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La vida comenzó en un 'jardin azul'

  • La Biblioteca Verde dedica el programa a poetas simbolistas
  • 'La cancíón de Eva' de Fauré imagina el primer día del mundo en un jardín azul
  • La Biblioteca Verde: los miércoles, a las 23:00 en Radio Clásica-RNE

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“En la primera mañana del mundo, Eva, joven y divina, abrió sus vagos ojos y se despertó, en un mundo, que a sus pies se extendió como un hermoso sueño…”

Esa primera mañana del mundo –así descrita- es el punto de partida de La canción de Eva,  una serie de poemas que el escritor belga en lengua francesa, Charles Van Lerberghe (Gante, 1861-Bruselas, 1907), uno de los referentes principales del simbolismo, escribió en 1904.

La primera mañana del mundo

"La primera mañana del mundo, en la que como una flor confusa exhalada por la noche, un jardin azul luce en todo su esplendor". Así describe el poema ese paraíso terrenal donde añade “ todo se confunde y todo se mezcla, rumor de hojas, canto de los pájaros, rozar de alas, fuentes, voces de los aires, voces de las agua” y donde se escucha “un murmullo inmenso que sin embargo es silencio”.

Con esa serie de poemas, el compositor francés, Gabriel Fauré (1854-1924) construyó, entre 1906 y 1910, su ciclo de melodías titulado igualmente, La cancion de Eva. La canción de Eva 

se sitúa ya en la última etapa compositiva de Fauré, la que se ha llamado “su conquista de la gran forma”. Una etapa caracterizada por la economía de medios, la sobriedad y que mucho tiene que ver con el aislamiento del músico afectado por una sordera irreversible ya desde 1906.

Biblía, mitología y celebración de la vida

Este largo ciclo de diez melodías yuxtapone al tema mitológico (la creación del mundo y el personaje de la mujer) con la celebración del mundo, la vida y el amor. En este sentido, texto y música son profundamente simbolistas, ya que el tema no es ni siquiera la descripcion de un alma, ni la pintura de un ser vivo. Es una emoción, una emoción abstracta, pura, sin causas ni raíces; lo que el autor quiere fijar es su reacción sentimental frente a un espectáculo desconocido; el de un mundo que da sus primeros pasos.

Cada una de las melodías del ciclo (“Paraíso”, “Prima verba” “Como Dios resplandece”…) representa un momento del mundo, pero también la totalidad y el conjunto del mensaje poético.

Esta nueva forma de componer de Fauré podemos sentirla en el echo de que en el ciclo, los temas principales son sólo dos, expuestos por el piano. Fauré aisla el canto en una declamación flexible y regular que reduce el acompañamiento del piano.

La muerte, como aspiración

La cancion de Eva concluye con, “Oh! muerte, polvo de estrellas”, gravemente, como una aspiración al silencio de la muerte. Su texto dice dirigiéndose a la muerte: “Ven soplo sombrío en el que vacilo, como una llama embriagada de viento. En ti quiero extenderme, extinguirme y disolverme.”

Samain, simbolista de corta vida

La Biblioteca Verde recorre también, en esta entrega, melodías de Fauré basadas en otro poeta simbolista: Albert Samain. Samain murió consumido por la tuberculosis, con solo 42 años, en 1900.

Uno de esos poemas-melodía de Samain-Fauré, “Soir” (noche), lleno de referencias sonoras, parece enlazar con el principio de la La canción de Eva, casi proponiéndose como final de aquel viaje que empezaba en un jardín azul. "Ahora" dice " los jardines de la noche van a florecer. Hermana, ¿escuchas algo que muere?"

Musica y...en Radio Clásica

La Biblioteca Verde (Música y Literatura) se emite en Radio Clásica-RNE, los miércoles, en la franja de 23:00 a 00:00, dedicada a la relación de la música con otras artes (teatro, danza, artes plásticas, literatura y cine)

Jon Bandrés, es director-presentador de La Biblioteca Verde