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Gianfranco Rosi: "He filmado la muerte en la frontera de Europa"

  • Se estrena Fuego en el mar, ganadora del Oso de Oro en Berlín
  • Un documental sobre el contraste de la vida en Lampedusa y la llegada de los refugiados
  • RTVE.es entrevista al cineasta italiano

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Tráiler de 'Fuego en el mar'

Rodando en soledad con su cámara, sin la compañía ni de un sonidista, el documentalista italiano Gianfranco Rosi ya ha ganado el Festival de Venecia (Sacro GRA en 2013) y el de Berlín de este año con Fuego en el mar. Meryl Streep, presidenta este año del jurado de la Berlinale, destacaba la “urgencia” necesaria de su película: un retrato simbólico de la isla de Lampedusa, adormecida en su rutina mientras oleadas de inmigrantes son interceptados antes de desembarcar en sus costas.

En el pasado Festival de San Sebastián, Rosi detallaba en una entrevista que su método para captar la verdad es camuflarse como observador silencioso y paciente. Sin preguntas ni entrevistas, buscando la intimidad con el tiempo como herramienta.

“Sé cuando empiezo pero no cuándo termino. La película se convierte en un itinerario muy largo porque no sé qué historia voy a contar”, explica. “Es una escritura que hago con la cámara, no con el bolígrafo. Los informativos hablan de la isla solo cuando hay muertos. He querido mostrar la inmigración a través de los personajes de la isla”.

Rosi se instaló año y medio en Lampedusa para conocer la vida de sus habitantes, fue depurando con el retrato de una familia y, dentro de la familia, afinó con un niño pizpireto aquejado de la vista. Un ojo vago convertido en poderosa metáfora de la ceguera europea ante la masiva llegada de refugiados.

El naufragio moral de Europa

Acompañó a las guardias costeras en su desesperada búsqueda de barcazas al borde del naufragio. “Fue un itinerario emocional muy fuerte. He visto tantas tragedias, tantos cadáveres, tantas personas que no han conseguido llegar a Lampedusa”, dice sobre el rodaje. “He filmado la muerte en la frontera de Europa y eso te cambia por dentro. He encontrado guardas desesperados y también personas felices por llegar a Lampedusa: gente podía tocar la libertad y huir de la tragedia, la guerra, el hambre y la miseria”.

Pero Fuego en el mar no es un reportaje periodístico extendido: el documental se centra en el naufragio moral de Europa, con sus habitantes insensibilizados incluso en la primera línea . “Hace 4 años los inmigrantes llegaban directamente a la isla. Pero cuando se institucionalizó Frontex y la Operación Mare Nostrum, y a los inmigrantes se les rescata en el mar, la interacción con los habitantes ha desaparecido. Se han constituido dos mundos que no tienen contacto y apenas se tocan. Viven como cualquier habitante de Europa”.

Fuego en el mar es también el título de una canción ligera muy popular en Lampedusa que hace referencia a los bombardeos aliados durante la II Guerra Mundial. “Me gustaba porque también reflejaba el sentido de la película que, en el fondo, son pequeñas historias muy ligeras que chocan con la tragedia que evocan”.

Rosi no es creyente del cine como arma cargada de futuro. “No creo que el arte pueda cambiar el mundo o el curso de la historia, pero puede crear una toma de conciencia. Si consigo que diez espectadores salgan de una proyección y se pregunten ‘¿qué puedo hacer?’ para mí ya es un resultado buenísimo”, afirma

Así que apela a la acción política como única solución. “Europa tiene que cambiar de política, comenzar a convertirse en una Europa unida, y no dejar a los estados actuar independientemente en este asunto”, reclama. “Europa no puede aceptar que países como Hungría, Polonia o Austria rechacen compartir a los inmigrantes”.

En la frontera del documental y la ficción, Rosi da continuidad a su estilo de ritmo moroso y cuidados encuadres. “Quiero utilizar todos los instrumentos que el cine pone a mi disposición para contar la realidad y para reforzarla”, afirma. “Por tanto tengo que desaparecer mentalmente del relato y dejar espacio al espectador. Es importante que haya secuencias largar y fotografía compuesta porque quiero que desaparezca mi punto de vista y sea el público el que forme la historia. Y el lenguaje del cine ayuda a esto”.