Michiko e Ichiro tenían 6 y 8 años respectivamente cuando la bomba atómica arrasó Nagasaki el 9 de agosto de 1945. Ocho décadas después, aún reviven aquel horror con claridad. Michiko, quien estuvo a solo 3 km del hipocentro, recuerda el viento aterrador y la devastación; Ichiro, a 25 km, rememora cómo el cielo ardía en un tono rojo púrpura.
El hermano de Michiko, reclutado con 15 años, murió con heridas infestadas de larvas por falta de suministros médicos. Ambos supervivientes comparten su testimonio para que el mundo no olvide. "No sabemos qué país sufrirá el mismo destino", advierte Ichiro. Por eso, piden el fin urgente de la carrera nuclear, para que ningún niño más sufra lo que ellos vivieron.
Foto: ISSEI KATO