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Diez años sin Katharine Hepburn

  • La actriz más sofisticada del Hollywood clásico murió en 2003 con 96 años
  • Las múltiples aristas de sus personalidad siguen fascinando

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Diez años de la muerte de Katharine Hepburn

Vital, expansiva y enigmática. Diez años después de su muerte, Katharine Hepburn, la sofisticada actriz encarnación de la elegancia e independencia, sigue siendo objeto de fascinación y culto. El 29 de junio se cumplen 10 años de su fallecimiento a la edad de 96 años.

Niña rica de la costa este, lo más parecido a una aristócrata estadounidense, si algo común destacan sus allegados es la energía constante que desprendía. Superó el suicidio de su amado hermano en su infancia y su carrera estuvo a punto de quemarse a finales de los 30 cuando le colgaron el sambenito de “veneno para la taquilla”. Pero resistió y triunfó.

Nadie tiene más premios Oscar que ella y sus películas atraviesan toda la historia del sonoro. El número incesantes de biografías centradas en su figura recuerda que fue una personalidad de múltiples aristas exponenciadas por la fotogenia del arte cinematográfico.

¿Sentimentalmente independiente o masoquista?

Tres hombres marcaron su vida: el millionario Howard Hughes, el director John Ford y, sobre todo, el actor Spencer Tracy (un psicópata, un abusador y un borracho incurable, en palabras de Guillermo Cabrera Infante). Junto a su imagen de mujer independiente coexiste la de mujer sentimentalmente masoquista. Con Tracy, católico y casado, mantuvo una relación de larga duración, aunque al parecer ni siquiera dormían juntos cuando dormían juntos. Él lo hacía en una colchoneta en el suelo.

¿Humilde o vanidosa?

Despreciaba la pompa hollywoodiense. No acudió a recibir ninguno de los cuatro Oscar que ganó. Ni por Gloria de un día (1933), ni por Adivina quién viene a cenar esta noche (1967), ni por El león en invierno (1968), ni por El estanque dorado (1981), ni por ninguna de las ocho ocasiones más en las que fue nominada consideró oportuno asistir a la gala. Su única aparición se produjo en 1974 para entregar el premio honorífico a su amigo el productor Lawrence Weingarten.

¿Le daban exactamente igual los reconocimientos? Jane Fonda, compañera de reparto en El estanque dorado, tenía dos Oscars antes de la ceremonia de 1981, en la que estaba nominada junto a Hepburn, y hubiese empatado con ella en el caso de haber ganado. En una entrevista reciente, la hija de Henry Fonda reveló que no se llevaron bien durante el rodaje y que, tras la gala, Hepburn la llamó para decirle: “Ya nunca podrás cogerme”.

¿Hetero, homo o bi?

Su imagen y proyección pública siempre estuvo vinculada a los rumores nunca confirmados sobre su sexualidad. Aunque ella habló abiertamente de su amor con Specer Tracy, una biografía de 2009 aseguraba que la pareja una tapadera (y no solo para ella, sino también para el actor, que según el biógrafo, también era homosexual).

Su cercana relación con su asistente personal Phyllis Wilbourn durante 40 años alimenta la teoría. El año pasado, Scotty Bowers, gigoló bisexual del Hollywood clásico, publicó un libro de memorias en el que afirmaba haber arreglado más de 150 encuentros sexuales con mujeres para la actriz. Gore Vidal, poco antes de morir, afirmaba que el dato era cierto pues en 60 años jamás había pillado a Scotty en una sola mentira.

¿Técnica o natural?

En una de sus citas más célebres, la actriz relativizaba la importancia de su oficio como “un don menor” ya que, al fin y al cabo, “Shirley Temple podía hacerlo con cuatro años. Rodó nueve películas junto a Tracy y afirmaba que jamás practicaban o hablaban del trabajo en casa.

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Pero nadie consideraba a Hepburn una actriz instintiva. El director y productor Stanley Kramer declaraba que la actriz “trabajaba, trabajaba y trabajaba hasta que todos desfallecían”. Eso sí, solía escoger personajes que encajaran con su personalidad, algo que hay que agradecer: sus papeles inteligentes superaban la media del estereotipo de mujer enamorada que tanto abundaba en la meca del cine.