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Supermartes, la madre de todas las primarias

  • La cita arrancó en 1988 para tratar de compensar la influencia de Iowa
  • El triunfo de Clinton en el Supermartes de 1992 asentó la cita
  • A partir del 2000 se convirtió en el momento decisivo para los candidatos
  • Clinton y Obama empataron en el mayor Supermartes de la historia

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El Supermartes de 1988: Victoria de Bush y división demócrata

Dispuestos a evitar a toda costa el desastre cosechado cuatro años antes por Walter Mondale ante Ronald Reagan, en 1988 un grupo de dirigentes sureños del Partido Demócrata decidieron unir las primarias de buena parte de los estados de la región para lograr que un dirigente moderado próximo a sus intereses fuese el elegido para enfrentarse con Geoge Bush padre.

Así, el 8 de marzo los estados de Texas Florida, Tennessee, Louisiana, Oklahoma, Misisipí, Kentucky, Alabama y Georgia eligieron entre los candidatos Dick Gerphardt, Jesse Jackson, Al Gore y Michael Dukakis.

Al día siguiente, el senador de Virginia Chuck Robb, uno de los ideólogos del Supermartes, explicaba en el programa NewsHour de la PBS cuál era el objetivo último de unir tantas primarias en una sola fecha.

"El Supermartes fue designado básicamente para nacionalizar el mensaje, para tratar de reducir la influencia del llamado 'Síndrome de Iowa'", señalaba el senador Chuck Robb en 1988 en referencia a la influencia creciente que tenían -y siguen teniendo- los pequeños estados que adelantan sus primarias para influir más en los candidatos.

Globalizar el mensaje

El concepto era sencillo: si los candidatos se presentaban en muchos estados a la vez que representaban intereses distintos tenían que dar mensajes para todo el mundo, que probarían si eran competitivos en las elecciones de noviembre.

Pero aunque los Supermartes son algo así como la antesala de la nominación en la convención demócrata o republicana, eso no siempre garantiza la nominación.

La prueba está en 1988, cuando el experimento les salió mal: la mitad de los estados sureños apoyaron a Gore -por aquel entonces congresista por Tennessee- y la otra mitad se inclinó por Jackson.

El resultado es que, indirectamente, el gran beneficiado fue Dukakis, entonces gobernador de Massachusetts, que era justo lo que no querían: un dirigente progresista del nordeste liberal, apoyado por las bases pero incapaz de ganar a nivel nacional, tal y como se comprobaría meses después.

Sin embargo, la idea quedó y se convirtió en el símbolo del proceso de elección interna en los dos grandes partidos, que a partir de entonces vió cómo cada vez más estados se sumaban a la gran cita, que eclipsaba al tradicional peso de pequeños estados primerizos como Iowa o New Hampshire.

El comienzo del mito: Clinton en el 92

De hecho, el experimento de los demócratas del sur obtuvo su mayor éxito cuatro años después, cuando un moderado gobernador de uno de sus estados, Arkansas, resultó elegido candidato tras ganar contra pronóstico en el Supermartes.

Era nada menos que Bill Clinton, que después de cosechar malos resultados en Iowa y New Hampshire por su supuesta aventura extramarital con Gennifer Flowers logró resucitar el 12 de marzo de 1992.

Bill Clinton da un paso de gigante para ganar la nominación del Partido Demócrata. Vence en los Estados del sur frente a su principal rival Paul Tsongas en las elecciones de 1992. Su estilo populista logra cosechar el masivo apoyo de las minorías: negros, ancianos, hispanos...

El renacer del que luegos sería presidente de Estados Unidos entre el 92 y el 2000 supuso el comienzo de la mitología del Supermartes: tras ganar esta cita y anotarse estados como Florida y Texas, Clinton logró imponerse en Nueva York, labrándose la imagen de candidato de consenso.

Esa etiqueta ya la tenía cuatro años después el líder de los republicanos en el Senado, Bob Dole, que se había presentado en 1988 contra George Bush padre y que venció con facilidad al magnate de la comunicación Steve Forbes y al predicador radical Pat Buchanan en los siete estados del Supermartes de 1996.

Con más del 50% de los votos y más de 300 delegados, el senador arrasa en el Supermartes de 1996, lo que reduce la división interna en el Partido Republicana.

Los 2000 y el poder decisivo del Supermartes

Para el comienzo del nuevo siglo, esta cita ya se había convertido en la prueba del algodón de cualquier candidato. Un total de 16 estados celebraron primarias en esa fecha en 2000, la mayor hasta entonces.

Gracias a esa concentración de citas, los claros favoritos en ambos partidos, el vicepresidente demócrata Al Gore y el gobernador de Texas George Bush hijo lograron sellar su nominación el 7 de marzo, haciendo que sus rivales, Bill Bradley y John McCain respectivamente, se retirarsen de la carrera poco después.

La suerte echada en las primarias tras el Supermartes. Al Gore afianza su candidatura mientras que George W. Bush consigue apoyo de la población latina.

Ante la importancia decisiva que iba adquiriendo el Supermartes, en 2004 varios estados adelantaron sus primarias y convirtieron el primer martes de febrero en un "mini" Supermartes, de forma que hubo dos citas importantes en la elección del candidato demócrata que se enfrentaría a George W. Bush.

Con todo, el Supermartes de marzo volvió a ser decisivo tras vencer en nueve de los diez estados en disputa el senador John Kerry, que cerró su candidatura por delante del que luego sería su compañero de 'ticket', John Edwards.

El senador Kerry gana en nueve de los diez estados de las primarias demócratas del Supermartes de 2004, entre ellos Nueva York y California. Su único rival, John Edawards, abandona la carrera electoral.

El 'tsunami' de primarias

Después de dos sonoros fracasos, los demócratas emprendieron en 2008 una de las elecciones primarias más apasionantes de la historia de Estados Unidos.

En un lado, como favorita, la exprimera dama y senadora por Nueva York, Hillary Clinton. En el otro, el senador por Illinois y hasta entonces casi desconocido Barack Obama.

Ambos se enfrentaron en el mayor Supermartes de la historia, que paradójicamente se celebró en febrero, donde 24 estados en liza supuestamente iban a definir al candidato demócrata a la Casa Blanca.

Al final, y fiel a su tradición, el Supermartes consiguió justo lo contrario: el empate posterior, cuando cada uno se llevó más de 800 delegados, extendió la carrera otros cuatro meses más, hasta que Clinton decidió retirarse agónicamente.

Mientras, en esa misma fecha el senador John McCain logró una victoria que le apuntaló como candidato republicano.

Sin embargo, el empate demócrata se convirtió en victoria, al monopolizar el debate durante meses, afianzando de forma decisiva al que sería el primer presidente afroamericano de la historia de EE.UU.

Clinton gana en los estados más importantes pero Obama en más estados en las primarias con más citas de la historia. McCain gana en la mayoría de los estados y logra una clara ventaja.