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'La gran odalisca' de Ingres abandona el Louvre para colgar en El Prado

  • El museo inaugurará su primera muestra monográfico del pintor el día 24

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La gran Odalisca. Jean-Auguste-Dominique Ingres (1814). París, Museo del Louvre, département des Peintures-
La gran Odalisca. Jean-Auguste-Dominique Ingres (1814). París, Museo del Louvre, département des Peintures-

La gran odalisca de Ingres ha abandonado excepcionalmente el Louvre y cuelga ya en las paredes del Museo del Prado, donde formará parte de la primera exposición monográfica que se dedique en España al maestro francés que abrirá sus puertas el próximo día 24 de noviembre. La muestra ha sido organizada con el patrocinio de la Fundación AXA.

Sesenta obras formarán parte de la gran muestra con la que el Prado despide el año y que supondrá una ocasión única y extraordinaria de recorrer cronológica y temáticamente la trayectoria del artista francés.El presidente del patronato del Prado,  José Pedro Pérez Llorca, ha recordado que la colaboración entre ambas instituciones se remonta a 1999 con exposiciones como las dedicadas a Durero, Turner, Rafael, Velázquez, Picasso o Goya

Para ello se ha contado con la colaboración del Louvre y la participación del Museo Ingres de Montauban, que cederán las pinturas más emblemáticas del maestro. A estas se unirán piezas procedentes de instituciones belgas, inglesas, italianas y norteamericanas. Ingres no está representado en las colecciones públicas españolas y solo la colección Casa de Alba posee una obra del maestro francés, Felipe V imponiendo el Toisón de Oro al mariscal de Berwick, que actualmente se exhibe en la exposición que se celebra en el Meadows Museum de Dallas.

En el recorrido planteado por Carlos Giménez Navarro, conservador del siglo XIX del Prado, y por Vincent Pomarède, conservador del Museo del Louvre, se prestará una atención especial al interés del pintor por el retrato, con obras como Monsieur Bertin, la Condesa de Haussonville o Napoleón I en el trono imperial.

Se profundizará también en el deseo de Ingres por ser reconocido como pintor de Historia y su atracción por los argumentos literarios o por el desnudo, como en La gran odalisca o Baño turco, que muestra "la sensualidad de la feminidad sin excusas", ha señalado el comisario.

Giménez Navarro ha recordado que desde que a finales del siglo XIX la obra pasara a formar parte del Museo del Louvre, han sido escasas las ocasiones en que La gran odalisca ha abandonado la ciudad del Sena.

Pura sensualidad

La obra fue encargada por el matrimonio Murat, Carolina Bonaparte y Joaquín Murat, y formaba parte de una pareja junto con La bella durmiente, obra desaparecida. En opinión del comisario, esta pintura es uno de los grandes y singulares desnudos de la historia del arte. "Se diferencia de otros desnudos que se conservan en el Museo del Prado en que en esta obra no hay argumento que justifique el desnudo, solo hay pura sensualidad".

El propio Ingres, tras recuperar la obra, la presentó en el Salón de París de 1819, donde la crítica la recibió como una pintura obscena, además de tener escasa expresión anatómica del cuerpo. "La obra suscitó estudios de todo tipo, como el que señaló que tenía tres vertebras de más. El debate resultó tan intenso que el propio rey Luis XVIII acudió al Salón y afirmó que lo único imperfecto de la pintura era la forma en que Ingres había conjugado el verbo pintar en su firma".

El rey intentó comprar la pintura que acabó en manos de un riquísimo banquero, de las que pasó posteriormente a varias colecciones francesas hasta que a finales del XIX la adquirió el Museo del Louvre. Abandonó este museo en dos ocasiones con motivo de la primera y segunda Guerra Mundial, y a partir de entonces solo en cuatro ocasiones para formar parte de grandes exposiciones.

"Es una obra muy importante tanto por su valor artístico como por su ideario, ya que se ha convertido en ejemplo de la belleza y en elemento iconográfico de ideales reivindicativos como el feminista". Frente a "La gran odalisca" se situará en la exposición "Ruggiero liberando a Angélica", desnudo que compró Luis XVIII y que es una pintura muy significativa en la producción de Ingres.

En la misma sala colgarán también un dibujo preparatorio de La gran odalisca y una versión en grisalla de la misma. "Ingres repetía muchas veces cada una de sus composiciones, de las que hacía hasta siete versiones, la última en grisalla para que la línea prevaleciera sobre el color", ha comentado el comisario.