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Coronavirus | Castilla-La Mancha

Las residencias de mayores, las últimas en la desescalada y en alerta permanente

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Residencia de mayores Casablanca, en Talavera de la Reina (Toledo)
Residencia de mayores Casablanca, en Talavera de la Reina (Toledo)

El coronavirus ha afectado a las residencias de mayores de Castilla La Mancha de manera muy desigual. Ni siquiera adelantarse a las restricciones ha evitado la entrada del COVID-19 en algunas de ellas. Hospitalizar a algún residente y que, después, regresará al centro ha sido, en algunos casos, el origen de los contagios.

Es lo que ocurrió en la residencia Casablanca, de Talavera de la Reina. Cerró sus puertas el 9 de marzo, de las primeras de España, pero el ingreso hospitalario de uno de sus mayores llevó a que, de manera puntual, registrara afectados. Ahora, semanas después, y tras realizar el test de comprobación a sus 86 residentes y medio centenar de trabajadores, pueden celebran que están libres de COVID-19. La mejor noticia –asegura Pilar Fernández, directora del centro- aunque sabe que, de momento, no pueden flexibilizar las medidas que rigen en la residencia.

El confinamiento ha incrementado algunas patologías menores

Por protocolo, todos los centros de mayores mantienen a los residentes en sus dormitorios. Se estima que es lo más eficaz para cortar cualquier posible contagio. Sin embargo, también reconocen que el confinamiento ha incrementado algunas patologías menores a las que ahora deberían empezar a hacer frente. “Se han podido ejercitar un tercio de lo que les tenemos acostumbrados” dice Almudena Fernández, fisioterapeuta del Centro Casablanca.

Falta de movilidad y pérdida de orientación, síntomas comunes del confinamiento en las residencias.

Cuando se pueda iniciar en las residencias la desescalada, asegura que lo prioritario será trabajar para recuperar la movilidad que tenían. Sin poder cuantificar, Raquel Paramio, terapeuta ocupacional, también explica que se han multiplicado en el centro los casos de “síndrome confusional agudo”, la pérdida repentina de orientación.

Residentes que han sobrevivido a la guerra, a la posguerra y al COVID-19

Con 84 años, y un largo historial personal de supervivencia que comienza quedándose de huérfana de padre siendo niña, Juana nos cuenta que ella ha llevado bien el confinamiento aunque, con un “tropiezo” en la habitación. “A mi no me han regañado por salirme de la habitación”, asegura con ironía.

Su compañera de cuarto, Nieves, añade “que han procurado poner en la tele cosas que les distrajeran y hacer muchas sopas de letras”. El 79% de los residentes en centros de mayores, según el INE, se mueve en la franja de más de 80 años. Son Supervivientes, sin duda, con mayúscula.