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Xabat, el perro guía que ha devuelto la autonomía a Alberto, un joven que perdió vista y brazos en una explosión

  • Se trata del único perro del mundo que consigue guiar a un dueño que no tiene ni vista ni brazos
  • Alberto perdió su visión y las dos extremidades superiores al explotarle una granada cuando limpiaba un garaje

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Xabat, el único perro guía del mundo que permite caminar por la vida a Alberto, un joven ciego sin brazos

Alberto es el primer ciego del mundo sin brazos que ha conseguido poder ser autónomo gracias a un perro guía. Xabat, como se llama el animal, se ha convertido en su nuevo bastón y ojos para caminar por la vida y ha conseguido devolver a Alberto la independencia que le arrebató hace ocho años la explosión de una granada de la Guerra Civil cuando limpiaba un garaje.

Como resultado de la explosión este joven de Teruel perdió la visión y los brazos, dejándole completamente dependiente para las tareas más cotidianas.

Gracias a Xabat, Alberto ha recuperado "la libertad, la independencia, el poder ir a los sitios yo solo. Hasta ahora tenía que ir si acompañado", reconoce a una cámara de RTVE.

"El perro sabe que son un equipo"

Atrás quedan muchos meses de nerviosismo y entrenamiento. Y es que en septiembre, una operación de vesícula provocó que perdiese 10 kilos y las prótesis de las manos que llevaba se le quedaron grandes.

Tras varios meses de readaptación al perro, entrenamiento, visitas a ortopedias y muchos dolores de cabeza porque la mano no funcionaba bien, han conseguido que el perro de la Fundación ONCE guíe correctamente a Alberto por las calles de Teruel.

El perro Xabat, un apoyo para la autonomía de Alberto, un turolense ciego y sin manos

Según explica la instructora de perros guías de la ONCE, Elisenda Stewart, Alberto puede manejar a Xabat gracias a una correa cruzada que se ata al cuerpo y que va sujeta al perro, que tira de él.

Para conseguirlo ha hecho falta la ayuda de una ONG, Ayúdame 3D, que ha diseñado la nueva mano que por fin se ajusta bien a su muñón. Han sido meses duros de entrenamiento, de salvar todos los obstáculos que no han sido pocos, pero parece que todo ha quedado superado.

"Yo los puedo entrenar, pero la conexión, el vínculo que se produce entre ellos dos, esa simbiosis, no tiene palabras", dice Elisenda.

"El perro sabe que es Alberto, que son un equipo y que van a caminar juntos durante muchos años", añade esperanzada.

Tanto dueño como guía comparten paciencia, nobleza y tesón. Un ejemplo para andar por la vida y superar todas las barreras físicas que se encuentren a partir de ahora por las calles de Teruel.