creo que ahora mismo el reto es demostrar que hay una luz al final del túnel en términos de conflicto militar. Si la guerra se convierte en otro conflicto enquistado, como el del Donbás o el de Georgia, que va a continuar año tras año sin que cambie la situación, entonces creo que va a haber mucho sentimiento público que dirá “no podemos soportar esto año tras año”. Y por eso creo que es extremadamente importante que Ucrania recupere el impulso militar que tuvo en marzo y abril y demuestre que realmente puede progresar contra esta ocupación rusa y, por lo tanto, demuestre a la gente que no se trata de un conflicto congelado interminable, sino de uno que Ucrania puede ganar. Creo que eso es posible. Y creo que por eso tenemos que apoyar a Ucrania con mucha fuerza a corto plazo para que no se produzca este largo período de guerra de desgaste interminable.

P.- El desarrollo de la guerra, sin embargo, apunta más a un conflicto largo…

Si Rusia sufre un gran revés aquí, los ucranianos nos recordarán que existe esta posibilidad para las sociedades libres

R.- Creo que tenemos que pensar en 1989 y 1991, cuando hubo un gran aumento de apoyo a la apertura de las sociedades. La muerte de Gorbachov, creo, recordó a mucha gente que había una alternativa, porque Rusia pasó a ser libre y la gente podía expresar sus opiniones. Y esa fue una época muy emocionante. Creo que si Rusia sufre un gran revés aquí, existe la posibilidad de que los ucranianos nos recuerden al resto de nosotros que existen estas posibilidades para las sociedades libres y que eso es algo de lo que deberíamos estar muy orgullosos y celebrar. Esa es mi esperanza para el futuro.

P.- Eso es una cuestión de fe…

R.- Es una cuestión de fe. Pero si no tenemos fe en la posibilidad de un futuro liberal y libre, no se producirá.