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Estados Unidos

Condenan a cadena perpetua al matrimonio acusado de retener y torturar a sus trece hijos

  • Los Turpin - que podrán pedir la libertad condicional en 25 años- han pedido perdón envueltos en lágrimas
  • "Mis padres me quitaron toda mi vida, pero la estoy recuperando", ha dicho una de las hijas durante la audiencia

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Cadena perpetua para los Turpin, por encerrar y torturar a sus hijos

Un tribunal de Estados Unidos ha condenado este viernes a cadena perpetua a un matrimonio tras declararse culpables de retener y torturar a sus trece hijos en su vivienda en el estado de California (suroeste).

La pareja, formada por David y Louise Turpin, fue arrestada en enero después de que uno de sus trece hijos, que tenían entre dos y 29 años, lograra escapar de la casa y alertara a la Policía.

La novedad de la audiencia de este viernes fue el testimonio de dos de los hijos de los Turpin, que se dirigieron a sus padres por primera vez desde su arresto en enero de 2018.

El matrimonio Turpin mantuvo secuestrados a sus 13 hijos en condiciones insalubres

"Mis padres me quitaron toda mi vida, pero la estoy recuperando", ha dicho una de las hijas, identificada como Jane Doe 4. "Todo pasa por una razón, y lo que pudo ser muy malo me hizo más fuerte".

"No puedo describir en palabras por lo que pasamos mientras crecíamos", ha señalado otro de los hijos, que se ha identificado como Joshua. "A veces tengo pesadillas de las cosas que pasamos, de mis hermanos siendo encadenados, pero eso es el pasado y este es el presente". "Amo a mis padres y los perdono por todas las cosas que nos hicieron", ha continuado.

Los padres, que podrán pedir la libertad condicional en 25 años, han pedido perdón envueltos en lágrimas ante un tribunal californiano.

Los Turpin llegaron a encadenar a sus hijos a la cama durante periodos de "semanas o incluso meses", y les privaron de alimentos y agua, así como de atención médica y educación.

La situación que se encontró la policía y los servicios de emergencia cuando acudieron a la vivienda de Perris (California) hizo que la denominaran la "casa de los horrores".