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Japón apunta a un seísmo político para afrontar sus incertidumbres

  • El opositor Partido Democrático podría lograr una victoria histórica este domingo
  • Las últimas encuestas le dan una mayoría de hasta dos tercios
  • Su líder ha presentado un ambicioso programa de ayudas sociales
  • De lo holgado de su mayoría dependerá que pueda llevarlas a cabo
  • Los jóvenes e Internet, los grandes ausentes de este proceso electoral

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El líder de la oposición, Yukio Hatoyama, durante n mitin en Tokio.
El líder de la oposición, Yukio Hatoyama, durante un mitin en Tokio.

Altavoz en mano, subidos en furgonetas electorales, los candidatos de los dos principales partidos japoneses apuran los últimos días de campaña conscientes de su destino: uno de ellos -actual primer ministro- resignado a que le ha tocado 'pagar el pato' de la censura a toda una clase política. El otro, virtual ganador según las encuestas, pensando más en su futuro gobierno y en los retos inmensos que tiene que afrontar.

Y es que Yukio Hatoyama, líder del eternamente opositor Partido Democrático de Japón (DPJ), podría lograr una mayoría de hasta dos tercios que terminase con los 54 años de dominio del histórico Partido Liberal Demócrata (LDP), según las últimas encuestas.

Esta circunstancia, unida al dominio que ya tiene en el Senado, daría a Hatoyama margen de maniobra para llevar a cabo las reformas que promete en su manifiesto electoral, pero en realidad sólo sería el primer paso para 'atacar' un sistema en decadencia desde los 90 y que hastía a los japoneses.

"Está por ver si supone un golpe definitivo al sistema o tan sólo al puñetazo al partido dominante, ya se puede interpretar claramente como un voto de castigo", subraya Oriol Farrés, responsable de estudios de Asia-Pacífico del Centro de Estudios Internacionales de Barcelona (CIDOB).

Vencer el 'triángulo de hierro'

Ese sistema se caracteriza por el llamado "triángulo de hierro",  formado por políticos, burócratas y grandes corporaciones empresariales y funcionó con éxito desde la II Guerra Mundial hasta finales de los 80, cuando el estallido de la burbuja inmobiliaria y los casos de corrupción empezaron a dejarlo en evidencia.

Según ese sistema, el 'Poder' marca las directrices y garantiza un nivel acomodado de vida al trabajador, que entrega todas sus fuerzas ahorrando e integrándose en el estilo de vida japonés.

Sin embargo, la década del los 90-la llamada década perdida de la economía japonesa- provocó que todos esos principios entrasen en decadencia, hasta el punto que el Partido Democrático logró unirse al resto de fuerzas políticas para desbancar a los liberales del poder en el 93... por un año.

"Ganar la confianza de los dos lados del triángulo que se mantienen fuera del proceso electoral sería clave para poner en marcha un programa propio, y para ello, es necesario un resultado holgado que hable de un cambio de fidelidades, y de la perdida definitiva de confianza en el LPD", señala Farrés.

Promesas electorales

Ese programa propio está recogido en un manifiesto electoral donde se apuntan medidas como ayudas de unos 200 euros al mes para las parejas que tengan hijos -la baja natalidad sigue siendo un problema endémico- o de 2.300 euros al año para estudiantes.

El problema, como subraya el actual primer ministro y perdedor 'in pectore', Taro Aso, es de dónde se va a sacar el dinero para eso en uno de los países más endeudados del planeta y con una población anciana que, poco a poco, se va haciendo dominante.

"Por cada cuatro trabajadores en activo ahora hay un pensionista. En 2040, un trabajador y medio tendrán que pagar la pensión de un trabajador", apunta Lluc López Vidal, politólogo de la Universidad Pompeu Fabra experto en Japón que se encuentra en estos momentos en el país.

No es país para jóvenes

La realidad que apunta López-Vidal tiene otra cara: ¿Cómo hacer que los jóvenes trabajadores cumplan su 'parte' del pacto si tienen la pesada carga de pagar las pensiones de la mayoría de la población y el desempleo no hace más que crecer?

Hatoyama propone subir el salario mínimo e intenta ganarse a este electorado, tradicionalmente reticente, con un estilo que quiere emular a Obama, aunque sólo hay que mirar a la Red para ver que nada más lejos de la realidad.

"Muchos que vienen a estudiar el sistema político japonés se quedan sorprendidos por su carácter rudimentario. El político subido a la camioneta con un altavoz en las estaciones es la forma tradicional que se utiliza, aunque al menos ahora 'cuelgan' los manifiestos por Internet", detalla López-Vidal.

El resultado es que apenas el 51% de los jóvenes va a ir votar este domingo, según las últimas encuestas, y supone ya un aumento del 5% respecto a las de 2005. En cambio, la población anciana está mucho más movilizada.

"Aún no he encontrado una persona con menos de 30 años que vote. Un joven es normal que no vote porque los partidos hasta ahora no tenían ni programa político, se servían de un sistema más clientelar", apunta el profesor español.

Mientras tanto, las furgonetas siguen recorriendo las calles con sus altavoces y la prensa prepara los titulares: 'Cambio histórico'.

Pero, ¿realmente será histórico? "Más que histórico, será enormemente simbólico", concluye Farrés.