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'Las golondrinas de Kabul': La vida bajo un burka

  • Hablamos con Zabrou Breitman, la directora de esta premiada película de animación
  • Narra la vida de dos parejas en el Kabul dominado por los talibanes y se estrena este viernes, 21 de febrero

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'Las golondrinas de Kabul'

Codirigida por dos mujeres, Zabou Breitman (No Et Moi, 24 days) y Eléa Gobbé-Mévellec (El gato y el rabino), Las golondrinas de Kabul es una estupenda adaptación de la famosa novela del argelino Yasmina Khadra, que muestra la derrota moral de los afganos, aplastados por el terror impuesto por el gobierno talibán que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001. Y la vejación, humillación e incluso asesinato de las mujeres, a las que los talibanes consideraban poco más que animales de compañía.

Una gran historia, que combina la dureza de su argumento (aunque no esté exento de esperanza) con la belleza de su animación. Y que fue finalista a la Mejor Película de Animación de los Premios de la Academia del Cine Europeo, estuvo preseleccionada para los Oscar y es candidata a los Premios César del cine francés, que se entregarán el 28 de febrero. En España se estrena este viernes, 21 de febrero y hemos hablado con una de sus directoras, Zabou Breitman.

"Cuando un joven productor me propuso hacer la adaptación de la novela yo no la conocía -confiesa Zabou-. Así que leí el libro y me encantó. Y decidimos convertirla en una película de animación porque era un desafío. Quería hacer una película de animación que no fuera para niños y que combinase el cine político con el romántico. Es decir, que tuviera todo lo que a mí me gusta".

Fotograma de 'Las golondrinas de Kabul'

Viendo el mundo a través de un burka

Las golondrinas de Kabul es la historia de dos parejas, una moderna y otra tradicional, en el imperio del burka. Los hombres tienen que conciliar el amor a sus mujeres con un estado que les ordena despreciarlas. El más progresista experimenta un proceso de conformismo con la sociedad, el otro abrirá los ojos. Porque el auténtico horror lo viven las dos mujeres, que solo existen en la privacidad solitaria del hogar.

El burka, que las mujeres protagonistas se ven obligadas a llevar, da origen a algunas de las imágenes más poéticas y duras de la película. "Queríamos transmitir al espectador lo que se siente al llevar un burka. Descubrimos un videoclip de tres chicas jóvenes, de 2002, en el que cantaban con los burkas puestos. Se filmaron en Kabul incluyendo planos tanto objetivos como subjetivos, rodados desde detrás de la rejilla del burka. Y cuando vi esa imagen, decidimos que queríamos incluir ese punto de vista"

"Para conseguir más realismo, las actrices grabaron sus diálogos con el burka puesto -añade-. Cuando el joven va a dar a la chica una bebida por debajo del burka y ella dice "eso no es mi boca, es mi nariz", es una improvisación porque sucedió realmente así. El actor le dio en la nariz con la bebida. Es una escena divertida, pero que también destaca el hecho de que, con el burka, esas mujeres ya no tienen cara".

La directora también destaca que: "Usamos muchas grabaciones, fotos e imágenes de la época. Y, por la calle, lo único que se veían eran los burkas, esa imágenes era terrible porque no había mujeres, solo esos fantasmas azules".

Fotograma de 'Las golondrinas de Kabul'

Grandes interpretaciones

Zabou asegura que para contar una historia tan especial quería el máximo realismo en las interpretaciones: "Acepté hacer la película a condición de que me dejaran hacerla a mi manera, es decir: primero trabajando con actores de verdad, que yo dirigí vestidos con los atuendos y que interpretaron todas las escenas, todo lo que era posible. No había decorado y los filmamos para las referencias físicas de los personajes, nunca para hacer exactamente lo mismo que luego íbamos a ver en pantalla. El protagonista, por ejemplo, es Simon, un actor al que yo reconozco en el personaje protagonista, por ejemplo en la forma de mover las manos".

