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Los fenómenos climáticos extremos de 2017 causaron las mayores pérdidas económicas de la historia

  • Las pérdidas económicas vinculadas al clima ascendieron a 260.000 millones
  • Hubo efectos devastadores en desarrollo, seguridad alimentaria, salud y migraciones
  • La Organización Meteorológica Mundial confirma que 2017 fue el año más cálido

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Un embalse seco en Piketberg, al norte de la localidad sudafricana de Ciudad del Cabo
Inviernos más crudos, olas de calor extremo, ciclones más activos de lo habitual y largos períodos de sequía son algunas de las muestras de la aceleración del cambio climático.

Una temporada ciclónica muy activa en el Atlántico Norte, las grandes inundaciones causadas por los monzones en el subcontinente indio y continuas y fuertes sequías en zonas del África oriental contribuyeron a que 2017 se haya convertido en el año con mayores pérdidas económicas relacionadas con fenómenos meteorológicos y climáticos extremos.

Así lo asegura la Organización Meteorológica Mundial (OMM) -la agencia de la ONU especializada en el tiempo, el clima y el agua- en su "Declaración sobre el estado del clima mundial en 2017", hecho público este jueves en vísperas del Día Meteorológico Mundial, que se celebra este viernes 23 de marzo.

El informe, confeccionado por la OMM con aportaciones de los servicios meteorológicos nacionales y los asociados de las Naciones Unidas, destaca los "efectos devastadores" que las condiciones meteorológicas extremas causaron el año pasado en el desarrollo económico, la seguridad alimentaria, la salud y las migraciones.

Como ejemplo, la agencia cita que más de 892.000 personas emigraron de sus hogares por hechos relacionados con la sequía, según los datos registrados por el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU.

Más de 260.000 millones de euros de pérdidas

Así, la aseguradora Munic Re ha evaluado las pérdidas en 2017 por desastres provocados por fenómenos meteorológicos en 320.000 millones de dólares (unos 260.000 millones de euros), lo que supone la mayor cuantía anual jamás registrada.

La Declaración de la OMM confirma también que 2017 fue uno de los tres años más cálidos de los que se tienen datos y el más caluroso sin que haya existido influencia del fenómeno de El Niño.

El análisis examina otros indicadores a largo plazo del cambio climático, como las crecientes concentraciones de dióxido de carbono (CO2), el aumento del nivel del mar, la reducción de los hielos marinos, el calor oceánico y la acidificación del océano.

El año pasado se registraron temperaturas medias mundiales de 1,1ºC por encima de los niveles preindustriales. La temperatura media mundial del período comprendido entre 2013 y 2017 es la media quinquenal más elevada jamás registrada. Los nueve años más cálidos de la serie histórica se han dado a partir de 2005 y los cinco más cálidos de todos ellos a partir de 2010.

“En el comienzo de 2018 se mantiene la tendencia de 2017: las condiciones meteorológicas extremas continúan cobrándose vidas y destruyendo medios de subsistencia. En el Ártico se observaron temperaturas excepcionalmente altas, mientras que las zonas densamente pobladas del Hemisferio Norte se vieron afectadas por fríos de especial crudeza y tormentas de invierno devastadoras. Australia y Argentina padecieron olas de calor extremas, la sequía siguió azotando a Kenia y Somalia, y Ciudad del Cabo (Sudáfrica) se enfrentó a una gran escasez de agua”, ha resumido el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

Aumento del CO2 en la atmósfera

Taalas ha subrayado que las concentraciones de CO2 en la atmósfera han aumentado en el último cuarto de siglo de 360 partes por millón (ppm) a más de 400 ppm y ha añadido que “se mantendrán por encima de ese nivel durante varias generaciones, por lo que el planeta se enfrentará a un futuro más cálido y una mayor cantidad de fenómenos meteorológicos, climáticos e hidrológicos extremos”.

Las mediciones directas del CO2 atmosférico durante los últimos 800.000 años han indicado variaciones naturales de entre 180 y 280 ppm. “Esto demuestra que la concentración actual de CO2 de 400 ppm excede la variabilidad natural observada durante cientos de miles de años”, indica la Declaración.

La temporada de huracanes del Atlántico Norte, impulsada por las temperaturas cálidas de la superficie del mar, fue la más costosa de la historia de Estados Unidos y destruyó décadas de logros en materia de desarrollo en pequeñas islas del Caribe, como Dominica.

Según los cálculos de los centros nacionales de información ambiental, las pérdidas en Estados Unidos causadas por los huracanes Harvey, Irma y María ascendieron a 265.000 millones de dólares (unos 215.000 millones de euros).

El Banco Mundial indica que los daños y pérdidas totales ocasionados por el huracán que azotó Dominica alcanzan los 1.300 millones de dólares (1.060 millones de euros), el equivalente al 224% de su PIB.

Los países más vulnerables se ven especialmente afectados por los impactos climáticos, como recoge un estudio reciente del Fondo Monetario Internacional (FMI), que advierte de que un aumento de 1ºC en la temperatura global podría reducir considerablemente las tasas de crecimiento económico en muchos países de bajos ingresos.

Máximo de calor en los océanos

El riesgo general de contraer enfermedades relacionadas con el calor o de fallecer como consecuencia del calor ha aumentado de forma constante desde 1980 y actualmente cerca de un 30% de la población mundial vive en condiciones climáticas capaces de generar temperaturas potencialmente letales al menos 20 días al año, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se citan en el informe climático.

Por otro lado, la temperatura mundial en la superficie del mar estuvo el año pasado ligeramente por debajo de los niveles de 2015 y 2016, pero fue la tercera más cálida jamás registrada. Sin embargo, el contenido calorífico de los océanos -que es una medida del calor existente entre la superficie de los océanos y los 2.000 metros de profundidad- alcanzó en 2017 unos niveles máximos sin precedentes.

La declaración indica que la magnitud de casi todos los componentes específicos de la subida del nivel del mar se ha incrementado en los

últimos años, en particular por el deshielo del manto de hielo polar, principalmente en Groenlandia y, en menor medida, en la Antártida.

Además, por segundo año consecutivo, las temperaturas de la superficie del mar superiores a la media que se dieron en la costa oriental de Australia provocaron una significativa decoloración de los corales de la Gran Barrera de Coral.