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El gobierno de Aragón rebaja el nivel de alerta por la crecida del Ebro

  • La emergencia pasa de 2 a 1
  • Aún es pronto para evaluar los daños causados en agricultura e infraestructuras
  • Los afectados denuncian mala gestión y exigen que se limpie el río

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El gobierno de Aragón rebaja el nivel de alerta por la crecida del Ebro

El gobierno de Aragón ha rebajado el nivel de emergencia por la crecida del Ebro del 2 al 1, mientras los afectados por las inundaciones denuncian la mala gestión del río y piden que se limpie su lecho.

El consejero aragonés de Presidencia, Vicente Guillén, ha asegurado que "lo peor ha pasado ya" y ha anunciado el descenso del nivel de emergencia en la zona del 2 al 1.

Esto significa que la Unidad Militar de Emergencias (UME) dejará de actuar en la zona de forma escalonada, aunque todavía continúa parte de su operativo en la Ribera Baja, ha informado Guillén a los medios al término de una nueva reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi) en el 112 Aragón.

Ahora, el Gobierno autonómico permanece en prevención, dado que la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) prevé que pueda llover el próximo fin de semana y que a ello se pueda unir al deshielo por el aumento de las temperaturas.

Desciende el caudal

Guillén ha explicado que el caudal del Ebro está bajando de una manera "ostensible", 75 centímetros en las últimas horas. No se espera que se registren más problemas en el curso del río, aparte de alguna incidencia resuelta en Sástago o la inundación del colegio en Velilla, que ha calificado de "menores".

También se espera que en las próximas horas vuelvan a sus hogares las personas con movilidad reducida que fueron evacuadas en algunas localidades.

El consejero considera que aún es pronto para evaluar los daños, sobre todo en huertas e infraestrcuturas, pero cree que serán menores de los provocados por la riada de 2015.

Los afectados denuncian mala gestión

Los habitantes de la Ribera que han visto inundados sus cultivos y naves respiran con alivio pero critican la mala gestión que, en su opinión, está detrás de los daños causados por las crecidas.

"Ahora sentimos la alegría de que la crecida no ha ido a nada más grave para nuestro casco urbano, pero sentimos la desesperación de ver que en cinco años tres crecidas extraordinarias han deshecho la huerta", ha declarado a Europa Press Jesús Morales, alcalde de Quinto de Ebro.

"Si llegaran 4.000 metros cúbicos estaríamos condenados, pero no es normal que cada vez con menos volumen y menos agua tengamos los mismos daños o más", ha advertido Morales. Según el alcalde, en 2015 la riada alcanzó en Quinto los 2.600 metros cúbicos por segundo y en esta ocasión han sido 2.300, pero "los daños son similares" y en otras poblaciones como Fuentes y Pina "este año han tenido más hectáreas inundadas".

Representantes de asociaciones de afectados de Aragón, Navarra y La Rioja han acordado este martes solicitar la reserva de partidas de los Presupuestos Generales del Estado para la limpieza y mantenimiento de la cuenca hidrográfica, uno de los problemas detectados.

Según ha explicado a Efe el vicepresidente de la Asociación aragonesa de Afectados por las Riadas del Ebro (Asafre), Luis Pablo Latorre, uno de los motivos de las crecidas es el cúmulo de áridos en el lecho del río y el estrechamiento del cauce en determinados tramos. Latorre ha recordado que mientras antiguamente los pueblos ribereños podían extraer áridos para infraestructuras y maderas, las restricciones medioambientales han impedido estas labores y se ha producido una elevación del lecho

El vicepresidente de Asafre ha puesto como ejemplo el estrechamiento que se ha producido en la desembocadura del río Arga en el Aragón antes de su salida al Ebro en el término de Falces (Navarra).

Por ello, una de las primeras propuestas de los afectados es "limpiar el Ebro, no dragar", según ha apuntado Latorre, y en aquellos puntos donde hay estrechamientos que los ayuntamientos o constructores puedan extraer los áridos. También piden un levantamiento de las medidas ambientales para acometer actuaciones puntuales y el establecimiento de un nuevo punto de medición entre Castejón y Zaragoza, tras la desembocadura del Arba en el Ebro, lo que permitiría a los pueblos ribereños poder tomar decisiones a tiempo.

La asociación considera "fundamental" que los representantes políticos se comprometan a través de los PGE para llevar a cabo estas obras y "digan cuál va a ser su postura" ante la situación del Ebro.