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El director del Instituto Universitario General Gutiérrez Melllado, Gustavo Palomares, ha analizado en el Canal 24 horas los resultados preliminares de la cumbre entre Donald Trump y Vladímir Putin en Alaska. Según el experto, ha sido un "éxito político y diplomático para ambos", reafirmando su poder frente a Ucrania y la Unión Europea. El dirigente ruso logra "ganar tiempo para asentar el control militar" y avanza hacia la apertura comercial con Estados Unidos, señala Palomares, quien recalca que una posible solución para Ucrania, sin contar ni con Kiev ni con la UE, sería el "germen para el conflicto europeo en el futuro".

Foto: Kremlin/dpa

Concluye la reunión de tres horas en Alaska entre el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente ruso, Vladimir Putin, sin acuerdos sobre la guerra en Ucrania, pero emplazándose a un segundo encuentro. El estadounidense la ha calificado de profunda y muy productiva, mientras Putin por su parte ha dicho que el encuentro se ha desarrollado en un ambiente constructivo y de mutuo respeto y ha asegurado estar sinceramente interesado en poner fin al conflicto con Ucrania. Desde allí nos lo cuenta nuestro enviado especial a la base Elmendorf-Richardson, Fran Sevilla.

La cumbre entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y ruso, Vladímir Putin, representa una victoria simbólica para el Kremlin, que busca rehabilitar la imagen internacional de su mandatario. Putin aspira a negociar una paz que consolide sus avances territoriales en Ucrania y, si no lo consigue, ganar tiempo para hacerlo por la vía militar. Su objetivo de fondo, sin embargo, es que EE.UU. reconozca a Rusia como una superpotencia con su propia zona de influencia.

Trump, por su parte, encara la reunión con motivaciones personales y políticas: cumplir su promesa electoral de acabar con la guerra y, sobre todo, alcanzar el Nobel de la Paz. Aunque Ucrania es el foco declarado, la cumbre puede ser el primer paso hacia un nuevo reparto de poder global —incluido el Ártico— entre EE.UU. y Rusia.

Foto: KEVIN LAMARQUE

El presidente estadounidense, Donald Trump, y ruso, Vladímir Putin, encaran en Alaska una cumbre con objetivos difusos y con Ucrania y la Unión Europea ausentes en la mesa de negociaciones. El mandatario republicano reconoce no saber qué definiría como un éxito, aunque espera lograr un alto el fuego y provocar una segunda reunión, esta vez con el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, presente. Si no hay avances, promete "consecuencias severas" para Rusia.

Putin, por su parte, ha llegado con propuestas claras: desde lograr un tratado nuclear hasta alcanzar acuerdos económicos con Estados Unidos. La reunión, que iba a ser un cara a cara íntimo, se ha transformado en un encuentro con asesores presentes. Mientras Trump confiesa que la guerra le ha generado beneficios a EE.UU., Zelenski exige no ser aislado de las decisiones clave.

El presidente ruso, Vladimir Putin, y el estadounidense, Donald Trump, se reúnen hoy en Alaska para negociar el final de la guerra en Ucrania. Una reunión por Ucrania sin Ucrania porque no va a estar el presidente Volodimir Zelenski ni tampoco ningún otro mandatario. Les contaremos que el lugar elegido para la reunión no ha sido al azar, y analizaremos también qué hay sobre el terreno para tratar de entender hacia dónde pueden ir las negociaciones.

Hace hoy cuatro años los talibanes tomaban el control de Kabul, la capital de Afganistán. Cuatro años en los que las mujeres y las niñas han perdido todos sus derechos. Hasta su voz está prohibida. Vamos a estar en Bolivia que este domingo celebra elecciones y hablaremos de un momento histórico que se produjo tal día como hoy, la rendición de Japón en la Segunda Guerra Mundial.

Cinco cara a cara entre Donald Trump y Vladímir Putin sin dejar grandes decisiones, pero desde el primero, en Hamburgo en 2017, quedó patente la especial sintonía entre ellos. Trump llevaba seis meses en la Casa Blanca y sus asesores y los servicios de inteligencia investigaban a Putin por supuesta injerencia en las presidenciales de 2016 para desprestigiar a Hillary Clinton.

