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Canadá entregaba detenidos a la policía afgana sabiendo que serían torturados

  • Lo afirma un alto cargo de Canadá destinado en Afganistán en 2006 y 2007
  • Señala que la mayoría de los detenidos eran inocentes ajenos a la insurgencia
  • "Fueron sometidos a descargas eléctricas y en algunos casos violados"
  • El diplomático dice que advirtió de la situación pero censuraron sus informes

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El máximo responsable diplomático de Canadá en Afganistán en el 2006 y 2007 ha desvelado que Ottawa entregó detenidos, en su mayoría inocentes, a las autoridades afganas a pesar de que sabían que iban a ser torturados.

Richard Colvin ha declarado ante un comité especial de la Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense que la Cruz Roja intentó advertir durante meses a las autoridades militares y civiles canadienses en Afganistán sobre el destino de los prisioneros pero Ottawa ignoró al organismo humanitario.

"Nadie llegó a contestar sus llamadas telefónicas" ha declarado Colvin.

El diplomático declaró que los soldados canadienses detuvieron a un gran número de afganos en esos años, en cantidades que excedían la de otros contingentes militares.

Lo más probable es que todos los afganos que entregamos fueron torturados

Según Colvin, Canadá arrestó seis veces más personas que las fuerzas británicas, a pesar de que el contingente militar británico era superior al canadiense, y 20 veces más que los holandeses.

"Lo más probable es que todos los afganos que entregamos fueron torturados" ha dicho Colvin, quien ha añadido que los detenidos fueron sometidos a descargas eléctricas y en algunos casos violados.

"De acuerdo con una fuente de autoridad, muchos de los afganos detenidos no tenían ninguna conexión con los insurgentes. Desde un punto de vista de inteligencia, tenían poco o ningún valor", ha agregado.

Muchos de los afganos detenidos no tenían ninguna conexión con los insurgentes

Colvin también ha acusado a sus superiores de intentar ocultar la situación cuando empezó a advertir al Ministerio de Asuntos Exteriores.

En abril del 2007, altos funcionarios del Gobierno canadiense le ordenaron que dejase de escribir informes y que se limitase a utilizar el teléfono.

Cuando en mayo de ese año Ottawa mandó un nuevo embajador a Kabul, los informes sobre los detenidos empezaron a ser censurados a la vez que en Canadá el Gobierno del primer ministro, Stephen Harper, negaba tener conocimiento de que las personas detenidas por sus soldados estaban siendo torturadas.

Colvin asegura que "a medida que aprendí más sobre las prácticas de detenciones, llegué a la conclusión de que eran contrarias a los valores de Canadá, a los intereses de Canadá, las políticas oficiales de Canadá y contrario a las leyes internacionales".

Según el diplomático, la entrega de prisioneros a sabiendas de que serían torturados es probablemente un crimen de guerra.