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Francia

Macron apuesta por un Gobierno continuista para hacer frente a la reconstrucción económica

  • Roselyne Bachelot, exministra de Sanidad con Sarkozy y condenada por acusar a Nadal de dopaje, será la nueva titular de Cultura
  • Al frente de Justicia estará el polémico abogado Eric Dupond-Moretti

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El presidente francés, Emmanuel Macron, durante un discurso
El presidente francés, Emmanuel Macron, durante un discurso

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha apostado por mantener a los principales nombres de su equipo económico dentro del nuevo Gobierno que deberá liderar la reactivación tras la crisis del COVID-19 y para situarle en condiciones de reelección dentro de dos años.

Tres días después de haber elegido a Jean Castex, un excolaborador cercano de Nicolas Sarkozy, como nuevo primer ministro, Macron ha anunciado un gabinete que va en la misma línea y que contará con varias figuras cercanas al expresidente conservador, Nicolas Sarkozy, en puestos clave.

Bruno Le Maire seguirá siendo el responsable de Economía, Gérald Darmanin cambia la cartera de Hacienda por la más mediática de Interior, mientras que Roselyne Bachelot, que fue ministra de Sanidad con Sarkozy y que acusó al tenista español Rafael Nadal de dopaje.

El más sorprendente de los nombramientos, el del nuevo ministro de Justicia en la persona del polémico abogado Eric Dupond-Moretti, también tiene lazos con el expresidente conservador, a quien en alguna ocasión ha considerado víctima de un linchamiento judicial.

Política de "continuismo" para el nuevo Ejecutivo

El presidente, que venía amagando con un giro social y ecológico a su política, sobre todo después de la victoria simbólica de los verdes en las municipales del pasado día 28, apuesta finalmente por una línea continuista con la primera parte de su mandato.

Macron no ha conseguido convencer a grandes figuras de la izquierda o del ecologismo de integrar su nuevo Ejecutivo. Se mantiene en Exteriores Jean-Yves Le Drian, varón socialista pero temprano "macronista", mientras que Florence Parly, que también procede de las filas socialistas, sigue en Defensa pese a que sonaba para algún puesto de más calado.

El presidente mantiene también a fieles, como el responsable de Educación, Jean-Michel Blanquer; Elisabeth Borne, que cambia la cartera de Ecología por la de Trabajo; Julien Lecornu, que se ocupará de Ultramar; Jacqueline Gourault, que seguirá en Cohesión Territorial; u Olivier Véran, que mantiene Sanidad.

Julian Denormandie aterriza en Agricultura, Amélie de Montchalin en Función Pública y Marlène Schiappa abandona la cartera de Igualdad para convertirse en la número 2 del ministerio del Interior responsable de Ciudadanía.

Guiño al ecologismo

Macron hizo un pequeño guiño a la ecología con el nombramiento de Barbara Pompilii como número 2 del Ejecutivo y responsable de Transición Ecológica.

Militante del partido verde, en 2016 entró en el Gobierno del socialista François Hollande y un año más tarde se pasó al partido de Macron, por el que es diputada.

Darmanin aparece como la figura emergente del nuevo Gobierno. Cercano a Sarkozy y de 38 años, procedente de la política municipal, será el nuevo responsable de Interior, una promoción que le sitúa como una de las más claras apuestas del presidente.

Su nombre sonó incluso para convertirse en el nuevo primer ministro, pero sobre su reputación pesa una acusación de violación que él siempre ha desmentido pero que sigue estando bajo investigación judicial.

El presidente anunció hace unos días que el nuevo gabinete tendrá la labor de relanzar la economía del país, degradada por la crisis del coronavirus.

Reelección de los comicios en juego

La apuesta del presidente por este nuevo gobierno pone en juego su reelección en los comicios previstos para dentro de dos años, después de que su popularidad se haga degradado notablemente.

Macron ha apostado por sustituir al frente del Gobierno a Édouard Philippe, que le superaba en las encuestas tras haber gestionado con solvencia el confinamiento y la desescalada en Francia.

En su lugar nombró a una figura poco conocida de la política, Jean Castex, que como alto funcionario había sido el responsable de diseñar la desescalada, pero con un perfil político más bajo.