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Elecciones en Francia

Los escándalos de Fillon y Le Pen centran el debate de los once candidatos al Elíseo

  • Las investigaciones sobre ambos por corrupción calentaron el ambiente
  • Macron recibió ataques por su etapa como ministro de Economía (2014-16)
  • Las políticas proteccionistas de Le Pen fueron también muy criticadas
  • El 23 de abril se celebra la primera vuelta de las presidenciales en Francia

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Las investigaciones por corrupción de que son objeto el conservador François Fillon y la ultraderechista Marine Le Pen, así como el pasado de banquero de negocios del socioliberal Emmanuel Macron, han marcado los momentos de mayor fricción en el debate de los candidatos presidenciales en Francia celebrado este martes.

Durante casi cuatro horas, los once pretendientes del Elíseo que se disputarán el voto de los electores en la primera vuelta del próximo día 23 se sometieron ante las cámaras a un ejercicio inédito y muy pautado para respetar la igualdad de todos, que dio pie a pocos momentos de verdadera discusión.

El momento de mayor temperatura se ha producido al abordar la moralización de la política por el trasfondo de los procedimientos judiciales abiertos contra Fillon, que ha sido imputado por los empleos supuestamente ficticios que otorgó a su mujer y a dos de sus hijos, y a Le Pen, que hasta ahora se ha negado a presentarse para no ser acusada, amparándose en su impunidad parlamentaria.

Fillon y Le Pen mantienen sus posturas

El trostkista Philippe Poutou ha sido el que ha desencadenado las hostilidades al referirse al escándalo que persigue a Fillon: "Cuanto más se profundiza, más huele a corrupción", ha dicho.

Poutou ha acusado a Fillon y a Le Pen de "meter la mano en la caja" de los fondos públicos, a lo que esta última ha replicado con la que ha sido su argumentación en las últimas semanas: "Soy perseguida políticamente por unos asuntos en los que no hay la menor sombra de enriquecimiento personal".

Fillon, por su parte, se ha negado a responder a las preguntas que le ha hecho una de las periodistas moderadoras del debate sobre su inculpación, y también a reconocer que había cometido errores al contratar a su mujer y a sus hijos como asistentes parlamentarios con dinero público, algo -ha afirmado- que han hecho cientos de parlamentarios franceses.

Macron no se salva de los ataques

El socioliberal Emmanuel Macron se ha visto también atacado por el candidato soberanista Nicolas Dupont Aignan, al reprocharle un posible conflicto de intereses por haber gestionado como ministro de Economía (2014-2016) casos de empresas con las que había tratado anteriormente cuando fue banquero de negocios.

Macron, favorito de las encuestas, ha salido al paso asegurando que su actuación en el Gobierno del actual presidente, el socialista François Hollande, estuvo dominada por una "total independencia", y ha lanzado una puya a Fillon y a Le Pen al señalar que cuando se aspira a ser jefe del Estado "hay que empezar por respetar la justicia".

Además, ha indicado que apoya una de las principales propuestas para favorecer la ética en la política defendida también por Dupont Aignan y por los dos grandes candidatos de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon y Benoît Hamon: impedir que se presente a un cargo electo una persona que haya sido condenada.

Críticas al proteccionismo de Le Pen

Otro de los momentos álgidos de un debate que en términos generales no ha permitido que ninguno de los grandes candidatos descollara ha sido el dedicado a la política europea, con una atención particular a la directiva sobre los trabajadores desplazados.

Macron y Fillon han cargado por separado contra los planes de Le Pen de sacar a Francia del euro y establecer barreras proteccionistas, y han advertido de que todo eso tendría graves consecuencias para el país.

La líder ultraderechista se ha reafirmado en su voluntad de imponer un impuesto a las empresas que contraten a extranjeros -incluidos los ciudadanos de otros países europeos residentes en Francia- y en establecer lo que llama un "proteccionismo inteligente", para lo que ha dado como ejemplo las barreras aduaneras que Suiza o Corea del Sur ponen a la entrada de productos agrícolas.