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La TTM: "La posibilidad de dejar de tartamudear es del 80% si se corrige a tiempo"

  • Cada 22 de octubre se celebra el Día Mundial de la Tartamudez
  • La Fundación Española (TTM) cree fundamental normalizarla y prevenirla
  • "Cómo te trate la gente tendrá una carga psicológica tremenda"

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Informe Semanal - El silencio de las palabras

La tartamudez es un problema que de prevenirse a tiempo puede llegar a corregirse totalmente en el 80% de los casos, según asegura la Fundación Española de Tartamudez (TTM). Pero ignorar esta disfunción, que se agrava a medida que el entorno social rechaza a las personas que la padecen, complica la situación hasta hacerla irreversible, según ha explicado el presidente de la TTM, Adolfo Sánchez, a RTVE.es.

“La tartamudez para el adulto que la tiene es tan bestia como un suicidio físico o social, es miedo a estar permanentemente examinado por el resto de personas. Es aguantar chistes, burlas y mofas los 365 días del año. Es sufrimiento en grado superlativo. Es, de alguna forma, morirse en vida. Es miedo a relacionarse”, describe Sánchez.

Por ello, desde la TTM consideran imprescindible normalizar esta "carácterística del ser humano", "que para nada es una enfermedad". Para ello piden al Estado que realice una campaña de divulgación que además transmita la importancia de la detección precoz. "Empezar a tratar a los niños entre los dos y los seis años es la única forma de triunfo", asegura Sánchez.

Discriminación social y laboral

"El 85% de las personas tartamudas está desempleada", ha explicado Sáchez a RTVE.es. Esta cifra es muy elevada, sobre todo teniendo en cuenta que las personas tartamudas no son discapacitadas. "No es una enfermedad y no lleva asociada ninguna anomalía de ningún tipo", matiza el presidente de la Fundación.

El 85% de las personas tartamudas está desempleada

De hecho, algunas de estas personas tienen un coeficiente intelectual por encima del general. Sánchez explica que el hemisferio izquierdo del cerebro, que es el que rige el habla del lenguaje, sufre un 'fallo' en las personas con tartamudez. Para contrarrestarlo, el hemisferio derecho "se desarrolla un 2% más", una cifra elevada teniendo en cuenta que el ser humano por lo general solo desarrolla un 10% de su cerebro.

Pero, a pesar de su inteligencia, simplemente hechos como que "en una entrevista personal tardas más en decir las cosas”, el acceso al trabajo es complicado para estas personas. “Tenemos una discriminación laboral casi total”, asegura el presidente de la Fundación.

Fíjate en lo que digo y no en cómo lo digo

Sánchez añade que hasta hace unos años "el mayor marginador era el Estado", puesto que no te permitía ser funcionario público siendo tartamudo. "Fíjate en lo que digo y no en cómo lo digo", defiende el presidente, que explica que "es tan natural ser tartamudo como ser calvo".

Debemos conseguir una campaña de divulgación con el objetivo de naturalizar la tartamudez: “Es tan natural ser tartamudo como ser calvo. Es una característica más del ser humano”. El rechazo, incomprensión y burla de la sociedad hacia estas personas les perjudica enormemente. "Cómo te trate la gente tendrá una carga psicológica tremenda", matiza.

El papel de los padres

La tartamudez no está incluida en la cartera sanitaria de la seguridad social, por lo que son los afectados los que tienen que costear cualquier tipo de tratamiento. “Los que tienen suerte de que les atiendan son enviados al área de salud mental de los hospitales, donde se tratan con tranquilizantes", algo que según Sánchez no soluciona el problema, puesto que la tartamudez no es ninguna enfermedad mental.

"Al niño hay que llevarlo a un logopeda", que debe enseñarle la mecánica del lenguaje, destaca el experto, que asegura que "es importantísimo y vital cómo actuen los padres", a los que es un psicólogo el que muestra cómo deben reaccionar.

No deben adelantarle las frases o exigirles que hablen bien

Los padres, para ayudar a los niños con tartamudez, "no deben adelantarle las frases o exigirles que hablen bien". Eso es “absolutamente negativo” y "machacan a los niños sin saberlo". “Deben darle un amor total y una comprensión total”, matiza el presidente. Debe ser un profesional quien enseñe al niño. Sus padres, “por el exceso de cariño que les tienen, no son los más adecuados para enseñarle”.

Adolfo Sánchez tiene cuatro hijos y el más pequeño, de 23 años, tartamudea. Él no tiene ningún problema psicológico y está acabando cuarto curso de Ingeniería de Caminos. "Mi hijo no tartamudeó nunca hasta los 10 años, cuando empezó sin más". Este es un ejemplo de que la detección precoz funciona. “Si no se ataja a tiempo, la vida se le complica”, asegura el presidente.

Existe una predisposición genética a tener tartamudez. "No se produce por un susto". Es cierto que además de este componente genético, influyen la presión social y el entorno.

Método Lidcombe

La TTM ha importado desde Australia un programa experimental, pionero en España, para la prevención de la tartamudez entre niños de dos a seis años. “Hemos impartido a 20 psicólogos y logopedas de toda España para que lo apliquen, porque es uno de los mejores métodos infantiles. En él, la familia tiene que involucrarse", ha explicado a RTVE.es Claudia Groesman, Secretaria General de la Fundación.

Si se les coge a tiempo, la posibilidad de dejar de tartamudear es del 80%. Con nueve o 10 años las posibilidad se reduce al 10%. Esto es porque “cuanto más mayor, más carga psicológica coges, la autoestima baja a pasos agigantados y se convierte en una pesadilla permanente, aclara por su parte el presidente.

Claudia, ha señalado que es importante evitar el “déjalo, ya se le pasará”, porque "el método temprano puede evitar a una persona el resto de su vida un sufrimiento brutal". Este método, denominado Lidcombe, es un tratamiento indirecto en el que se dice a los papás como actuar con los niños, sin interferir en el día a día del pequeño y teniendo en cuenta que cada caso y cada familia es diferente. "Durante estas edades el niño no es consciente de sus disfluencias y no ve correcciones, tan solo un juego”.

Las investigaciones realizadas hasta la fecha han demostrado que, después del tratamiento las disfluencias remiten o están presentes sólo en un grado muy leve, y que las relaciones padres-hijos son más extrovertidas ya que los niños hablan más después de este proceso. El método está muy difundido en Australia, Nueva Zelanda, Canadá y Reino Unido, teniendo más de 15 años de experiencia.