Trump hizo caso omiso de su círculo más próximo y meses después en un Foro del Asia Pacífico en Vietnam siguió apoyando al presidente ruso. La bilateral de Helsinki de 2018 le valió numerosas críticas. La más fuerte llamaba a Trump "el caniche de Putin". Se reunieron a puerta cerrada, con la única compañía de los traductores, y en la comparecencia conjunta posterior, Trump dejó en evidencia al FBI y la CIA. Creía a Rusia cuando Putin decía que no habían intervenido. En 2018 iban a reunirse durante la cumbre del G20, pero se limitaron a mirarse. Trump canceló la bilateral por la captura rusa de un barco militar ucraniano.

Un exagerado apretón de manos es de la última reunión, en 2019, en Japón. No dejaron de bromear ante la prensa. Para muchos expertos, esa conexión se debe a que Trump admira a los tipos duros y autoritarios, porque se identifica con ellos.

Foto: ANATOLY MALTZEV

Centenares de personas han protestado a las puertas de la base militar de Fort Richardson, donde se encontrarán Donald Trump y Vladímir Putin. Una gran bandera ucraniana refleja el rechazo a la presencia del presidente ruso.

Antes de la llegada de los dos presidentes llegaban las delegaciones. Entre los primeros, el ministro de exteriores ruso, Sergei Lavrov, con fama de ser uno de los negociadores más duros de la diplomacia internacional. Alaska y la base Richardson tienen especial importancia porque el territorio fue ruso hasta 1867. De la reunión depende el futuro de la guerra de Ucrania, pero temas como los recursos del ártico y otros acuerdos comerciales podrían ponerse también sobre la mesa.

Foto: REUTERS/Nathaniel Wilder

Se cumplen cuatro años de la vuelta de los talibanes al poder en Afganistán. Un periodo en el que "el sistema jurídico y judicial (del país) ha experimentado una transformación profundamente preocupante, por no decir catastrófica", explica en Las Mañanas de RNE con Lara Hermoso Carlos de las Heras, portavoz de Amnistía Internacional España. Las condiciones de vida de la población, sobre todo de las mujeres y las niñas han empeorado: "Hoy día las mujeres en Afganistán no tienen ni justicia, ni verdad, ni reparación, ninguno de estos tres elementos [...] En estos cuatro años se han impuesto tantas restricciones, hasta más de 80, que limitan su vida, desde el sistema educativo o las posibilidades de trabajo. Estamos ante una de las peores crisis de los derechos contra las mujeres y contra las niñas en todo el mundo." De las Heras denuncia que también han aumentado en este tiempo las ejecuciones públicas para "infundir miedo" a la población. Por su parte, Agus Morales, periodista y director de la revista 5W, comenta que la crisis humanitaria que ya azotaba este Estado "ahora se ha profundizado muchísimo más" y critica el abandono de los países occidentales a la población afgana: "Recientemente más de dos millones de afganos han vuelto a Afganistán, sobre todo desde Irán y desde Pakistán [...] Hasta 10 días antes de que los talibanes volvieran al poder, aún había vuelos de deportación desde Europa a Afganistán. Es la historia de un abandono absoluto de la población afgana durante décadas".

La cumbre en Alaska favorece diplomáticamente al presidente ruso, Vladímir Putin. Como presunto criminal de guerra con una orden de arresto por la Corte Penal Internacional, carece de libertad de movimiento. Solo viaja a países aliados o que no reconozcan dicho organismo, como es el caso de Estados Unidos. La reunión en dicho territorio le permitirá hacer un viaje seguro cruzando desde Siberia el estrecho de Bering, una frontera helada entre ambos países, Rusia y EE.UU., comparten.

Además, ambos mandatarios se verán en una base militar estadounidense en Anchorage, clave durante la Guerra Fría por su proximidad para detectar vuelos soviéticos. La presencia de Putin en Alaska también implica un tanto simbólico que se apunta el presidente estadounidense, Donald Trump. El territorio fue la única colonia rusa de ultramar hasta que los zares la vendieron a Estados Unidos en el S.XIX.