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Prisión para el yihadista exmiembro del GAL que habló de inmolarse en un transporte público

  • La juez envía a Daniel Fernández Aceña a prisión sin fianza por terrorismo
  • Aceña fue condenado a 29 años de cárcel en 1985 por asesinato
  • También ha ido a prisión el segundo detenido en la operación de la Guardia Civil

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Daniel Fernández Aceña en el momento de su detención
Daniel Fernández Aceña en el momento de su detención.

La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela ha enviado a prisión sin fianza por delitos de terrorismo al exmiembro del GAL Daniel Fernández Aceña, quien tras abrazar la doctrina yihadista y hacer labores de adoctrinamiento llegó a manifestar la posibilidad de inmolarse en un transporte público.

También ha ido a prisión el segundo detenido en esta operación de la Guardia Civil, también español, por un delito de tráfico de drogas -dado que se le intervinieron sustancias estupefacientes-, si bien se sigue investigando si tenía asimismo relación con el yihadismo. Los investigadores tienen constancia de que esta persona vivió en su momento con Fernández Aceña y no descartan que haya podido facilitarle material.

La Guardia Civil considera a Fernández Aceña, condenado a 29 años de cárcel en 1985 por el asesinato del trabajador ferroviario francés Jean-Pierre Leiva en Hendaya (Francia), un peligroso "lobo solitario" capaz de cometer un atentado en cualquier momento.

En los registros efectuados, los agentes de la Jefatura de Información de la Guardia Civil y del Grupo de Información de la Comandancia de Segovia hallaron abundante material informático de Fernádez Aceña con imágenes de enorme dureza de acciones yihadistas como ejecuciones y atentados.

Contaba además con diversos perfiles en redes sociales en los que se constataría también la asimilación que había hecho del ideario yihadista como "lobo solitario". Había manifestado también la posibilidad de inmolarse en un medio de transporte público o de atentar mediante "dos o tres tiros en la nuca", según fuentes de la investigación.

Estas circunstancias, unidas a la sospecha de que tuviese acceso a armas y la constancia de que había viajado a zonas de conflicto en Afganistán, Siria y Palestina, han convertido a este exmiembro del GAL en uno de los detenidos por yihadismo más peligrosos de los arrestados hasta ahora por la Guardia Civil.