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El director del geriátrico de Olot duda de la confesión del celador

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El geriátrico de Olot defiende la profesionalidad de los médicos que hicieron los certificados de defunción

El director de La Caritat de Olot (Girona), Joan Sala, ha asegurado que el centro no da credibilidad a las declaraciones del celador, Joan V. "ni en aquello en que le perjudican, ni en aquello en que le benefician", después de que confesara ante el juez haber matado a once ancianos.

Asimismo ha señalado que los certificados de defunción de todos los ancianos presuntamente asesinados "se hicieron correctamente", y que no duda de la profesionalidad de la doctora de la residencia ni de otros médicos que los extendieron.

En cuanto a la confesión de Vila, que señaló que acabó con la vida de los ancianos suministrándoles barbitúricos, insulina u obligándoles a beber líquidos corrosivos, el director ha reconocido que el acusado tenía acceso a los medicamentos porque "los auxiliares tienen que ayudar a las enfermeras en su suministro".

Además, ha indicado que "no detectamos ninguna anomalía en su comportamiento porque, si lo hubiéramos hecho, hubiéramos dado rápidamente la voz de alarma".

No obstante, el director del centro ha insistido en que "una persona que ha variado el contenido de sus declaraciones a medida que ha avanzado el proceso puede, hoy, una vez más, continuar mintiendo".

"Lo dejamos todo abierto, es posible que asuma más víctimas de las que realmente son o que todavía haya más", ha apuntado el abogado de La Caritat, Joan Cañada.

Responsabilidad Civil

Por otro lado, Sala ha apuntado que como institución "su deseo" sería el de poder ejercer la acusación contra el responsable de los hechos, pero que "la legalidad y la responsabilidad "les obligan a asumir la situación procesal de responsables civiles".

También han explicado que confían en que la póliza de la aseguradora sea suficiente para asumir las indemnizaciones del caso, y que si no lo son "se buscarán los recursos necesarios".

Vila comenzó a trabajar en "La Caritat" en diciembre de 2005 y desde entonces, y hasta que fue detenido, el pasado 18 de octubre, han muerto en la residencia 59 internos. De ellos, 27 fallecieron durante los turnos del celador, que sólo trabajaba los fines de semana y en días festivos.