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Los imanes podrían ser útiles para tratar enfermedades neurológicas y psiquíatricas

  • Los campos magnéticos fuertes pueden alterar funciones cognitivas humanas
  • Ya se están haciendo experimentos con pacientes de parkinson
  • Los científicos esperan empezar pronto en migraña y otras enfermedades neurológicas

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Ilustración de un cerebro
Ilustración de un cerebro

Los campos magnéticos producidos por imanes, cuando son lo suficientemente fuertes, son capaces de alterar la actividad eléctrica de la corteza motora y visual del cerebro, pero no solo. Ahora, científicos españoles han constatado que además éstos pueden influir en funciones cognitivas humanas.

Los investigadores demostraron, en un experimento con 76 adultos sanos, que los imanes dificultan la ejecución de algunas tareas.

En concreto, y según este experimento, en un ejercicio en el que los voluntarios tenían que encontrar objetos escondidos en una pantalla, aquellos con campos magnéticos estáticos en la cabeza lo hicieron peor, ha detallado a Efe Antonio Oliviero, del Hospital Nacional de Parapléjicos (Toledo) y director de esta investigación.

Imanes para tratar enfermedades neurológicas

“El gran avance que presenta este artículo -publicado en la revista Journal of Neuroscience y cuyo primer firmante es Javier González Rosa, del Centro de Tecnología Biomédica- es que, además de haber efectos sobre la fisiología pura y dura de la corteza visual, se da un efecto sobre el comportamiento, sobre la función visual”.

Se trata, a su juicio, de un resultado “bastante importante”, porque abre la puerta al uso de potentes imanes para tratar algunas enfermedades neurológicas y psiquiátricas, según Oliviero.

En muchas patologías se da un exceso o déficit de excitabilidad cerebral y se podrían aplicar estos campos magnéticos para corregirlo (en la epilepsia por ejemplo las neuronas se “disparan”).

“Tener herramientas como éstas -los imanes- permitiría reducir la descarga de neuronas, lo que sería potencialmente beneficioso en muchas patologías, como por ejemplo la epilepsia”, ha señalado este científico.

El cerebro funciona con muchas áreas interconectadas que se reequilibran entre ellas y, según este artículo, estos campos magnéticos podrían servir para inhibir unas y hacer funcionar mejor otras.

Una muestra microscópica de un cerebro humano
Una muestra microscópica de un cerebro humano

Una muestra microscópica de un cerebro humano EFE/BERND WUESTNECK

Una prometedora herramienta para controlar la actividad cerebral

El estudio se hizo en tres fases con 76 personas sanas, a las que se les colocó en la cabeza unos imanes; a un grupo imanes magnéticos y a otro grupo cilindros de acero sin efecto magnético, a modo de placebo.

Se les pidió desarrollar la tarea de buscar objetos escondidos en una pantalla y se les midió la actividad eléctrica cerebral mediante un electroencefalograma. Se midieron aciertos y errores, el tiempo y las características de la actividad eléctrica cerebral.

Los imanes utilizados fueron 40 veces más fuertes que un imán típico de nevera, ha detallado a Efe Bryan Strange, del Centro de Tecnología Biomédica (de la Universidad Politécnica de Madrid) y otro de los autores del trabajo.

“Los imanes fueron colocados en la parte posterior de la cabeza y este estudio supone la primera demostración de que pueden influir tanto en la actividad del cerebro como en el comportamiento humano”.

Strange ha coincidido con Oliviero en que esto abre una puerta al uso de los campos magnéticos estáticos como una “prometedora” herramienta para interferir o modular la actividad cerebral.

Han participado además científicos del Hospital Universitario HM Puerta del Sur y del Centro Alzhéimer Reina Sofía, ambos en Madrid.

Los investigadores están haciendo nuevos experimentos con pacientes de párkinson y esperan empezar pronto en migraña y otras enfermedades neurológicas.