Enlaces accesibilidad

Guía de ARCO 2022: celebración de 40(+1), cirugía de vagina, y NFT

  • La Feria de Arte de Madrid retoma su normalidad tras dos años de pandemia
  • “Los grandes coleccionistas han desaparecido. No han comprado nada desde que empezó la pandemia”, lamentan los galeristas

Por
'Mis líderes favoritos de extrema izquierda', de Riiko Sakkinen (Galería Forsblom)
'Mis líderes favoritos de extrema izquierda', de Riiko Sakkinen (Galería Forsblom)

Érase una vez una feria de arte que nació en Madrid hace 41 años. Entre las obras que se vendían aquel 1981 estaba Entrada de casa, de María Moreno, pintora destacada de la escuela de realistas de Madrid. Fue vendida a un coleccionista, pero posteriormente recomprada por el marido de Moreno, Antonio López. Es la única obra de aquella edición que puede volver a verse este año, en el aniversario postergado de ARCO: la edición 41(+1) de la Feria de Arte Madrid.

La pandemia ha detenido el reloj del mercado del arte, pero ARCO regresa a una cierta normalidad. Lo sabe bien Juana de Aizpuru. La galerista estuvo en 1981 y sigue presente. “ARCO ha hecho un papelón en la importancia del patrimonio de arte contemporáneo que en España. Era algo que antes no existía y era realmente nefasto porque tenemos una obligación de dejar vestigios de lo que hacemos en nuestra época”, opina sentada frente al stand de su galería, mientras observa la colocación de las obras antes de la apertura a compradores mañana 23 de febrero.

ARCO es un mercado que ofrece una foto fija: no de tendencias artísticas, sino de lo la compraventa de arte. Porque las ventas de ARCO suponen un 60% de las ventas totales que se realizan en España. Un cuadro de Joan Miró, Vol d'oiseaux entourant le jaune d'un éclair, en la galería Leandro Navarro, marca de momento una de las cifras más altas de partida: dos millones de euros.

'Opening': la mirada a los nuevos creadores

En el pabellón 9, un cuadro de gran formato de la artista peruana Wynnie Mynerva (Lima, 1992) muestra una negación de la sexualidad. Pero lo más relevantes es que va acompañado de un vídeo de poco más de dos minutos que registra una operación quirúrgica en la que cerró parcialmente su propia vagina. “No tenía conexión con mi vagina ni identificaba mi género con ella, así que hice esta operación que ha tapado tres cuartas partes de mi órgano y únicamente está el orificio para la menstruación”, explica sobre su obra que valora en 15.000 euros.

La artista peruana Wynnie Mynerva (Lima, 1992).

La artista peruana Wynnie Mynerva (Lima, 1992). EFE

Es una muestra de tres aspectos importantes de ARCO: la aparición de nuevos creadores, la puerta de entrada al arte latinomericano y la progresiva incorporación de las mujeres.

La brecha existe: el informe Presencia de mujeres en las ferias de arte, de la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales Contemporáneas señalaba que, en 2018, la presencia de mujeres era solo del 6%, y del 18% si la muestra era de artistas internacionales. La feria promueve el apartado “Proyectos de Artista” a la creación de mujeres, aunque el filtro para acceder a ARCO es exclusivamente una decisión de las galerías privadas.

¿Ha cambiado la pandemia el perfil del comprador?

Galeristas coinciden en el parón del flujo de dinero que ha supuesto la pandemia. El mercado del arte está sujeto a las coyunturas económicas como cualquier otro y la especulación ha sufrido vaivenes.

“Los grandes coleccionistas han desaparecido. No han comprado nada desde que empezó la pandemia”, lamenta Juana de Aizpuru. “Pero sin embargo ha aparecido otra clase de coleccionistas: gente que compra para poner obras en su casa, quizá porque han pasado más tiempo en ellas”.

Coleccionistas privados, fundaciones, empresas y museos aguardan una cosecha única: la pandemia ha significado más horas de trabajos para los artistas. Pero a los grandes coleccionistas, se les espera aún.

Las NFT se asoman tímidamente

Solimán López vendió en 2021, en la Galería Baró, El secreto de la filantropía por 12.000 euros: la primera venta de una obra en NFT (Non Fungible Token) en una feria gracias a la tecnología blockchain. El arte digital ha encontrado el modo de preservar su aura y nada gusta más a un mercado tan volátil como el artístico que la novedad.

Placa Petri que contiene herméticamente cerrada una muestra del aceite OLEA ,incluyendo el material genético. Dicha unidad se asocia con el token digital.

Placa Petri que contiene herméticamente cerrada una muestra del aceite OLEA ,incluyendo el material genético. Dicha unidad se asocia con el token digital. Baró

La Galería Baró y Solimán López regresan este año con OLEA, que definen como “una escultura móvil que contiene en su interior el aceite de oliva creado por el artista, en cuya composición ha incorporado moléculas de ADN producidas artificialmente que responden a los datos de la criptomoneda OLEA”.

El desembarco es tímido: solo la Galería Leyendecker y la Galería Fernando Pradilla asoman otros NFT. El mercado desconfía aún y el comprador habitual de ARCO todavía no se lanza. “Hay que esperar. Todavía no sabemos si funcionará o no”, resume Sergio Rubira, comisario de la muestra 40(+1), sección de la feria que reúne a los artistas (y galerías) que han marcado estas cuatro décadas

Todo es mercado en ARCO. O casi todo. Entrada de casa, de María Moreno, no está a la venta. A su modo es una performance: un museo mínimo dentro de la feria. Antonio López lo ha cedido, pero regresará a su casa cuando termine ARCO.

'Entrada de casa'. María Moreno (1980).

'Entrada de casa'. María Moreno (1980). Estudio de la artista. Galería Claude Bernard; París; Galería Leandro Navarro, Madrid. Colección particular.