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Una bolsa de ropa sucia siembra el pánico en Pekín

  • Los viandantes sospechaban que se trataba de una bomba
  • Una falsa alarma que ha desencadenado un gran despliegue policial

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Miembros de la brigada antiterrorista creada con motivo de los JJOO.
Miembros de la brigada antiterrorista creada con motivo de los JJOO.

Una inofensiva bolsa de ropa sucia abandonada junto a la Ciudad Prohibida pone en jaque a la policía china. Los ciudadanos alertaron a las autoridades ante la posibilidad  de que la bolsa contuviera una bomba. Las sospechas paralizaron una concurrida calle del centro histórico pequinés para neutralizar la falsa amenaza, según ha informado el diario South China Morning Post (SCMP).

El estado de tensión que vive Pekín a pocos días del comienzo de los Juegos Olímpicos y las altas recompensas (de hasta 73,140 dólares o 46.881 euros) que ofrece por pistas que conduzcan a complots terroristas, facilitaron un espectacular despliegue ordenado a raíz de una llama telefónica que alertaba de la presencia de una bolsa sospechosa en la calle de Donghuamen.

Alrededor de las 10 de la mañana hora local del martes, más de diez furgones policiales se presentaron cerca de la puerta este de la Ciudad Prohibida, acordonaron la zona y dieron paso a una unidad de su grupo de Armas y Tácticas Especiales (SWAT).

La presencia de una máquina para la detección de explosivos, junto a la parafernalia de los agentes SWAT, con sus cascos, ametralladoras y chalecos anti-balas, no pasaron desapercibidos a los ojos de unos viandantes contagiados por la tensión.

Falsa alarma

Finalmente, resultó que la bolsa abandonada sólo contenía ropa sucia, y aunque los testigos apuntaron en principio que el objeto había sido abandonada por turistas, la policía acabó por encontrar a su inofensivo dueño.

Según la policía pequinesa, la bolsa no contenía material peligroso alguno y todo se trató de una falsa alarma.

Pekín ha disparado sus medidas de seguridad cara a los Juegos Olímpicos que comienzan el próximo 8 de agosto, con el convencimiento de la existencia de complots terroristas por parte de grupos separatistas de Xinjiang, región autónoma noroccidental poblada por la etnia uigur, de religión musulmana.

Así, ha blindado el metro, la estación de ferrocarril y el aeropuerto, restringido la política de visados a extranjeros y desactivado supuestas células terroristas en operaciones que, según algunas organizaciones de derechos humanos, no son más que una cortina de humo para reprimir al pueblo uigur.