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Después de casi cuatro años de la muerte del exfutbolista argentino Diego Armando Maradona, comienza el juicio oral contra los que en noviembre de 2021 estaban al frente de sus cuidados sanitarios. Hay ocho imputados por su fallecimiento por un presunto delito de homicidio simple cometido "mediante dolo eventual".

Durante el juicio se evaluarán las razones para el internamiento domiciliario que mantuvo al futbolista en su casa después de una intervención quirúrgica. Los fiscales consideran que los imputados no cumplieron con sus obligaciones de cuidados y sientan en el banquillo a Leopoldo Luque, neurocirujano; Agustina Cosachov, psiquiatra; Carlos Díaz, psiconalista; Nancy Forlini, doctora y coordinadora de la empresa de salud privada Swiss Medical; Mariano Perroni, coordinador de enfermeros de Medidom y los enfermeros Ricardo Almirón y Dahiana Madrid (Dahiana está en un proceso aparte) y Pedro Di Spagna, médico clínico.

La ley prevé una pena de entre ocho y 25 años de cárcel para el delito del que se les acusa y se espera que el juicio se alargue durante meses y que se escuche a unos 120 testigos.

Los tripulantes del regimiento 38 de misiles antiaéreos de Ucrania tienen la misión de vigilar y proteger los cielos del sureste del país. Intentan derribar cualquier vehículo aéreo ruso que aparezca: "Constantemente impedimos que el enemigo nos vea desde el cielo", explica el comandante, sobre el que cae todo el peso de diseñar la misión: elegir ruta, equipo y objetivos. "Muchas veces, de la velocidad de la toma de decisión depende la vida de los tripulantes". El operador del sistema de misiles nos cuenta que siempre es peligroso, ya que el enemigo puede detectarlos y "no perdona errores". Uno de esos errores permitió que un dron kamikaze ruso ZALA Lancet destruyera su vehículo de combate. "Yo no cuento todo en casa, quiero que duerman tranquilos", afirma el mecánico y conductor del regimiento. Tiene seis hijos y aún no le ha dicho a su mujer que en Mykolaiv cayó un misil a 10 metros de donde se encontraba. La guerra se ha vuelto más tecnológica ahora que hace tres años. "Tenemos objetivos que vuelan a 300 metros por segundo y, aún así, los derribamos". Informan Aurora Moreno y David Velasco, enviados especiales a Ucrania.

Al menos tres personas han muerto y otras 14 han resultado heridas este martes en los alrededores de Moscú en un ataque masivo ucraniano con drones. Las defensas antiaéreas rusas han derribado durante la noche 337 drones sobre el territorio del país, en el mayor ataque ucraniano desde el comienzo de la guerra.

El bombardeo masivo se ha producido tan solo horas antes de iniciarse la reunión que mantienen en la ciudad saudí de Yeda delegaciones de Ucrania y Estados Unidos, encabezadas por los respectivos responsables de Exteriores, Andrii Sybiha y Marco Rubio, para abordar las posibles negociaciones para un tratado de paz con Rusia.

Foto: Reuters/Colaborador

La llegada de Trump a la Casa Blanca ha supuesto el cierre de la frontera con México y de las vías para entrar legamente al país, bloqueando incluso las solicitudes de asilo. Miles de personas se han quedado atrapadas en una de las ciudades más peligrosas del mundo sin poder entrar a Estados Unidos ni regresar a sus países. Carla nos cuenta su historia en el refugio del Movimiento Juventud 2000 de Tijuana. Allí varias familias duermen en tiendas de campaña en una nave por cuyo tejado se cuela el aire. Es un espacio gestionado por Chema García Lara, quien nos dice que, pese a todo, acogen a muchas menos personas que hace un año. "Apenas 45", cuando han llegado a albergar a 180. Algunos de los migrantes que se quedaron a las puertas de los Estados Unidos han encontrado trabajo y se han "integrado en Tijuana", otros se han vuelto a sus lugares de origen y otros han intentado cruzar escalando el muro o, como dicen aquí, "por el hueco".

Hay una cuarta categoría: los que se han quedado "varados" en Tijuana porque no pueden volver a sus hogares, pero tampoco quieren establecerse en la ciudad ni entrar al país ilegalmente. Es el caso de Carla y el de Lisette, peruana a la que conocemos en Espacio Migrante, otro albergue de la zona a media capacidad. Lisette nos cuenta que en Perú tenían un negocio de comida rápida, que se fueron porque las mafias les extorsionaban y les "pedían piso" (el pago de sobornos)."No podemos regresar porque no pagamos", nos dice. Lisette viaja con su marido, venezolano, y sus dos hijas de 3 años y 11 meses. Tenían su cita con inmigración el 21 de enero, el 20 recibieron un correo informándoles de que había sido cancelada. "Fue un balde de agua fría" y ahora estamos aquí bloqueados", cuenta.

Un reportaje de María Carou, corresponsal de RNE en EE.UU.