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El presidente estadounidense, Donald Trump, no solo mantiene que hay negociaciones comerciales con China, sino que Xi Jinping le llamó en persona. Unos contactos que vuelve a negar el Gobierno chino. En una entrevista con la revista Time asegura que el presidente chino le llamó y afirma que eso no es "un signo de debilidad".

Pese a la confusión, algunas empresas empiezan a mover ficha. Hoy se ha sabido que Apple quiere pasar del 'made in china' al 'made in India'. Según Financial Times, planea trasladar allí el ensamblaje de los Iphone que vende en Estados Unidos. La empresa no quiere vender cada móvil a más de 2.500 dólares y arriesgarse a perder su principal mercado.

Martín Piqueras, profesor del barcelonés OBS Business School y experto en estrategia digital en Gartner, explica que "es un cambio drástico, pero la India está preparada". Añade que para el país hindú es "técnicamente es posibles y económicamente también y tiene materiales con los que incrementar su participación en la fabricación".

Los portavoces del Gobierno chino callan, pero la prensa local asegura que el Gobierno estudia liberar de aranceles a productos procedentes de EE.UU. Bienes para los que sus industrias no encuentran sustitutos en otros países, como equipos médicos avanzados, productos químicos o aviones que alquilan las aerolíneas chinas. Además, promete ayudas a empresas y trabajadores afectados.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, espera llegar a un acuerdo con China y tener una cifra final de aranceles en dos o tres semanas. Todo apunta a que bajará esas tasas al gigante asiático, dando marcha atrás empujado por las bolsas estadounidenses.

La semana arrancaba con la bolsa en rojo. El principal índice de Wall Street había perdido más de un 10% desde que Trump ha vuelto a la Casa Blanca. Por otro lado, los comerciantes temían ver sus estanterías vacías por la guerra comercial. Finalmente Trump suavizó el tono.

Otra cosa que inquietaba a los mercados eran sus amenazas de despedir al presidente de la Reserva Federal. En solo 24 horas pasó de decir que sí puede echarlo de inmediato a que no tiene intención de despedirlo.

El pasado miércoles las bolsas subieron. Trump continua diciendo que todos los países quieren negociar con él, pero cerrar decenas de tratos comerciales en cuestión de días es algo que nunca se ha hecho.

Desde que lanzó su guerra comercial Trump insiste en que Xi Jinping lo llamará para negociar, pero esa llamada no llega.

En la guerra comercial y arancelaría declarada por Trump a China, el mandatario estadounidense ha tenido que dar marcha atrás con una serie de productos tecnológicos. Entre estos, móviles, ordenadores o discos duros. Este paso atrás se debe a que muchos de estos bienes, o sus componentes, se fabrican en China.

Uno de los ejemplos más destacados es Apple, que fabrica sus iPhone en este país. Este es uno de los productos estrella la empresa estadounidenses.

En China, según muchos consumidores, comprar productos o servicios estadounidenses es símbolo de estatus, ya sea un móvil o un café. Otra de las grandes empresas de EE.UU. que producen en China es Tesla, que fabrica ahí la mitad de sus coches.

Mientras, el gigante asiático se prepara para hacer frente a la guerra comercial. Este miércoles ha nombrado a un nuevo jefe negociador comercial, Li Chenggang. Este hasta ahora representaba a China en la Organización Mundial del Comercio.

José Antonio Gurpegui es director del Instituto Franklin de la Universidad de Alcalá y catedrático de Estudios Norteamericanos. En Las Mañanas de RNE ha asegurado que las relaciones entre Europa y Estados Unidos pasan por uno de sus peores momentos desde la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, el ministro de Economía se ha reunido con el secretario del Tesoro estadounidense, y aseguró que tuvo una conversación "franca y útil" con Scott Bessent. Al respecto, Gurpegui considera que las reuniones bilaterales tienen que llevarse a cabo, "pero la situación es tan delicada que las negociaciones no pueden hacerse solamente bilateralmente, sino entre la UE y Estados Unidos".

El mercado industrial ocupa el 10% de la masa laboral de Estados Unidos y, sin embargo, el presidente Trump ha impuesto altos aranceles a China. Esa "obsesión" tiene que ver, a juicio del catedrático de Estudios Norteamericanos, con que China es la gran nación manufacturera del mundo: "Toda esta guerra arancelaria que lleva a cabo con otras naciones tiene como objetivo final China. Veremos si le sale bien o mal. Muchos analistas dicen que es probable que estos aranceles queden en nada en medio o largo plazo", ha valorado y ha añadido que "el problema de Trump es el tiempo y China no tiene ese problema. Xi Jinping tiene todo el tiempo del mundo".

