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Meriam Ibrahim, condenada a muerte por un "crimen" de amor y fe

  • La joven sudanesa, de 27 años y embarazada, está condenada a muerte
  • Sus delitos: "adulterio" y "apostasía" por casarse con un cristiano y convertirse
  • Estos "crímenes" están castigados con la flagelación y la horca

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Foto de la boda de Meriam Yehya Ibrahim
Foto de la boda de Meriam Yehya Ibrahim

Meriam Yehya Ibrahim tiene 27 años, está embarazada y, si el Gobierno sudanés no lo impide, morirá en la horca por casarse con un cristiano y convertirse al cristianismo.

La joven, que está a punto de dar a luz, fue declarada culpable de “adulterio” y “apostasía” por un tribunal de Jartum el 15 de mayo y está detenida con su hijo de 20 meses.

Meriam fue educada como cristiana ortodoxa, la religión de su madre, porque su padre, musulmán, la abandonó cuando tenía seis años. Durante su juicio se reiteró en su cristianismo y no quiso renunciar a su fe por lo que el tribunal la acusó y condenó por “apostasía”, un delito castigado co la pena de muerte.

Además, la justicia no reconoce su matrimonio con un hombre cristiano de Sudán del Sur.  Según la sharía (ley islámica) tal y como se aplica en Sudán, las mujeres musulmanas no pueden casarse con hombres no musulmanes. Dicho matrimonio se considera adúltero. Meriam, que denunciada por un familiar, ha sido castigada con 100 latigazos.

Interpretaciones arcaicas de la ley islámica

El suyo no es un caso aislado. En países como Sudán y Pakistán y, más recientemente Brunei, están deslizándose hacia interpretaciones cada vez más arcaicas y rigoristas de la ley islámica y aplicando leyes que socavan los derechos fundamentales de los seres humanos.

Amnistía Internacional considera que Meriam es una presa de conciencia, declarada culpable por sus creencias religiosas y su identidad, y debe ser liberada de inmediato. “La criminalización del adulterio viola los derechos a la libertad de expresión y de asociación, y su aplicación discrimina invariablemente a las mujeres”, asegura la organización.

La pena de flagelación y el uso de la pena de muerte “violan la prohibición absoluta de infligir tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes contenida en el derecho internacional de los derechos humanos”. Amnistía Internacional se opone al uso de ambos en todos los casos sin excepción. También se opone a que la “apostasía” sea considerada un crimen porque es incompatible con el derecho a la libertad de pensamiento, conciencia y religión.

La interpretación de la sharía que hace Sudán no sólo pone a este país en conflicto con el mundo moderno, lo pone en conflicto con los pensadores musulmanes progresistas que tratan de dejar de lado la idea de que los musulmanes que abandonen el Islam deben ser asesinados. Esta idea se halla en los textos de jurisprudencia medievales, que fueron escritos en momentos en que la fe religiosa y la lealtad política están indisolublemente ligados.

Campaña para detener su ejecución

El actual régimen en Sudán, que llegó al poder tras un golpe militar en 1989, ha usado sistemáticamente el Islam para silenciar a la disidencia interna.

La condena a muerte de Meriam ha despertado reacciones de en todo el mundo. A la campaña de Amnistía Internacional se ha sumado la plataforma Change.org, que ha recibido ya más de 125.000 firmas para pedir al gobierno sudanés la anulación de la ejecución.  Human Rights Watch u ONG regionales como el Centro Africano para Estudios de Justicia y Paz también tratan de detener la ejecución.

El Ministerio británico de Exteriores ha convocado este lunes al encargado de negocios de Sudán, Bukhari Afandi, para expresarle su “profunda preocupación” por la condena de la joven y urgirle a que solicitase a su Gobierno que haga todo lo posible por revertir la decisión del tribunal.  La ejecución está prevista para esta semana.