Peonzas de dedos, escapadas para ver el móvil o cabezadas: asà aguantan los senadores las ocho horas del 'impeachment'
- Las normas del tribunal impiden a los senadores levantarse o introducir el móvil
- La disciplina se relaja conforme avanzan las ocho horas que duran las sesiones


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Los republicanos bloquean los intentos demócratas para llamar a testigos en el inicio del 'impeachment' a Trump, y reducen el juicio a un total de 24 horas repartidas en tres días.
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El abuso y la obstrucción de Trump alterarán para siempre el equilibrio de poder en el Gobierno
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Los fiscales demócratas dedican la jornada a esgrimir los argumentos del primero de los cargos del juicio político
Trump es un presidente que realmente cree que puede hacer lo que quiera
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Los fiscales demócratas argumentan en su tercera y última sesión las acusaciones
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Estar en desacuerdo con las decisiones del presidente en materia extranjera no es un delito por el que se le pueda destituir
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La filtración de extractos de un libro del exasesor de Seguridad Nacional ha sido un jarro de agua fría en la filas republicanas, con cada vez más voces dispuestas a alargar el proceso con nuevos testimonios.
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La Casa Blanca ha lanzado una ofensiva contra el libro en el que Bolton corroboraría que Trump condicionó la ayuda militar a Ucrania a cambio de una investigación a Joe Biden.
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La acusación demócrata:
Esta disputa sobre los hechos materiales va en favor de llamar a testigos adicionales que tengan conocimiento directo
Los republicanos:
Si piden la destitución de Trump por 'abrumadoras pruebas', ¿por qué necesitan más testigos o pruebas?
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La acusación:
Si votan para condenar a Trump, pasarán a la historia como los David que derrotaron a Goliat.
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En la víspera del veredicto, evita saludar a la presidenta demócrata en el Congreso, Nancy Pelosi, que le despide rompiendo la copia de su discurso
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La mayoría republicana ha impedido la destitución del presidente.
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El presidente:
La caza de brujas empezó el mismo día en que la primera dama y yo salimos del ascensor y nunca paró
Nancy Pelosi:
Trump está condenado para siempre, no importa lo que diga. Nunca se va a deshacer de esa cicatriz
El impeachment a Donald Trump ha consumido ya su tercera jornada sin que por el momento se haya registrado ninguna novedad ni ninguno de los actores se haya salido del guión. Si en la primera sesión los republicanos votaron en bloque para imponer las reglas del procedimiento, los congresistas demócratas que ejercen de fiscales han empleado las dos siguientes en exponer los cargos de los que acusa al presidente: abuso de poder y obstrucción a la Justicia.
En la Cámara Alta no se ha oído hasta el momento nada que no se hubiera dicho ya en la Cámara de Representantes. Por ello no es extraño que a los senadores, que actúan como jurado pero no pueden intervenir, les cueste a veces mantener la atención durante las ocho horas que dura cada sesión.
Restricciones a los senadores
Las estrictas normas de comportamiento en la Cámara durante el juicio se lo ponen aún más difícil. Los senadores deben permanecer sentados en silencio en la sala mientras tiene lugar la sesión, tienen prohibido portar consigo dispositivos electrónicos y solo pueden beber agua o leche.
La falta de móvil les impide el usar las redes sociales durante las sesiones, con lo que tampoco pueden darse el gusto de comentar la jugada. La candidata a las primarias demócratas Elizabeth Warren explicaba en Twitter que ha cedido el control de su cuenta a su equipo para no enmudecer totalmente en la red.
“Senators aren’t allowed to have our phones in the chamber, so I’ll be handing over the keys of this account to my Senate staff during the impeachment trial. Follow along for updates and information to help explain what's happening on the Senate floor.“
— Elizabeth Warren (@SenWarren) January 21, 2020
El senador Mike Rounds muestra la peonza de dedos ('spinner') REUTERS/Susan Cornwell
No obstante, conforme avanzan las horas la disciplina se relaja, algo inevitable incluso cuando se tiene en las manos a suerte del presidente de los Estados Unidos, reconocía al New York Times, Kevin Cramer, senador republicano por Dakota del Norte.
Los periodistas que tienen acceso a la sala tampoco pueden llevar móvil ni por supuesto cámara, y no se permite el acceso de los fotógrafos, por lo que a los informadores solo les queda observar y tomar notas de lo que hacen sus señorías.
Quienes aguantan en la silla se entretienen resolviendo crucigramas, dibujando, jugando con peonzas de dedos (finger spinners) o echando un vistazo furtivo al reloj inteligente en la muñeca (un dispositivo que al parecer ha escapado de la vigilancia del tribunal).
Otros se pasan notas y la corresponsal de TVE Cristina Olea ha pillado a alguno echándose una pequeña siesta.
“No se puede llevar cámara ni móvil a la sala donde se celebra el juicio a #Trump pero merece la pena sentarse en primera fila y tomar nota de qué hacen los senadores. Algunos muy atentos, otros pasean y a uno lo he pillado echando una cabezada. #impeachment pic.twitter.com/cagRZc1IaF“
— cristina olea (@cristina_olea) January 23, 2020
Al menos durante la pasada sesión, muchos han desafiado las normas y se han escapado para acudir al guardarropa o al servicio y disfrutar de un momento culpable junto a sus teléfonos móviles. "A veces la atmósfera se parece a la de un aula de primaria", relata Catie Edmondson en el NYT.
La senadora republicana Susan Collins mira su móvil antes de regresar a la sala donde se ve el juicio del impeachment contra Trump. Drew Angerer/Getty Images/AFP
Todos los representantes, tanto republicanos como demócratas, esperan como agua de mayo los recesos de 15 minutos, no solo para estirar las piernas y comer, sino para poder hablar con la prensa en los pasillos y dar su versión de lo que sucede dentro.
El congresista demócrata Jerry Nadler, uno de los fiscales en el impeachment contra Trump, habla con la prensa tras la conclusión de la tercera sesión en el Senado. Samuel Corum/Getty Images/AFP
Los demócratas tienen una jornada más para exponer sus argumentos y después será el turno de la defensa de Trump, cuya estrategia principal es rechazar el juicio como una farsa.
Solo después podrán decidir los senadores si necesitan escuchar a nuevos testigos o recabar pruebas y documentos que no se hubieran presentado anteriormente. Para ello los demócratas necesitan que al menos cuatro republicanos rompan con el bloque de la mayoría. Quizá entonces el juicio sería más entretenido para sus señorías.