Asimismo, José Antonio Gurpegui ha valorado, como profesor visitante en Harvard durante dos años, la situación de la prestigiosa universidad con el presidente Donald Trump. "No creo que se deje amedrentar como si lo ha hecho Columbia y esa será una lucha importante", ha apuntado sobre el último movimiento de la Administración estadounidense, que ha congelado 2.200 millones de dólares en fondos federales para la Universidad de Harvard.

Washington y Pekín se adentran en una guerra abierta por la hegemonía mundial. Los aranceles impulsados por Trump empujan la rivalidad entre las dos potencias a un terreno desconocido.

Una lucha que amenaza el actual orden mundial. De un mundo globalizado e interconectado a otro fragmentado y partido en áreas de influencia que compiten salvajemente entre sí. Con una China en ascenso y un Estados Unidos en declive y repliegue en la esfera internacional. Un cambio de paradigma que conlleva grandes riesgos, `pero también oportunidades.

Ante la incertidumbre, los distintos Estados mueven ficha y se replantean sus alianzas, sus mercados... Nadie quiere salir perdiendo en este nuevo e imprevisible desorden mundial.

Foto: REUTERS/Kevin Lamarque

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha apostado por una "agenda positiva" y por mantener una "elevada interlocución política" con China, y ha asegurado que la política exterior de España "no va contra nadie" tras las críticas de Estados Unidos por su viaje al país asiático.

Así lo ha asegurado en una rueda de prensa tras reunirse con el presidente chino, Xi Jinping, en el marco de su viaje de esta semana a China y Vietnam. Sánchez ha destacado una interlocución con su homólogo que "permite seguir desarrollando una agenda positiva" entre ambos países "sobre la base del respeto y la confianza mutua".

China no tiene intención de negociar. Pekín ha aumentado sus aranceles a los productos estadounidenses al 125%. Dice que si hay nuevas subidas por parte de Trump, las va a ignorar. EE.UU. cerró ayer su impuesto a los productos chinos del 145%. El argumento de China es de peso: con esos aranceles, ningún producto estadounidense resulta atractivo al mercado chino.

Pedro Sánchez se ha reunido en Pekín con Xi Jinping para estrechar lazos, poniendo de manifiesto que el presidente español ve a China como un socio comercial de la Unión Europea en medio del terremoto desatado por Estados Unidos. Julio Ceballos, consultor de negocios en China, ha estado en Las Mañanas de RNE con Josep Cuní analizando la situación y opina que "en el actual contexto de tensiones comerciales globales, España puede jugar la carta de posicionarse como el interlocutor preferido de China ante la Unión Europea". El entrevistado prosigue, diciendo que hay que "aprovechar esta oportunidad de desempeñar un papel estratégico para fortalecernos, actuando como un puente entre Pekín y la Unión Europea sin desvincularse de la política común hacia el gigante asiático".

Al comparar la estrategia china con la estadounidense, Ceballos cree que el país asiático juega una partida muy diferente a la de Donald Trump: "China está jugando a largo plazo, con temple, con cálculo estratégico, y Trump, en cambio, va de farol en una partida de póker bastante cortoplacista que, me temo, no va a poder sostener", afirma. Además, el consultor no está seguro de que Estados Unidos vaya a penalizar a España por este motivo ya que "cualquier país que se tome en serio a sí mismo mejoraría sus relaciones bilaterales con la segunda potencia mundial", comenta.

Este viernes, el presidente de España, Pedro Sánchez, viaja a China. Acompañado por el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, y el de Agricultura, Luis Planas, el Jefe del Ejecutivo quiere reforzar los lazos económicos entre ambos países.

Las relaciones diplomáticas entre la República Popular China y España empezaron hace 52 años, cuando el régimen franquista reconoció al Gobierno chino. Desde entonces, todos los Gobiernos españoles, independientemente de su partido, han apostado por fomentar su relación con Pekín. A veces, incluso obviando cuestiones como los derechos humanos o el autoritarismo del Gobierno chino.

Esta es la tercera visita de Sánchez al gigante asiático en tres años, y, aunque ya estaba prevista desde 2024, la reunión llega en plena tensión por la guerra arancelaria desatada por el mandatario estadounidense, Donald Trump.