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María Kodama: "Jorge Luis Borges era aséptico y hedonista, yo también"

  • La viuda de Borges evocó la relación de Borges con los libros y las bibliotecas
  • Con una emotiva conferencia cerró el ciclo 'El libro como universo' de la Bibloteca Nacional

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MARÍA KODAMA PARTICIPA EN EL TRICENTENARIO DE LA BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA
María Kodama, viuda de Jorge Luis Borges, este jueves en la Biblioteca Nacional de España

El universo (que otros llaman la Biblioteca) se compone de un número indefinido, y tal vez infinito, de galerías hexagonales, con vastos pozos de ventilación en el medio, cercados por barandas bajísimas.

Jorge Luis Borges (La biblioteca de Babel)

En el día en que se cumplían 26 años del momento en el que Jorge Luis Borges, entró, como dicen los florentinos, "en el gran mar", su viuda María Kodama, cerró este jueves, el ciclo 'El libro como universo', organizado por la Biblioteca Nacional de España. En conversación con Sergio Vila-Sanjuán, coordinador del ciclo, Kodama analizó el papel de las bibliotecas en la obra y en la vida del escritor argentino.

La coautora con Borges de 'Atlas' dejó claro que, aunque costó cuadrar agendas para esta cita debido a sus frecuentes viajes, ella estaba en Madrid porque "cuando hay voluntad y amor" todo se puede. A ese amor le asignó rápidamente en su introducción, una destinataria: "España que siempre honró a Borges y me ha apoyado a mí en estos 26 difíciles años que me ha tocado vivir".

En cuanto a la coincidencia de fechas (de su conferencia con el 26 aniversario de la muerte del escritor), aseguró que Borges no creía en las "casualidades" y sí en las "causalidades" que "con delicados hilos tejen los encuentros".

Antes de la conferencia, en un encuentro con la prensa Kodama anunció que junto al libro de memorias que está elaborando junto a un escritor -cuyo nombre no desveló-, publicará también un libro con la conferencias de Borges.

Esas memorias, que aún no tienen fecha de publicación, no tratarán de hacer "un ajuste de cuentas" con sus detractores, sino simplemente "aclarar todo lo que la gente ha escrito e inventado sin preguntarme nada", puntualizó.

Se tratará, afirmó, de un libro en el que "todo va a estar documentado". María Kodama no entró a detallar cuales de esas críticas han sido las que más le han dolido, si bien ha precisado que estaba "muy decepcionada" y que llegó a tener una "gran depresión" por "todo lo inventado".

Bibliotecas en el recuerdo borgiano

Hilando ideas contenidas en diversos libros de Borges así como algunos versos del poeta (es recalcó lo quiso ser), Kodama construyó una conferencia emotiva, cercana que se centró en la relación del escritor con las bibliotecas, con los libros y en la idea recurrente en su obra del universo, la literatura o la biblioteca "como un gran laberinto".

La viuda de Jorge Luis Borges analizó Nacional cómo la biblioteca fue un tema recurrente en la obra de su marido, que la utilizó en el título y como tema central de uno de sus cuentos más famosos, La Biblioteca de Babel , y en incontables textos a lo largo de su vida.

Recordó algunas de las bibliotecas que jalonaron su existencia. La biblioteca de su abuela paterna Fanny o la de su padre "que no le abandonará jamás" y donde consultaba la enciclopedia británica. Como si contara un cuento, Kodama pidió al público que imaginara al escritor de niño, ya con problemas de visión, examinando y buscando con lupa el Minotauro. "Que ternura despierta esta imagen", concluyó.

Después recordó las bibliotecas públicas donde trabajó. Como la biblioteca de barrio Miguel Cané, donde no podía trabajar mucho catalogando para "no revelar la lentitud de sus compañeros" . Años más tarde escribiría que "ordenar una biblioteca es ejercer el arte de la crítica"

Y Kodama por supuesto evocó Biblioteca Nacional de Buenos Aires, construida en la antigua sede de la Lotería Nacional y en cuyo sótano, Borges se divertía "jugando a las escondidas".

Fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires en 1955 y permaneció en el cargo 18 años. Fue destituido por razones políticas, y dejó allí, antes de marcharse muchos de sus libros, como explicó este jueves su viuda, lo que explica la modestia, a partir de entonces de su propia biblioteca privada.

Esa biblioteca, la de su departamento, "no era en verdad una biblioteca muy literaria", explicó la viuda de Borges. Había en ella más libros de historia o geografía que novelas porque concluyó "si tienes imaginación no necesitas tanta literatura en tu biblioteca". En ella, nunca colocó, sin embargo, sus propias obras que no creía que estuvieran a la altura de las no muchas obras literarias que contenía como El Quijote.

Borges y los libros

Entre las influencias que recibió, Kodama destacó las lecturas que su abuela le hacía de la Biblia, aunque también "le gustaba mucho" Kipling, "El príncipe feliz" del dramaturgo irlandés Oscar Wilde o el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.

Entre los escritores españoles, según su viuda Borges admiraba la literatura de Francisco de Quevedo o "El Quijote" de Cervantes, del que tenía "varias ediciones" que "releía continuamente. También diversas traducciones de La Divina Comedia de Dante y obras de Alfonso Reyes.

"Se sentía orgulloso de los libros que había leído" recalcó Kodama, quien añadió que el literato solía insistir en que los libros no le eran más ajenos que sus propias manos. Y solía gustarle anotar con pluma y letra pequeña en "la portadilla y la parte de atrás" de los volúmenes, detalló también la escritora argentina.

En su disertación, Kodama también recordó algunos consejos que impartía Borges acerca de la lectura. Así solía decir que "debe suspenderse la lectura de un libro que no cause placer", que un libro nunca será el mismo si lo leemos en otro momento. Y como el poeta que era afirmaba que "la creación poética no es más que recuerdo y olvido de algo leído"

Leer a un Borges "aséptico y hedonista"

Llegó un momento en que los problemas de visión que le aquejaban desde la infancia, le dejaron prácticamente ciego. No quiso aprender Braille y recurría a lectores como su propia madre o los periodistas que venían a visitarle y a los que ponía inmediatamente a leer, la obra por él elegida.

Solía interrumpir la lectura frecuentemente, para añadir comentarios o remitir al lector al diccionario o otros autores que hubieran tratado el tema suscitado por algún pasaje. Así las sesiones de lectura podían alargarse hasta llenar toda una tarde.

Otras veces, duraban poco, se cansaba y decía "vamos al cine". "Era aséptico y hedonista como yo", concluyó María Kodama.

Al término de su conferencia, un oyente le preguntó a Maria Kodama si Borges se hubiera sentido cómodo en la era de internet. Su viuda dudó, recordando los errores vertidos en la red sobre su marido y recordó una anécdota. Ante el computador, un día, la azafata no podía imprimir sus billetes. "Disculpe, maestro, se caído el sistema", le dijo ella. "Señorita, el único sistema que no se cae nunca es un lápiz y un papel", replicó el autor de El Aleph.