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Rupay: Un cómic en busca de la verdad

  • Narra los primeros años de la lucha armada en Perú (1980-84)
  • Casi 70.000 personas murieron en el conflicto
  • 3 de cada 4 víctimas fueron campesinos quechuablantes
  • "Rupay" es una palabra quechua que signifíca "El ardor, el fuego, el calor"

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Una de las numerosas matanzas que realizaron tanto el ejército peruano como Sendero Luminoso y que recoge esta novela gráfica. Las víctimas eran, casi siempre, campesinos quechuablantes.
Una de las numerosas matanzas que realizaron tanto el ejército peruano como Sendero Luminoso y que recoge esta novela gráfica. Las víctimas eran, casi siempre, campesinos quechuablantes.

"Quien olvida su historia está condenado a repetirla". Esa frase del poeta español Jorge Ruiz de Santayana, podía aplicarse a Rupay, un cómic que es un testimonio de la violencia política vivida en Perú entre 1980 y 1984.

Relata cómo la lucha del gobierno y el ejército peruano contra Sendero Luminoso dejó casi 70.000 víctimas. Un conflicto que enfrentó a los más pobres indígenas, campesinos, soldados y senderistas. 3 de cada 4 víctimas fueron campesinos quechuablantes.

Y todavía existen más de 4.000 fosas comunes clandestinas, sin abrir, por todo el país.

Este cómic intenta recuperar parte de la memoria popular de aquel momento trágico y bárbaro que los vencedores no han dejado de reescribir, porque "tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer"

"Rupay" es el ardor, el fuego, el calor

La palabra quechua Rupay, significa calor en varios sentidos, el del sol, el de un fuego... pero también el que emana de las heridas de un pueblo: el pueblo peruano, que es el gran protagonista de este cómic, ya que son víctimas de los abusos tanto de las fuerzas militares, con el consentimiento del gobierno, como de Sendero luminoso.

Rupay, publicado en España por la editorial La Oveja roja se centra en los primeros años de la lucha armada, desde el 17 de mayo de 1980, cuando el PCP Sendero Luminoso quemó las actas electorales en el pequeño pueblo de Chuschi. Su objetivo era encender la llama de la revolución, una «chispa en la pradera» que terminaría incendiando todo Perú.

Y relata con rigor otros acontecimientos como la matanza de Lucanamarca (el 3 de abril de 1983, cuando 69 campesinos entre los que había mujeres y niños, fueron asesinados por Sendero luminoso)

También recrea las masacres de los militares y el asesinato de ocho periodistas en Uccharacay (el 26 de enero de 1983) que fue investigado por una comisión encabezada por Mario Vargas Llosa y que todavía no se ha esclarecido.

Dibujos de las víctimas y un solo color: el rojo

Para narrar estas crudas historias los autores han elegido un estilo de dibujo naif, casi inocente, para mitigar los trágicos sucesos narrados.

En cuanto a los colores, han optado por el blanco y negro sólo salpicado por el rojo de la sangre y el de dos banderas, la peruana y la de la hoz y el martillo.

Y han dotado de verismo a las historias con dibujos de las propias víctimas, fotografías de medios de comunicación e incluso obras pictóricas de artístas reconocidos.

¿Qué sucedió realmente?

Esa es la pregunta de la que surge este cómic, es la que se plantearon sus autores, Luis Rossell, Alfredo Villar y Jesús Cossío.

Emplearon dos años en documentarse, estudiando el Informe de la Comisión de la Verdad y Reconciliación, considerado la versión oficial de los hechos.

Pero, sobre todo, hablaron con los supervivientes de las matanzas y estudiaron los informes de las organizaciones de derechos humanos y organizaciones no gubernamentales.

Y llegaron a la conclusión de que el régimen del expresidente Fernando Belaunde fue el que más violaciones a los derechos humanos cometió ya que dio carta blanca a las fuerzas armadas para violar y asesinar indiscriminadamente. Y algunos periódicos apoyaron la barbarie.

Sendero Luminoso también demostró su crueldad asesinando a miles de personas, según el cómic.

Una guerra fraticida y sin sentido

Eso es lo que se desprende tras leer este excelente cómic político, uno de los escasos ejemplos de este tipo que nos encontramos en Perú, y que reivindica la memoria de esos 70.000 peruanos asesinados y olvidados.

Y la impunidad de sus asesinos.

Por esos sus autores aseguran que su trabajo "no es una verdad absoluta", sino que lo único que quieren es que se esclarezca lo que ocurrió y se lleve a los culpables ante la justicia porque mientras tanto, "La herida de miles de peruanos, como nosotros, seguirá abierta y ardiente".

Este cómic intenta recuperar parte de la memoria popular de aquel momento trágico y bárbaro que los vencedores no han dejado de reescribir. Porque como dijera el filósofo de Las iluminaciones «tampoco los muertos estarán seguros ante el enemigo cuando éste venza. Y este enemigo no ha cesado de vencer»...