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Otra forma de viajar: de sofá en sofá y de casa en casa por el mundo

  • Dormir en un sofá prestado o intercambiar tu casa es otra forma de viajar
  • Los viajeros Victoria, Miqui y Jesús nos relatan su experiencia
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De sofá en sofá

"Busco sofá en Paris para dormir el próximo fin de semana... ¿hay alguno libre?"

Así de fácil. A través de internet podemos viajar de sofá en sofá o de casa en casa. El 'Couch Surfing' y el intercambio de casa, dicen los que lo han probado que no sólo es una forma de viajar diferente, sobre todo es una experiencia única.

Jesús López, nos cuenta su experiencia en la casa en a que alojó en Francia, Victoria nos explica cómo funciona lo de dormir en un sofá prestado al otro lado del mundo y Miqui nos narra cómo consiguió viajar a la India y Japón "con cuatro duros".

Abrir la mente al 'Couch Surfing'

"Me voy a Estados Unidos dos semanas y voy a alojarme en casas de completos desconocidos".

Familia y amigos pensaban que me había vuelto loca y que no sabía lo que hacía ni lo que decía, al menos aquellos que no habían oído hablar nunca del Couch Surfing (o surfing de sofá).

Es una de las experiencias más recomendables que he vivido

La idea con la que partieron hace algunos años los creadores de esta organización sin ánimo de lucro, era crear una comunidad de trotamundos con ganas de conocer a gente y cuyo ideal de vacaciones no es un resort con todo incluido. Cada miembro de esta comunidad puede ser 'couch surfer' (surfero-viajero), 'host' (anfitrión), o ambos.

Recién llegada de mi viaje, puedo decir tranquilamente que es una de las experiencias más recomendables que he vivido.

Lo primero: entrar en www.couchsurfing.org. La página abruma un poco en el primer vistazo, pero es fundamental no desanimarse, comienza un proceso largo y, por qué no decirlo, algo tedioso para entender cómo funciona la web, cómo leer un perfil de usuario y, sobre todo, cómo rellenar el propio.

Miles de personas de todo el mundo ponen a disposición de todos los miembros un sofá, una cama, un colchón en el suelo, una habitación e incluso casas enteras a cambio de la compañía y el placer de conocer a gente nueva y, casi siempre, extranjera.

Es importante saber que no es en absoluto obligatorio ceder el sofá propio (porque no se tenga, porque no se pueda o, incluso, porque no se quiera) para poder 'surfear' por los sofás del mundo. De hecho, también se puede ser 'host' ofreciendo simplemente tu compañía a un 'couch surfer', enseñándole tu ciudad o compartiendo un café o una comida.

No es en absoluto obligatorio ceder el sofá propio

A mí no me costó mucho encontrar a alguien que me alojase cuatro días en San Francisco y a otro alguien que me abriera las puertas de su casa en Seattle. De hecho, la respuesta fue tan buena que en San Francisco quedé para comer un día con Joe, un 'host' que respondió a mi solicitud cuando ya había encontrado casa. Gracias a él conocí el barrio de Mission, una zona poco recomendable en principio para que la recorra una chica sola.

En San Francisco me alojó Serge, un californiano de adopción pero de origen griego-armenio que me abrió su casa y la de su perro, el adorable Marx. Me dio consejos para conocer mejor la ciudad, me presentó a sus amigos y salimos a tomar algo por la ciudad (algo que yo sola tampoco habría hecho) y me enseñó rincones gastronómicos que sólo alguien que vive en la ciudad conoce.

En Seattle fui a parar a casa de una verdadera familia. Una casa de locos en la que vivían Mary, Theresa, Eddy, Jordan y Scott. Como Serge, durante el día estaban bastante ocupados, así que yo hacía turismo por la ciudad contando con los consejos que me habían dado la noche anterior y, durante la tarde, nos reuníamos en casa para charlar o salir a tomar algo juntos.

No hay que plantearse esta experiencia como si de un hostal gratuito se tratara. La idea es que, en la medida de lo posible, compartas cosas con la gente que te aloja, colabores en casa... Yo, si sirve de idea, hice una cena un poco especial para todos... Me gusta cocinar, así que es una forma de dar algo de mí y mostrar mi agradecimiento al mismo tiempo, pero seguro que hay muchas más fórmulas.

Suena todo un poco raro: cruzas el mundo para encontrarte con completos desconocidos que podrían no gustarte, ser unos psicópatas, o las personas menos hospitalarias del mundo... Pero no es así. No es así en absoluto.

Es verdad que he conocido gente que ha tenido alguna mala experiencia porque no se ha llevado muy bien con quien le ha alojado, o porque hay quien utiliza esta red para ligar (algo que se puede denunciar a través de las referencias de la página web)... Pero la mayoría de las experiencias que he escuchado y desde luego la mía, desde el principio hasta el final, han sido maravillosas.

Como en mi propia casa

"Usamos el servicio por primera vez en el 2009. Lo hicimos a traves de www.Intercambiodecasas.com.

Miramos en varias paginas casas de alquiler y eran horrorosas la mayoría, sobre todo es España. Alguien nos dijo la existencia de sitios web para intercambio, miramos, y las casas son mucho mejores: son casa para vivir (especialmente las que no son segunda residencia).

Por el momento solo hemos tenido una experiencia, fuimos a Tours en Francia. Viajamos en familia, con bicis, botas de montar a caballo, equipo de picnic, tabla de surf, ... hasta que se llena el coche. Somos cuatro.

Es una experiencia muy buena. Lo mejor es que vives en una casa como la tuya, con todas las comodidades. Lo peor es que es dificil encontrar la otra parte del plan: normalmente es dificil ponerse de acuerdo en fechas (especialmente para intercambios simultáneos) y si vives en un sitio no muy turístico resultará dificil encontrar a alguien que quiera venir a tu casa.

El alojamiento te cuesta lo mismo que si te quedas en casa (de hecho en tu casa hay alguien, no esta cerrada). Si vas a un sitio remoto, al final el alojamiento no es la partida mas importante del viaje.

Esta opcion de viajar es para gente muy especial. No conozco mucha gente dispuesta a que otras personas usen su casa".

A la India o a Japón con "cuatro duros"

"Siempre viajo con cuatro duros, y no es de cara a la galería, es que por lo general no tengo mucho más.

Creo que uno tiene que saber dónde se tiene que gastar el dinero y dónde se lo tiene que ahorrar; cuando viajé a Japón dormí en albergues en todas las grandes ciudades (unos 20€ la noche), compartiendo habitación y comprando comida preparada en los supermercados de la zona.

Pero una noche, cuando estaba en el pueblecito de Koyashan, fui a dormir a un hotel que llevaban unos monjes budistas con un 'onsen' (aguas termales japonesas) propio y una cena de alta cocina vegetariana (unos 120 euros la noche).

En la India, bueno, la India está tirada de precio lo mires como lo mires, pero si te albergas en hostales de mochileros puedes dormir cómodamente por un precio ridículo (1,5 euros la noche).

Pero, por el contrario, con la comida no me la jugaba y prefería gastarme 6 € en un restaurante a comer en un puesto callejero y pasar en cama el resto del viaje.

Lo que quiero decir es: ¿Uno viaja al otro extremo del mundo para estar en un hotel de lujo e ir en taxi a todos lados?

La forma de transporte, las baratijas para los turistas, dónde duermas, dónde comas ... Si tienes claro el objetivo de tu viaje éste no tiene porqué ser un lujo si tú no quieres".