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Elecciones en Italia

Los partidos italianos, al ataque a una semana de unas elecciones inciertas

  • Los partidos apuran la recta final para convencer a los indecisos (30%)
  • La coalición de derecha liderada por el partido de Berlusconi se ve ya en el Gobierno
  • Los sondeos pronostican la victoria del Movimiento 5 Estrellas como fuerza única
  • La izquierda de Matteo Renzi se prepara para evitar la debacle electoral

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Un hombre pasea frente a los carteles electorales en Roma
Un hombre pasea frente a los carteles electorales en Roma.

Los partidos políticos italianos siguen sus ofensivas contra sus rivales y reclaman el voto útil de los muchos electores indecisos, a una semana para las elecciones legislativas del 4 de marzo, que se prevén impredecibles.

En Italia no se pueden publicar sondeos electorales desde el 16 de febrero, pero aquellos datos arrojaban un escenario postelectoral en el que ninguno de los bloques conseguía una mayoría estable para gobernar, aunque la derecha a la cabeza acariciara esa posibilidad.

Por ello, los partidos políticos prosiguen con sus ofensivas para captar el voto de los indecisos, que representa alrededor del 30 % del electorado, lo que podría decantar finalmente la balanza.

La derecha llama a la puerta del Parlamento

La coalición de derechas, formada por la Forza Italia de Silvio Berlusconi, la xenófoba Liga Norte de Matteo Salvini y la extrema derecha de Hermanos de Italia, saca ya pecho y empieza a imaginar su hipotética llegada al Ejecutivo tras cinco años de izquierda.

Berlusconi ha celebrado este domingo, en una larga intervención en su teatro Manzoni de Milán, que el bloque ya supera el 40 % de los votos necesarios para ganar, según sus informes internos, pero al mismo tiempo ha dicho que "no basta" pues desea "una gran mayoría".

Lo ha dicho a pesar de que ni siquiera ha desvelado aún a quién propondrá como candidato a primer ministro, pues él no puede serlo al estar inhabilitado políticamente hasta 2019, y la ausencia de una apuesta clara ha suscitado ciertas tensiones en el seno del bloque.

Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia
Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia

Silvio Berlusconi, lSilvio Berlusconi, líder de Forza Italia AFP / Piero Cruciatti

Por su parte, Salvini, líder de la xenófoba Liga, ha pronosticado que su partido será el más votado de la coalición y que, por ello, según se ha acordado, en caso de victoria será primer ministro.

Ve tan claro su triunfo que el sábado, en un mitin electoral ante el Duomo milanés, escenificó su ideal juramento como presidente del futuro Gobierno, provisto, eso sí, de un Evangelio y de un rosario, lo que le ha valido críticas.

El candidato de la Liga Norte, Matteo Salvini
El candidato de la Liga Norte, Matteo Salvini

El candidato de la Liga Norte, Matteo Salvini AFP / Miguel Medina

El Movimiento 5 Estrellas, la fuerza más votada según los sondeos

Desde esta teórica ventaja en la derecha, Berlusconi, a sus 81 años, aseguró que del mismo modo que en 1994 se vio obligado a entrar en política ante el "peligro" de los comunistas, ahora lo hace para frenar la "secta" del Movimiento Cinco Estrellas (M5S).

Esta formación antisistema será, según las encuestas, la más votada en solitario, sin coalición, pero no alcanzará el mínimo de votos para gobernar, por lo que, al contrario que en el 2013, cuando rechazaban los pactos postelectorales, ahora no descartan aliarse.

Su candidato, Luigi di Maio, ha arremetido este domingo contra la derecha y ha expresado su deseo de que los italianos impidan a esa coalición "un resultado notable", aunque ha afirmado que si obtiene el mandato de formar Gobierno y no tiene mayoría, debatirá con todos sus rivales.

El líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio
El líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio

El líder del Movimiento 5 Estrellas, Luigi Di Maio REUTERS / Circo de Luca

En esta última semana antes de las elecciones el M5S presentará el equipo de gobierno y a los ministros que Di Maio designará en caso de gobernar, en un ejercicio de transparencia con los electores, según recordó hoy en el programa Mezz'Ora in più, del canal Rai3.

Lo hará después de semanas en las que ha tenido que sortear varios contratiempos, como la suspensión de una decena de candidatos por pertenecer a la masonería o por no haber devuelto parte de su sueldo de parlamentario, tal y como requieren las reglas internas.

El debacle de la izquierda dividida

Por su parte, mientras la derecha se presenta unida y planea un acto conjunto en Roma el 1 de marzo, la izquierda se muestra dividida entre el Partido Demócrata (PD), que ha gobernado los últimos cinco años, y Libres e Iguales (LeU).

El PD quiere mantener su posición de primer partido, algo difícil según los sondeos, que le sitúan en tercera posición, y este domingo su líder y candidato, el ex primer ministro Matteo Renzi, ha avisado de los presuntos riesgos de su derrota electoral para el país.

El candidato del Partido Democrático, Matteo Renzi
El candidato del Partido Democrático, Matteo Renzi

El candidato del Partido Democrático, Matteo Renzi EFE / Alessandro Di Marco

"O dentro de una semana somos el primer partido y el primer grupo parlamentario, o será el país el que tenga problemas", ha considerado en una convención del partido en Turín. Aunque, al abordar sus espectativas ante el 4 de marzo, ha dicho ser optimista: "Siento que el clima cambia cada día", ha asegurado.

Su correligionario y primer ministro en funciones, Paolo Gentiloni, ha arremetido contra el M5S y contra la derecha de Berlusconi y Salvini, por encarnar el populismo y el soberanismo. Por ese "riesgo", ha explicado, la Unión Europea observa con atención el desarrollo de la campaña.

Desde LeU reclaman el voto útil para la izquierda más auténtica pues, según ha denunciado una de sus exponentes, la presidenta de la Cámara de los Diputados, Laura Boldrini, Renzi ayudó más a la patronal que a los trabajadores en sus mil días de Gobierno.

Los partidos afrontan así, con ataques recíprocos, una semana clave ante las elecciones, pensando también en los escenarios que derivarán de las mismas y la posible necesidad de elaborar grandes coaliciones o, en caso de no formar Gobierno, volver a votar, algo que pocos o ninguno descartan.