"Ante todo quería que fuera algo muy íntimo -añade- y por eso, cuando ellos creían que yo iba a elegir un aspecto visual hiperrealista, yo escogí el proyecto de Eléa Gobbé-Mévellec, de acuarela, lo que le daba esa mezcla entre realismo y abstracción que buscaba. Más que mostrar evoca. Por ejemplo, a veces como escenario solo hay manchas de colores, lo que permite al espectador entrar de una manera muy sencilla, pero muy intensa, en lo que se está contando. Incluso diría que de una forma muy íntima"

Fotograma de 'Las golondrinas de Kabul'

"Los animadores -continúa Zabou-, eran de muchos países europeos como Suiza, Luxemburgo, España, Francia... y solo podían crear dos segundos de película al día, porque quería que los personajes y el movimiento de sus labios se adaptaran de forma muy precisa a los diálogos pregrabados de los actores".

"Además -añade- no estaban acostumbrados a trabajar con las imágenes grabadas por los actores, por lo que tenían que convertirse en los intérpretes, lo que es muy difícil. Por eso tenía que estar recordándoles constantemente que nuestros personajes no hacían gestos exagerados, como los dibujos animados, sino que debían ser muy naturales. Y ellos querían hacer, como los peluqueros: peinados espectaculares. Pero buscábamos algo muy sutil".

"Por ejemplo -añade- el personaje de Mussarat tiene un monólogo muy largo y la animadora que hizo esa parte se pasó dos meses enteros, que era lo que duraba su contrato, para crear esa secuencia. Y todo para animar ese monólogo. Y la actriz que interpretó ese monólogo prácticamente no se movía, solo suspiraba. Para la animadora fue muy complicado porque no sabía si eso iba a funcionar. Pero cuando vimos la película entera, todo el mundo la felicitó porque lo que había hecho era muy bonito... y lo más duro fue ese trabajo de no hacer".

Fotograma de 'Las golondrinas de Kabul'

"Yo no estoy a favor del velo"

En 2020 se celebra el 20 aniversario de la publicación de Persépolis (Reservoir Books), de Marjane Satrapi, una de las novelas gráficas más importantes de la historia, que narra la niñez de la autora durante el reinado del sha de Persia y la república islámica que llevó a los integristas al poder, y que discriminaron a las mujeres y las obligaron a llevar el velo. Esta misma semana la autora declaraba que detestaba el velo y lo que representa, pero que pelearía porque las mujeres puedan llevarlo".

"Es un tema muy complicado incluso en Francia, que es un estado laico -asegura Zabou-. Yo no estoy a favor del velo. Estuve en una escuela pública y laica, y cuando las niñas venían con su velo mi padre se enfadaba mucho. Comprendo lo que dice Marjane pero me cuesta aceptarlo, porque estoy a favor de un país completamente laico. Y creo que si alguien decide vivir en un país, tiene que adaptarse. Pero cuando uno se manifiesta a favor o en contra de algo no debe recibir, en ningún caso, amenazas de muerte. Incluso diría que se puede insultar a la gente, aunque no esté bien, pero nunca amenazar ni matar a nadie".

Fotograma de 'Las golondrinas de Kabul'

En cuanto a la situación actual en Afganistán, que sigue en guerra, Zabou asegura: "Antes los talibanes eran visibles pero actualmente están escondidos. Aunque eso no les impide seguir haciendo cosas espantosas. Y aunque las cosas vayan un poquito mejor para las mujeres todavía hay un largo camino que recorrer".

"Y no me refiero solo a Afganistán. En Irán la situación es una locura, porque era un país libre, extremadamente cultivado. Me hace pensar en la serie El cuento de la doncella. Es casi como ciencia ficción, porque fueron tan progresistas que el retroceso que hay ahora me parece una barbaridad. Y en Afganistán, no sé cómo está ahora exactamente la situación pero... ¿tienen derecho a no llevar velo?.

Las golondrinas de Kabul se estrena este viernes, 21 de febrero.

Cartel de 'Las golondrinas de Kabul'