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'Morder la manzana'

Leticia Dolera: "Si llaman 'feminazi' a mujeres por mojarse por la igualdad, al final el término me va a parecer bien"

  • La directora y actriz presenta su primer libro sobre feminismo: Morder la manzana
  • En él, desmonta mitos, estereotipos y comportamientos marcados por el machismo
  • Ahora escribe una película protagonizada por mujeres mayores de 30 años

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La actriz Leticia Dolera, en una imagen de archivo
La actriz Leticia Dolera, en una imagen de archivo

Empieza a nevar en un hotel en el centro de Madrid, pocas veces lo hace en plena capital. En ese momento, entra Leticia Dolera, actriz (REC 3 o El otro lado de la cama), directora (Lo siento, te quiero, A o B y Habitantes) y ahora escritora. Se planta frente a los periodistas que la esperan en la rueda de prensa y no se corta en coger una manzana, una roja, igual que las que se han repartido a la prensa, y llevársela a la boca.

Hoy, 27 de febrero, ha salido a la venta su libro, Morder la manzana, pero ha habido tanta preventa que la editorial (Planeta) confirma que están ya reeditándolo. Un libro (no ficción) que desmonta los mitos, la cultura y las creencias machistas que en pleno siglo XXI perviven en la sociedad.

Mitos que comenzaron mucho antes. Eva mordió la manzana del conocimiento y condenó a la humanidad a ser expulsada fuera del paraíso. Pandora se dejó llevar por la curiosidad y abrió la caja de la que salieron todos los males del mundo. Otra vez, una manzana fue el símbolo de la rivalidad entre Blancanieves y la madrastra, uno de esos cuentos que perpetúan la idea de que la mujer es enemiga de la mujer, que quiere ser más bella y más amada. Quizá Lilit, antes que Eva, fuera la primera mujer feminista, que se rebeló al no querer vivir en el paraíso respondiendo a los deseos sexuales de Adán y se fue a satisfacer los suyos propios a otra parte, pero entonces la relacionaron con Satanás. “Todas somos Eva, Pandora y Lilit”, defiende Leticia Dolera en su libro.

El feminismo es hoy necesario de forma radical y urgente

“El feminismo es hoy necesario de forma radical y urgente”, asevera la directora y actriz a RTVE.es. Dolera acaba de cruzar una importante línea, la de no quedarse en el personaje público para contar sus experiencias más íntimas, así como las de sus amigas, para dejar claro que “lo personal es político”. “He dado este paso leyendo sobre feminismo y sobre cómo el despertar de muchas mujeres vino por hablar entre ellas y contar cómo se sentían discriminadas sin saber por qué”, relata la autora: "Es el libro que me hubiera gustado leer de adolescente".

Leticia Dolera atiende a los periodistas de RNE durante la presentación de 'Morder la manzana'

Leticia Dolera atiende a los periodistas de RNE durante la presentación de 'Morder la manzana' Rocío Gil / RTVE

Abrir los ojos en una noche de amigas

Morder la manzana comienza con una noche entre amigas y la confesión de la agresión sufrida por una de ellas en un taxi. La actriz recuerda otro episodio: un fisioterapeuta abusó de ella en un Spa al que fue con su pareja. Tenía 20 años, no se había puesto aún “las gafas del feminismo” (esas cuyo cristal hace ver la vida de otra manera y que detectan el machismo). Relata cómo no sabía qué hacer, intentaba normalizar el abuso sexual pensando que se trataba de un profesional, que lo que estaba haciendo era parte del tratamiento. Y a la vez, se sentía culpable y sentía vergüenza.

La verguenza es sólo para quien agrede

“La verguenza es sólo para quien agrede”, sentencia hoy, a sus 35 años y muchas más experiencias a sus espaldas. Se acabó lo de “y si llevaba minifalda, ¿qué se esperaba?” o “¿Qué esperaba yendo por la calle tan tarde y sola?”. El agresor, dice, no es un loco, no tiene un perfil, es “un perfecto hijo del patriarcado”, que ha aprendido con la cultura televisiva, cinematográfica y publicitaria de que la mujer es un objeto de deseo que apenas tiene voz, y con la educación, que minimiza la representación de las mujeres en la Historia, la ciencia y la literatura.

Abiertamente criticada por su feminismo

Dolera es consciente de que la llaman “pesada” al hablar de feminismo. Ella responde con ironía y con sarcasmo, como cuando empleó una ilustración para acompañar la acusación de que era “más pesada que el Sol”. En Morder la manzana, no, ahí emplea datos en lugar de ironía (hay una violación cada ocho horas, por ejemplo) . “Tengo muchísimas cenas con gente en las que acabamos hablando sobre feminismo. El resultado… depende de lo avanzada que esté la noche y de la confianza, pero siempre me sacan el tema. Unas veces por interés real y otras para chincharme”, cuenta.

Me han llamado ‘feminazi’ varias veces; me han dicho que lo que quiero hacer con el feminismo es dinero

“Me han llamado ‘feminazi’ varias veces; me han dicho que lo que quiero hacer con el feminismo es dinero. Llevo unos meses con las menciones de Twitter silenciadas para sólo recibir notificaciones de la gente a la que sigo, porque me han atacado mucho más a raíz de hablar de feminismo y también sobre piratería”, confiesa la directora, y con humor añade: “Son temas con los que haces amigos en las redes”.

