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Los rebeldes hutíes rompen el alto el fuego e irrumpen en el palacio presidencial de Yemen

  • Han dejado salir del edificio a los guardias y empleados
  • El presidente no se encontraba en el inmueble
  • Los hutíes también bombardean la casa del presidente yemení
  • El alto el fuego se alcanzó este lunes tras graves disturbios

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A member of the presidential guards stands on an armoured personnel carrier blocking a road leading to the presidential palace in Sanaa
Miembros de la Guardia Presidencial hacen guardia frente al palacio presidencial

Combatientes del movimiento chií de los hutíes de Yemen han roto este martes el alto el fuego acordado este lunes con el Gobierno y se han hecho con el control del palacio presidencial, tras haber dejado salir del edificio a los guardias y empleados, según testigos de los hechos.

El presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, no se encontraba en el inmueble en el momento de la irrupción de los milicianos, sino en su residencia, situada en un barrio del oeste de la capital. Según un comunicado de la ministra de información de Yemen, Nadia al Sakaf, combatientes del movimiento chií están bombardeando la residencia del presidente, Abdo Rabu Mansur Hadi, situada en el oeste de la capital Saná.

Los rebeldes están atacando la casa de Mansur Hadi desde lo alto de los edificios que rodean su residencia, señala la misma fuente. El Gobierno yemení y los rebeldes chiíes de los hutíes acordaron este lunes un alto el fuego tras unos violentos choques que acabaron con, al menos, nueve muertos. "El presidente está en la residencia y se encuentra bien", ha asegurado un portavoz del Gobierno a Reuters.

El líder hutí lanza una advertencia

El Consejo de Seguridad de la ONU, reunido de urgencia, ha condenado los ataques en Yemen y ha defendido la legitimidad del presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi. El máximo órgano de decisión de Naciones Unidas, en una declaración pactada por sus quince miembros, expresa su "profunda preocupación" por el deterioro de la crisis en Yemen y subraya la importancia de que se apliquen totalmente los acuerdos de paz. Por su parte, el secretario general , Ban Ki-moon, ha pedido un cese inmediato de los combates y se ha declarado "gravemente preocupado" por el "deterioro" de la situación en el país.

Sin embargo, el líder de la milicia chií de Yemen, Abdel Malik al Huti, ha asegurado en un discurso televisado que su movimiento estaba dispuesto a enfrentar "cualquier medida" que pudiera tomar el Consejo de Seguridad de la ONU. "Yo le digo al Consejo de Seguridad de la ONU que estamos listos para hacer frente a consecuencias, sean cuales sean", ha señalado, según AFP.

Además, el líder del movimiento hutí"aconsejó" al presidente de Yemen, Abdo Rabu Mansur Hadi, que aplique el acuerdo de paz alcanzado en septiembre y le ha advertido de que velará por los intereses de los yemeníes porque sus aspiraciones "no tienen fronteras". En su intervención, que se ha prolongado durante una hora y quince minutos, ha exigido, además, la promoción de la participación de los hutíes en el proceso político "se enfade quién se enfade, de dentro o de fuera del país", e hizo hincapié en la necesidad de poner fin a la inseguridad y a "los peligros que amenazan" Yemen.

Meses de inestabilidad

El movimiento chií controla desde septiembre pasado la capital yemení y su provincia, así como otras seis regiones del país. Ante el incremento de la inestabilidad, el presidente yemení, Abdo Rabu Mansur Hadi, ordenó este domingo al Ejército proteger Saná. Esta decisión fue adoptada después de que los hutíes secuestraran el sábado al director de la oficina del presidente, Ahmed Auad Mubarak, y amenazaran con otras acciones similares.

El pacto alcanzado este septiembre con las autoridades estipulaba, aparte de la retirada de los milicianos hutíes de las ciudades, la presencia de este movimiento en todos los órganos del Estado, tanto civiles como militares. Por ello, en las últimas semanas, gente afín al movimiento ha sido nombrada en altos puestos, como es el caso del general Abdelrazeq al Maruni, designado jefe de las Fuerzas de Seguridad Especiales.

Aun así, Ansar Alá, con el joven Abdelmalek al Hutí a la cabeza, reclama que se paralice la elaboración de la nueva Constitución, una mayor participación en el poder, un pacto contra la corrupción y la aplicación de los acuerdos de septiembre de 2014. Los hutíes no solo no se han retirado de la capital, como exigían estos pactos, sino que han extendido su control a otras seis regiones del país.

Su expansión ha redoblado las tensiones con la organización terrorista Al Qaeda, muy presente en el sur del Yemen y con varias tribus de las zonas que dominan.

Los hutíes, el movimiento chií que desafía a Saná

También conocidos como Ansar Alá (Seguidores de Alá), los hutíes son fieles al clérigo Abdelmalek al Huti, sucesor del fundador del movimiento Husein Badrudin al Huti, padre de Abdelmalek y muerto en un enfrentamiento con el ejército en 2004. De confesión musulmana, son chiíes de la rama de los zaidíes, que representa entre el 30 y el 50 % de Yemen, el país más pobre de la península Arábiga. Su principal feudo es la provincia septentrional de Saada, que controlan desde 2010, aunque en los últimos meses han expandido su dominio a otras zonas del país, incluida la capital Saná.

El conflicto armado con el Gobierno central estalló a mediados de 2004, en unas revueltas que fueron sofocadas por el Ejército apoyado por las fuerzas armadas saudíes. En agosto de 2009, un nuevo brote de violencia enfrentó a las milicias hutíes y las fuerzas leales a Saná, que de nuevo solicitaron la ayuda de Riad para sofocar la rebelión que se prolongó hasta febrero de 2010.

Con el estallido de la Primavera Árabe en 2011, que forzó la renuncia del entonces presidente Ali Abdalá Saleh en favor de Hadi, los hutíes se unieron a las protestas con la esperanza de ver cumplidas sus reivindicaciones. Hadi se comprometió a elaborar una nueva Constitución y a convocar elecciones legislativas y presidenciales en 2014.

En el marco de su política de reconciliación convocó una Conferencia Nacional para el Diálogo que concluyó en enero de 2014, y en la que participaron distintas fuerzas que acordaron la creación de una federación compuesta por seis estados. Sin embargo, los hutíes, que solo aceptan un Estado de dos provincias, y otros grupos del sur del país denunciaron la ralentización de la aplicación del diálogo.