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"No poder despedir a los muertos nos ha marcado como sociedad"

  • La pandemia nos ha obligado a afrontar duelos individuales y también colectivos
  • Lo analizamos con el antropólogo Jorge Moreras

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Las mañanas de RNE con Íñigo Alfonso - "No poder despedir a los muertos nos ha marcado como sociedad"

Durante la primera ola de pandemia, cuando morían en torno a 1.000 personas cada día, parejas, padres, hijos o amigos no pudieron despedirse de su ser querido.  Los enfermos morían solos, con la única compañía y cariño de los sanitarios que los atendían. Sus familias vivían ese duelo en la misma soledad. Las reuniones estaban prohibidas. No era posible recibir un beso o un abrazo de alguien con quien no conviviéramos. En muchísimos casos incluso pasaban días o semanas hasta que se entregaban los restos y podía haber un entierro o una incineración.

“No poder despedir a los muertos nos ha marcado como sociedad”. Es la primera reflexión que nos ha hecho esta mañana Jorge Moreras, profesor de antropología, filosofía y trabajo social de la Universidad Roviri y Virgili. Hemos hablado con él sobre cómo hemos afrontado el duelo, tanto de forma individual como colectiva

La huella de la pandemia

Moreras asegura que la pandemia ha venido a cambiar muchas cosa. “Hemos tenido que recuperar una especie sentimiento del dolor que hace mucho tiempo que no teníamos, que tenía que ver con procesos derivados de grandes enfermedades o conflictos bélicos en los que toda la sociedad se siente conmovida por la pérdida de un familiar o un conocido”, ha explicado en una entrevista en Las Mañanas de RNE. Eso ha llevado a la psicología y a la antropología a trabajar en lo que los expertos llaman el ‘duelo en diferido’ y que hace entender a la sociedad qué significa una muerte colectiva. “Es algo que va mucho más allá de los números, tiene que ver con las circunstancias en las que se ha vivido”.

"Toda la sociedad se siente conmovida por la pérdida de un familiar o un conocido"

En este sentido es donde destaca el daño que ha sufrido la sociedad al no poder despedir a sus muertos. “Ahora damos valor a lo que representan los ritos funerarios. Los entendíamos como algo incómodo pero necesario, pero ahora se han convertido en algo fundamental para poder sobrellevar la vida”, ha asegurado.

La empatía: "Todos podíamos ser potenciales víctimas"

La sociedad ha sufrido. Toda la sociedad. El hecho de que tantas personas sufran a la vez ha hecho que hayamos generado empatía hacia el dolor de los demás por la proximidad que teníamos con ese dolor. “Todos podíamos ser potenciales víctimas. Eso ha generado una cierta comprensión ante el dolor de las pérdidas”, ha subrayado.

"Todos podíamos ser potenciales víctimas"

En línea con esa empatía generada se celebran homenajes civiles como el de esta mañana en el Patio de la Armería del Palacio Real de Madrid. Son gestos que intentan consolar a los familiares pero, al mismo tiempo, insuficientes.  “No se pueden comparar con los duelos familiares que todos necesitamos”, ha afirmado. Sin embargo, sí tienen una importancia: “En estos actos hay una especie de confesión de los poderes públicos para intentar reparar algo que se sabe que no se ha hecho bien del todo”.