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La ventaja de andar sobre los talones

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Los seres humanos son de los pocos animales que andan posando primero los talones de sus pies, junto con los osos y otros primates.
Los seres humanos son de los pocos animales que andan posando primero los talones de sus pies, junto con los osos y otros primates.

¿Por qué los humanos andamos con el talón por delante? Es una forma de moverse que no nos proporciona velocidad, pero tampoco resistencia en la carrera. La biomecánica nos dice que para correr mucho y muy rápido hacen falta dos cosas: tener las patas largas y debajo del cuerpo.

Cuanto más largas son las patas mayor es el radio de giro y más se avanza con cada paso; cuanto más verticales estás colocadas menos energía hace falta para estar de pie. Por eso los animales más rápidos (los predadores y sus presas) comparten esas características: patas largas y proyectadas directamente hacia abajo del cuerpo. Piense en un caballo, o en un guepardo.

En ese sentido el cuerpo humano es un misterio biológico, porque aparentemente no es bueno para nada. Para gastar poca energía tenemos los pies debajo del cuerpo, sí, pero sólo dos; lo cual consume más energía que tener cuatro.

Todos los grandes velocistas del mundo animal corren de puntillas

Por eso los cuadrúpedos pueden dormir de pie, porque no necesitan moverse para guardar el equilibrio, mientras que nosotros incluso estando parados tenemos que mover ciertos músculos, o nos caemos. Y respecto a la velocidad, nuestras piernas son largas pero hemos evitado una adaptación que tienen todos los animales corredores:  mientras ellos corren con la punta de los dedos (para alargar la zancada), nosotros lo hacemos desde el talón.

Todos los grandes velocistas del mundo animal corren 'en puntas' para alargar el paso e ir más rápido, mientras que nosotros lo hacemos desde la parte trasera del pie.

¿Qué nos hizo abandonar el andar a cuatro patas?

Pero si no somos buenos ni en resistencia (porque no conservamos energía) ni en velocidad, ¿cómo sobrevivieron nuestros ancestros, que andaban como nosotros mucho antes de ser inteligentes? ¿Qué ventaja adaptativa tiene nuestra forma de andar que hizo a nuestros más antiguos antepasados abandonar los árboles y las cuatro patas?

Según un amplio estudio recién publicado en The Journal of Experimental Biology, el secreto está en la economía, pero no de la carrera, sino de la caminata. Nuestro extraño modo de andar está optimizado para andar mucho más que para alcanzar grandes velocidades o para la carrera corta. El tipo de movimiento en el que destaca nuestro aparato reproductor es la caminata: somos andarines de gran fondo.

Consuminos un 53% más de energía si no pisamos sobre el talón y más todavía si se corre de puntillas

Para llegar a esta conclusión los investigadores de la Universidad de Utah analizaron la eficacia de la carrera midiendo el consumo de oxígeno de varios atletas corriendo de tras formas: normalmente (con el talón primero), elevando el pie ligeramente y directamente sobre sus dedos. El consumo energético resultó ser un 53% más caro con el talón levantado, y mayor todavía cuando se corre 'de puntillas'.

Acto seguido los científicos estudiaron las señales eléctricas que indican actividad muscular en diferentes tipos de carrera y paso a distintas velocidades.

La conclusión es clara: nuestro paso es extremadamente eficaz en el uso de la energía cuando andamos. No somos monos corredores, sino monos caminantes.

No somos monos corredores, sino monos caminantes

Ya se conocía que un caminante gasta un 70% menos de energía que un corredor para cubrir la misma distancia, pero los resultados de esta investigación indican claramente que descendemos de grandes andarines.

De hecho en la evolución humana el bipedalismo es muy anterior al desarrollo de la inteligencia; el aparato locomotor de Australopithecus afarensis sólo se diferencia en detalles del nuestro, pero su cráneo es bastante similar al de un chimpancé.

O sea, que antes de ser listos ya éramos caminantes: nuestros antepasados evolucionaron para recorrer grandes distancias en terrenos relativamente abiertos de un modo energéticamente económico, probablemente para recolectar diversos tipos de alimentos vegetales y quizá carroña. No es de extrañar que el caminar sea una de las más saludables formas de hacer ejercicio que existen: literalmente estamos hechos para ello.