¿Sobre el término ‘feminazi’? “Si llaman 'feminazi' a mujeres como Barbijaputa, que escribe unos artículos tan necesarios, o a mí, o a políticas que se mojan con el tema de la igualdad, al final lo de feminazi me va a parecer bien”, defiende.

Leticia Dolera firma uno de los ejemplares de 'Morder la manzana'

Leticia Dolera firma uno de los ejemplares de 'Morder la manzana' Rocío Gil /RTVE.es

Entre crítica y crítica, en su libro escribe sobre términos como el androcentrismo (visión del mundo centrada en el hombre), el patriarcado (autoridad y liderazgo del varón sobre la mujer), la sororidad (hermandad entre mujeres), los micromachismos (agresiones cotidianas que pasan desapercibidas), el mito de inalcanzable de la belleza para someter a mujeres, el feminismo radical o la diversidad amorosa. Habla también de la historia del feminismo y sus corrientes, sin excluir de ellas a los "hombres aliados", que han sido y son "necesarios". Todo ello sin olvidar la doble discriminación que sufre la mujer si además no es de raza blanca, no es heterosexual o tiene diversidad funcional.

Intento ser pedagógica cuando me preguntan sobre feminismo, pero hay otras veces en las que me canso y no entro a debatir

“La mayoría de las veces intento ser pedagógica cuando me preguntan sobre feminismo, pero hay otras veces en las que me canso y no entro a debatir. A lo mejor, por eso he escrito este libro poniéndole todas mis energías y así ahora, cuando alguien me pregunte, pueda dejárselo”, relata entre risas.

El machismo en el cine

Tras la publicación de Morder la Manzana, Leticia Dolera está ahora centrada en escribir su próxima película. Avanza que “tiene a tres mujeres como protagonistas, tienen más de 35 años y sí, hablan entre ellas no sólo de hombres, que también, sino de trabajo, amistad y muchísimas cosas”. Es decir, que pasa los tres requisitos el test de Bechdel, el filtro básico para determinar si una película puede ser o no machista. Para pasarlo, sólo hace falta que en la película haya, al menos, dos mujeres con un rol importante, que hablen entre ellas y que no sólo lo hagan sobre hombres o sobre el amor.

He rechazado películas que me parecía que mostraban una sociedad muy machista

Ella no quiere formar parte de esa cultura en el cine, un arte que sigue perpetuando estereotipos en pantalla y detrás de ella, en la industria. “He rechazado películas que me parecía que mostraban una sociedad muy machista sin pretender criticarla”, confiesa. Una de ellas, tal como relata en el libro, fue una producción francesa que iba a rodar en París. Dolera relata su humillación entonces cuando, tras discutir que había un desnudo que no estaba justificado, “el director dibujó mis tetas y mi culo en un papel” para explicárselo. Por eso, reconoce que ha "preferido, siempre, hacer una película que fuera mala pero que no me pareciera ideológicamente dañina".

Leticia Dolera, en el photocall de la presentación de su libro

Leticia Dolera, en el photocall de la presentación de su libro RTVE.es

En España, no han salido casos tan escandalosos como los de Harvey Weinstein, el famoso productor estadounidense acusado por múltiples actrices de abusar de ellas. Sin embargo, en su libro Dolera relata cómo una vez, cuando estaba empezando su carrera a los 18 años, un director de televisión le agarró un pecho durante una fiesta delante de otros tres hombres que no dijeron nada, que fueron cómplices con su silencio aún cuando ella misma le preguntó que qué estaba haciendo y, como respuesta, el director volvió a agredirle de nuevo.

Ahora alzo la voz, y tengo derecho a hacerlo, un derecho que se nos ha negado a las mujeres históricamente

La impotencia de entonces se ve reflejada ahora en su libro. Ya no calla estas agresiones, pero tiempo ha costado. “Cuando los hombres alzan la voz o son vehementes se considera que forma parte de su forma de expresarse con autoridad. Ahora alzo la voz, y tengo derecho a hacerlo, un derecho que se nos ha negado a las mujeres históricamente al tacharnos, si lo hacíamos o nos poníamos vehementes, de autoritarias histéricas”.

"Yo voy a parar el 8 de marzo"

Por eso anima a todas las mujeres que puedan (se muestra consciente de la "precariedad laboral" que sufren muchas mujeres, que tienen miedo de perder su empleo o que no pueden permitirse perder dinero), a que vayan a la Huelga feminista del 8 de marzo, Día de la Mujer. "Yo voy a parar. Ese día comienza la muestra ScyFy (de ciencia ficción), que presento, y no voy a trabajar. Siendo la mayoría de responsables del festival hombres -ante lo que añade un "qué sorpresa"-, me han apoyado y presentaré el resto de días", explica.

Con su activismo, ahora plasmado en un libro, anima ahora a todas esas Evas, Pandoras y Lilits a empoderarse. “Si el conocimiento es pecado, pequemos como Eva. Si la curiosidad es un peligro, seamos peligrosas como Pandora. Si la rebeldía nos expulsa del paraíso, creemos uno propio como Lilit. Seamos desobedientes con el sistema de género establecido, que no nos cuenten qué es ser mujer, a qué podemos aspirar, que no nos arrebaten nuestra sexualidad y que no nos describan el amor. Que no nos cuenten la vida, lo que queremos es vivirla. Mordamos todas las manzanas, abramos todas las cajas”.

Todo ello, resumido en una frase: “La revolución será feminista o no será”.